Editorial: Otra crisis universal, ahora en Venezuela
- La Juventud Diario
- 29 ene 2019
- 2 Min. de lectura
Esta vez, la nuevas disposiciones estratégicas del gobierno de Trump, han provocado una enorme tensión en la región, y su objetivo central es la caída del gobierno revolucionario bolivariano. El diseño del plan una vez más vuelve a repetirse sobre las zonas o países, que tengan los principales recursos energéticos, como se viene produciendo desde Afganistán, Irak, Libia y ahora se ha optado por Venezuela, buscando en todos estos países serios procesos de desestabilización violenta que trae consigo conflictos que están lejos de terminarse, cobrando millones de personas muertas y heridos, otros tantos millones de personas obligadas en el mejor de los casos, a dirigirse a otros país, cuando no han muerto en el intento. Esto ha sido una política deliberada del imperialismo, que resulta demasiado notoria y manifiesta para poder equivocarnos. El viejo paquete de la inflación galopante, la desocupación, la falta de medicina y alimentos se repiten en cada país como una noria que no ofrece salidas y provoca cada día que pasa desestabilización social alentada, provocando un enorme círculo que se estrecha contra los gobiernos con intenciones de independencia y mejoramiento social. Claro que el proceso Venezuela, al no estar en los manuales antiguos de la izquierda tradicional no sólo sorprendió a la oligarquía de este país, sino también a buena parte de la llamada izquierda tradicional, que en muchos casos ya había encontrado un lugar en las aspiraciones políticas liberales que el ofrecía la economía de mercado, o mejor dicho, el capitalismo a secas. En todos los procesos de cambio popular que necesariamente tienen en cuenta las condiciones específicas de cada país, el papel de la dirección del proceso es extremadamente importante, por ello es que la campaña de desprestigio, es una de las características mayores que han llevado adelante en cada país contra los dirigentes populares, buscando legitimar las acciones violentas contra ellos por parte del imperialismo. No debería sorprendernos sin embargo ello ha sido así, desde los tiempos ancestrales. Por parte de los pueblos si bien existe capacidad de lucha incesante, la manipulación mediatica de las clases dominantes, lleva más de una vez a ubicar los procesos en forma deliberadamente contraria a sus intereses. Lo único cierto es que aquello que se produce abriendo un camino de cambios sociales, empieza a entorpecerse en forma sistemática pues son las clases ricas y oligárquicas reaccionarias que intentan frenar la lucha de los trabajadores y los pobres largamente postergados. Nunca en América un país ha producido tanta participación social y política como Venezuela Bolivariana y nunca la oposición ha sido tan violenta y al mismo tiempo diezmada políticamente, lo que le ha hecho perder oportunidades históricas. Sin embargo el imperialismo y las clases altas saben lo que quieren, que seguido de un amplio coro de gobiernos fieles a la política norteamericana y de la OEA, llaman a la intervención y a un nuevo gobierno fiel a la política de sumisión a los instrumentos de Washington. Lo que si resulta claro, es que en la crisis existe una enorme pulseada en toda la región y también en el mundo.
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