Los compañeros en nuestra memoria
- La Juventud Diario
- 21 ene 2019
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GONZALEZ AYALA, Juan Carlos. Detenido 19/1/72. Es herido y detenido el 19 de enero de 1972, cuando se produce un encuentro en el que muere el cadete policial Heber Castiglioni y es herido y detenido González Ayala. Es torturado estando herido y luego de ser curado de las lesiones producidas por la tortura, es pasado a Juez, interviniendo el de Instrucción de 1º Turno.
RIVERO, Roberto. Muerte: 20/1/84- Suicidio. Detenido en enero de 1979 y condenado a 8 años, se suicida el 20/1/84 en el EMR 1. Tenía 33 años de edad en el momento de su muerte.
ARTURO RECALDE. Asesinado el 21-1-69 en Uruguay. Funcionario municipal asesinado en 18 de Julio y Cuareim el 21 de Enero de 1969 en el transcurso de una manifestación convocada por el Departamento de Trabajadores del Estado (DTE) de la CNT. Una tensa calma, provocada por el agotamiento de los contendientes, más que por la solución de los problemas, se había asentado en el país a partir del entierro de Susana Pintos y Hugo de los Santos, asesinados por las modernas escopetas "motineras" que Pacheco Areco había importado de los Estados Unidos y que ordenó se cargaran con las mortales "postas" de acero diseñadas para cazar jabalíes. Pero, el agotamiento no era, ni resignación de los trabajadores, ni solución a la brutal rebaja de su salario real. Cínicamente, desde su cargo de Vice Ministro en el cual concentraba todo el poder, el Dr. Forteza, Colorado de la 15, proclamaba "Las deudas viejas no se pagan y las nuevas se dejan envejecer". En seis meses de congelación de salarios y de aplicación de esta receta a los trabajadores públicos se les había robado un dineral y los primeros en romper el fuego fuimos los municipales protagonizando una bizarra pelea entre los coraceros que gasearon salvajemente una Playa Ramírez llena de familias y trabajadores que respondían con piedras, palos, huesos y todo lo que se pudiese arrojar. Eso fue un lunes en que el Congreso de Intendentes se reunía en el Parque Hotel. El miércoles de esa semana, 21 de Enero, convocada por el DTE, una inmensa multitud se congregó en el Ministerio de Hacienda para presionar en busca del pago de la deuda. Al Gobierno la pareció buena la ocasión para "darle un escarmiento a los revoltosos" y preparó un gran operativo represivo a la vez que levantó una poderosa campaña reclamando ''¡Orden!" La represión fue durísima pero los trabajadores resistieron a pie firme con lo cual se combatió desde las 11 de la mañana a casi las 3 de la tarde en un escenario que, teniendo por eje a 18 de Julio desde la Universidad a la Plaza Independencia, se ampliaba desde San José a Paysandú. En esas circunstancias un ciudadano de particular se puso a desarmar una barricada de bancos en la boca de la Plaza Cagancha y el compañero Recalde, pacífica y tranquilamente se dirigió a él para decirle que no hacía falta. Que ya la policía los había puesto contra el cordón. El "particular" que resultó ser el Coronel en situación de Retiro Camilo Rodríguez, en un evidente estado de descontrol, le descerrajó un balazo que lo atravesó desde la axila al otro costado provocándole la muerte instantánea. Tan descontrolado estaba el Coronel (R) que siguió disparando, primero contra un detective de particular que cayó con un roce en la muñeca y se hizo el muerto y luego, contra un fotógrafo que, desde la vereda de enfrente siguió disparando su cámara y logró las fotos que, en definitiva, resultaron en la condena del matador. Mucho hay que decir de este episodio en donde la muerte rondó sobre nuestras cabezas, pero, lo que se me ocurre más importante es que, en esa encrucijada un hombre honesto, pacífico y trabajador perdió la vida injustamente y otro hombre, entrenado para matar, mató ciegamente impulsado por quienes desde el Gobierno y desde los medios de difusión masiva, crearon ese clima de violencia. Hay paz en la tumba de Arturo Recalde a quien enterramos al otro día y seguimos luchando. ¡Ojalá! la haya para el matador que actuó como instrumento ciego de una violencia que desataron a sabiendas para defender sus intereses de rosqueros. ¡Ojalá!, en cambio, nunca haya paz, ni en la vida, ni en la muerte, para los rosqueros que precipitaron el ascenso incontrolable de una trágica espiral de violencia y le robaron el bienestar al país y a sus trabajadores.
EDUARDO PLATERO Publicado en el número 16 del mes de noviembre de 2006 de la revista Hervidero
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