Grandes problemas de raíz en Uruguay: “El programa de la UP es el único que ofrece soluciones reales
- La Juventud Diario
- 16 ene 2019
- 20 Min. de lectura

Entrevistado en Radio Centenario en los primeros días del año, el candidato a la vicepresidencia de la República por la Unidad Popular Gustavo López analizóla situación de los trabajadores uruguayos marcada por una recesión sostenida, con la pérdida de miles de puestos de trabajo, en una industria manufacturera en crisis y la que sobrevive está extranjerizada. Además recordó que “la última ronda de Consejos de Salarios del período, ha terminado con una formidable victoria de las patronales: han logrado imponer condiciones de ajuste, han logrado imponer convenios por debajo de la inflación, han logrado imponer la rebaja salarial, han institucionalizado el ajuste sobre los trabajadores”. También habló de la campaña electoral que se viene para este año 2019 que consideró que será “una campaña electoral donde tenemos que hacer 10 veces lo que hicimos antes, donde seamos capaces de convencer a cada compañero de que algo puede aportar”. En términos cuantitativos -indicó- “esta es la campaña en la que tenemos que llegar al Senado, esta es la campaña en la que tenemos que tener 3 ó 4 diputados, esta es la campaña donde la Unidad Popular tiene que crecer a escala de país en cada pueblo, en cada lugar”. Y “en términos cualitativos esta es la campaña donde la UP tiene que organizar pueblo para luchar, para votar por la UP naturalmente, porque ahí se refleja la experiencia unitaria más importante que ha construido la izquierda en este período histórico”, subrayó en la entrevista, de la que reproducimos un importante fragmento a continuación.
Realidad de los trabajadores
Para analizar esto en clave de análisis y colocar algún elemento de perspectiva yo diría que la situación general de la economía del país viene estando pautada por nubarrones de crisis, recesión sostenida en los sectores claves de la economía, pérdida de miles de puestos de trabajo en la industria manufacturera -es decir, la industria que agrega valor agregado a la materia prima-, por tanto pérdida de puestos de trabajo calificado; un proceso récord de cierre de pequeños establecimientos sobre todo en el sector agropecuario, miles de pequeños productores que abandonan el campo. La industria que incorpora cadena productiva -me refiero a la industria cárnica, a la industria del cuero, la industria vinculada al sector textil- está o en crisis, o lo que sobrevive absolutamente extranjerizada con mucha frecuencia. Nosotros hacemos referencia del proceso de extranjerización de la tierra que es un proceso muy preocupante, pero no así al proceso de extranjerización de la industria que es igualmente preocupante. No se sostiene la industria nacional cercada por la inversión extranjera, particularmente por las multinacionales, y cercada por una estructura tributaria marcadamente injusta, que compromete también el desarrollo de estos pequeños productores y pequeños comerciantes. Pero colocando la mirada en lo que nos interesa particularmente, en el mundo del trabajo, en los trabajadores, acaba de finalizar la última ronda de los Consejos de Salarios de este período, la más grande, la más abarcativa en cuanto a número de trabajadores que negociaron allí su salario y sus condiciones de trabajo. Y la verdad que esta ronda ha terminado con una formidable victoria de las patronales sobre el trabajo. Han logrado imponer condiciones de ajustes, han logrado imponer convenios salariales por debajo de la inflación. Es decir, han logrado imponer en los hechos a amplios sectores de la clase trabajadora una rebaja salarial, han descargado el peso del ajuste a partir también de los Consejos de Salarios, han institucionalizado el ajuste sobre los trabajadores. Días atrás, el contador Luis Freda -con una solvencia técnica que yo no poseo y con una capacidad de traslación didáctica extraordinaria- hizo un desarrollo que a mí me parece recomendable para la audiencia. Rubro por rubro Freda fue demostrando en qué condiciones negociaron los trabajadores y cuál fue el resultado de estos Consejos de Salarios. Salarios de 500 pesos en la mano, trabajadores calificados de industrias dinámicas en la vida del país. Ajustes