Columna ¿Finlandia ya nombró gobernador?
- La Juventud Diario
- 27 ene 2019
- 2 Min. de lectura

Escribe: Prof. Andrés Freire
La verdad, en vista de que nuestro país se está transformando a pasos acelerados en una factoría neocolonial, con una multinacional depredadora de nuestros recursos naturales que pretende decirnos qué, para qué y cómo educar, con tren exclusivo, puertos y todo en zona franca, por lo que incluso no hemos de recibir las treinta monedas de plata sino menos, y las contarán no debajo de una higuera sino de una planta mucho más áspera y sedienta como el eucaliptus, o menos porque de eso se trata, menos incluso que el precio miserable de la necesidad, podríamos ahorrarnos el expediente y adoptar una solución como la que vamos a plantear. En vez de seguir alienando nuestra soberanía y de juguetear con la Constitución, bien los partidarios del “es lo que hay valor” y del “para atrás para atrás” podrían ponerse de acuerdo y proponernos un plebiscito para cambiar nuestra Constitución (tanto no les va a costar porque en el continuismo de la macroeconomía neoliberal ya lo están), y en lo esencial derogar todas esas normas que aún quedan referentes a la independencia nacional, el cuidado del medio ambiente y nuestra forma democrático republicana de gobierno, donde la soberanía reside no en los partidos o los representantes, sino en la Nación. Por supuesto que algunas fuerzas políticas como Unidad Popular que es la nuestra y otros partidos menores se opondrían, también ciudadanos independientes y otros que integran los partidos mayoritarios se opondrían, pero finalmente sería aprobada, y pasaríamos a ser un país moderno y civilizado, dejando de lado algunas cláusulas que datan desde 1830, y tendríamos una nueva forma de gobierno. Después de todo tendría sus ventajas; no habría ballotage, ni presidente, seguramente una Cámara entera por lo menos desaparecería, y la elección más reñida sería la de algún representante colonial en el Parlamento finlandés. No tendríamos que discutir ni la seguridad social, ni de reforma educativa, ni de nada de eso, porque todo vendría digitado de afuera; capaz incluso nos iría un poco mejor. Nos ahorraríamos el trámite de las audiencias públicas donde se presenta lo que ya está cocinado, recocinado y recalentado. También no habría que suspenderle la licencia a nadie para que apruebe nada de apuro. San Gregorio de Polanco perdería sus playas, pero los finlandeses podrían hacerlas de vuelta en Achar con tecnología de última generación, por lo menos una piscina gigante con mucha tecnología en cuatro dimensiones. ¿Se imagina usted el titular de los diarios el primero de marzo cada 5 años diciendo hoy asume xxx nuevo gobernador designado por Finlandia? Lo bueno es que al ir siguiendo este proceso uno entiende por qué un historiador tan conservador, mesurado y de lenguaje arcaizante como Pivel Devoto describió en su tiempo los infames tratados de 1851 con Brasil como “monstruosa alienación de nuestra soberanía”. Qué adjetivos podríamos agregar nosotros a las abominaciones actuales… Hoy como ayer Independencia y Socialismo. Somos Izquierda. Somos Patria.
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