Columna El tiempo del pueblo se aproxima lentamente…
- La Juventud Diario
- 29 ene 2019
- 3 Min. de lectura
“La Revolución. En un muro pintaron que era increíble porque era verdadera Mi madre me enseñó que empezaba en uno mismo Víctor Hugo escribió que era el tiempo de los salvajes de la civilización Y yo la espero como el que espera una tormenta en verano, La espero con sus relámpagos, con sus truenos y sus rayos, Y como no puedo hacer otra cosa aún, con la pluma barro las cruces de sal, Que los profetas del no se puede han puesto en el vergel…” Andrés Freire, invierno de enero del 2019.
Escribe: Prof. Andrés Freire
Como soy miembro de una “secta” de la izquierda a la que periódicamente se le señalan todos los males habidos y por haber, y uno puede ser acusado de cualquier cosa al mismo tiempo sin ton ni son, y así por ejemplo los que votan con la derecha tradicional las leyes de riego, PPP, usurpación, y juntos le dan la bienvenida a los marines, nos dicen que le hacemos el juego a la derecha, puedo escribir como uno de esos escritores malditos que anuncian la palabra profética que nadie quiere oír. Por casi toda América Latina se agita el fantasma del fascismo, por ahora fantasma. No, Bolsonaro no es fascista, pero sí un paso más en el proceso de fascistización siempre larvado que tuvo su gran empujón el día en que Rousseff nombró un ministro de Economía a gusto del mercado. Y en realidad antes, cuando cualquier atisbo de reforma estructural quedó en la nada: ¿y el anormal que escribe esta nota plantea o sugiere la posibilidad de un movimiento a nivel contrario? Sí, soy un anormal, he decidido hacer la diferencia aunque me cueste, romper la norma y cuestionarlo todo. ¿Acaso no estamos llamados a ser la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura? Así que sigamos: en el corazón del orden burgués está la semilla del fascismo. Es un germen que se desarrollará o no de acuerdo a determinadas condiciones económicas, sociales y políticas; y no es otra cosa que un régimen de excepción que corresponde a circunstancias particularísimas, el que consiste en básicamente en la dictadura terrorista del gran capital. El problema es que las mismas condiciones son las que determinan la posibilidad de lograr la mayoría social suficiente para imponer un cambio de base, porque la clave es por un lado la clase obrera -en nuestro país transformada en un persistente cadáver por ahora, porque siempre es por ahora-, y la pequeña burguesía que está entrando en estado de ebullición a la par que se agudiza la crisis de representación. Seamos claros, podrán seguir votando un tiempo más al progresismo, pero la pequeña burguesía capitalista ya no se siente representada por el Frente Amplio. Y aquí hablamos de todos los que no producen plusvalía pero sí trabajan en la reproducción de las condiciones sociales que la hacen posible, y la pequeña burguesía rural y del interior urbano tampoco. La composición de clase de diversos movimientos sociales lo demuestra; no, no está la ARU detrás de todo, el gran latifundio está muy contento con un progresismo mucho más inofensivo para sus intereses que el “comunismo chapa 15” de Luis Batlle. La crisis de un modelo económico y social agotado se traslada entonces al terreno de la política, el proceso es incipiente aún pero está en pleno desarrollo, la cuestión es hacia dónde se moverán los cada vez más afectados a medida que el sistema implote y explote a la vez. ¿Se radicalizarán hacia la izquierda o se radicalizarán hacia la derecha? Hay una última consideración para hacer: la crisis también es una crisis ideológica; en la ideología de la clase dominante, pero también en la nuestra, y éste es el momento de cuidar al máximo la pureza de nuestra doctrina, impidiendo toda contaminación ajena, propia de los elementos de la pequeña burguesía en descomposición que no tienen ideología propia sino que la elaboran con un recorte y pegue que puede ser siniestro. Veamos sólo un ejemplo: ahora se nos dice de un lado que el feminismo es un invento de Soros y que existe algo así como la ideología de género, como parte de un discurso que si seguimos rascando guarda similitudes terribles con cierta predica de los treinta del siglo XX; por otro lado sin embargo, se nos presenta un feminismo a la europea totalmente ajeno a las reivindicaciones de clase, que ignora el problema esencial del capitalismo. Entre esos dos puntos, ¿qué es lo que tiene Lenin por ejemplo para decir, acerca de la emancipación de la mujer? Somos Izquierda, Somos Patria.
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