salariales -insisto- por debajo de la inflación o en lindera de la inflación. Alguien puede decir que el contador Luis Freda es un técnico, un intelectual vinculado a la Unidad Popular, entonces por tanto también podría sugerirse que su orientación está en el sentido de validar nuestro punto de vista político. Ahora, veamos otras indicaciones. La Universidad Católica -organismo insospechado de cualquier relación con la Unidad Popular- en su informe de Relaciones Laborales publicado semanas atrás establece que en esta última ronda de Consejos de Salarios casi ningún grupo de actividad recibió aumento real de salario. Eso lo dice la Universidad Católica estudiando cada uno de los grupos que laudaron sus salarios, sus condiciones de trabajo, en la última ronda. Y concluye casi de forma lapidaria, que casi ningún sector de actividad va a tener recuperación económica en estos Consejos de Salarios. En este marco general, los sectores que hegemonizan la conducción del movimiento obrero -me refiero al Secretario Ejecutivo del Pit-Cnt sobre todo y a sus máximas figuras-, Fernando Pereira salió a decir días atrás en un medio masivo de comunicación que esta ronda de Consejos de Salarios supuso “un empate” para los trabajadores; cosa increíble porque no puede haber empate en las relaciones entre las clases y mucho menos entre el empleador y el empleado, entre asalariado y dueño del medio de producción. Además de eso, esto no ha sido ningún empate. Porque ese trabajador que gana 500 pesos por día y que terminó de brindar el 31 de diciembre con su familia y se enteró que el mes que viene iba a tener un tarifazo en las tarifas públicas y que iba a pagar lo mismo y en algunos casos más -porque el modo en que el gobierno calcula la inflación lo hemos conversado aquí, en múltiples de actividades no contempla con precisión qué significa la inflación para quien vive con un salario fijo-, que en realidad el grueso lo gasta en comida, en productos de higiene, etc., no tiene capacidad especulativa, no tiene capacidad de ahorro, no tiene capacidad de elegir dónde comprar. En general todo lo que hace se lo gasta comiendo, pagando los servicios, vistiéndose, resolviendo los problemas de la higiene personal y del hogar. Ahí se le va el grueso de su salario cuando le alcanza, en general termina el mes endeudado por la vía de la tarjeta, etc., a veces simplemente para hacer el surtido de la última semana. A esos sectores ahogados por esa inflación, esta ronda de Consejos de Salarios no sólo no supuso un empate, supuso como decíamos una derrota a manos de las patronales y el gobierno. Otro elemento a destacar que nos parece de todo punto de vista significativo, es la complicidad, la anuencia con que el gobierno permite que ciertos sectores de las patronales avancen sobre los trabajadores. Fijate que se estableció como criterio de negociación tres grandes grupos empresariales: los que estaban en problemas, los intermedios y los dinámicos. En el sector intermedio, es decir el que no es dinámico pero tampoco está en problemas, estaban los supermercados. Los supermercados que son las grandes superficies propiedad de cadenas transnacionales, de capitales multimillonarios en dólares que recorren el mundo. Esos sectores en Uruguay que además todo el mundo sabe el dinamismo, alcanza con pararse en la puerta para ver el volumen de dinero de mercancía etc., etc. que manejan a diario. Ese es el sector calificado como un sector intermedio; y se le hizo un conjunto de concesiones que determinaron que los trabajadores firmaran un convenio de salario por debajo de la inflación. Es decir que pierdan poder de compra, es decir que compren menos cosas con el mismo salario, es decir que sean más pobres mes a mes. Esa fue la conclusión para miles de trabajadores del supermercadismo. Capítulo aparte merecería de la parte que hicieron las direcciones sindicales o cómo participaron los trabajadores en ese proceso de negociación. Lo cierto es que ese sector del supermercadismo mantiene al trabajador en condiciones propias del siglo XIX, con salarios de infraconsumo y hambre, en niveles de explotación increíbles, extraordinarios, con la complicidad, la anuencia, la intolerancia del gobierno que una vez más juega a favor de los intereses del gran capital.
Carga tributaria
Para concluir este razonamiento. Un modo muy útil de entender a quién favorece en términos de clase la política económica de un gobierno es estudiar la política tributaria; es decir, a quién le cobra dinero y a quién no le cobra, de quién recauda y de quién deja de recaudar, a quién exonera y a quién grava. Este es un ejercicio muy elemental pero muy útil para entender a quién favorece. Si hacemos ese ejercicio, tomando los datos oficiales ¿qué vamos a concluir? Que 7 de cada 10 pesos que entra en este gobierno, al Estado, a este Estado entran por la vía de sacárselo de los bolsillos de los trabajadores. Cuando uno estudia la estructura tributaria se da cuenta de forma meridianamente clara a quién favorece y a quién perjudica la política económica del gobierno conducida por Astori y el equipo económico.
Inflación y tarifazo
Conviene recordar además que en el curso de todo este período de gobierno -antes también pero sobre todo en el último período gobierno- no hubo una sola estimación inflacionaria de Astori acertada. Todas fueron equivocadas. Parece sensato no creerle a quien se equivoca siempre. Astori se ha equivocado siempre en los cálculos inflacionarios y para fijar los salarios desindexados, es decir, fijamos el salario no acoplado al crecimiento inflacionario o en el mejor de los casos en la lindera, en el límite de la inflación. Ahora, para fijar los aumentos en las tarifas públicas, ahí sí establecemos el otro criterio. Es que acá hay un efecto cadena, aumentan las tarifas públicas y se da este efecto dominó cuyo drenaje llega hasta el puesto de verduras de la esquina. Es decir, aumentan el conjunto de cosas a partir de estos aumentos bases.
¿Qué hace el gobierno con esto?
Una forma encubierta es el ajuste fiscal. Es decir intenta, una vez más, bajar el déficit fiscal, a partir de descargar el peso sobre el conjunto de la población y particularmente sobre la población más vulnerable, la que viven los ingresos fijos. ¿Cómo fijan las tarifas? ¿Cómo debería un gobierno popular fijar las tarifas? En función del costo de producción, tanto me cuesta producir, tanto valen; sobre todo las tarifas públicas elementales, las que construyen derechos humanos el tener luz, agua, etc., saneamiento. No. Las fija con un criterio comercial, la fija con criterio de reducir el peso del déficit fiscal. Déficit fiscal que en esta discusión que muchas veces se da, no lo generan los trabajadores. Muchas veces uno escucha incluso a gente del campo popular decir que el Estado es muy caro, hay que bajar el costo del Estado… Claro, hay que bajar el costo del Estado sí, por ejemplo no pagando la Deuda Externa. Ahí es donde se va el grueso de la plata del Estado, no en otro lado; o dejando de exonerar al gran capital en cifras extraordinarias. ¿Las tarifas públicas qué significan para un trabajador? Significa una porción importante de su salario, que se va en mantener algo de lo cual no puede prescindir, porque de la luz no puede prescindir… si subió la carne el trabajador tratará de encontrar un corte más barato, podrá estirar el guiso, resolver. Lo que no puede resolver es vivir sin luz, sin agua, sin gas. Cuando se acaba la garrafa hay que pedirla inmediatamente, porque sino no cocinan para la familia.
Este ajuste es un mazazo para los salarios.
¿Y qué significan también las tarifas públicas y los servicios que el Estado genera en términos de debate económico clásico? Son un salario indirecto. Es decir, tú tienes tu salario que ganas por trabajar y luego tenés un salario indirecto que es el conjunto de servicios que el Estado te brinda, sobre todo los que te brinda sin pagar la salud, la educación, etc. Si yo empeoro la salud, la educación, reduzco el gasto social en estas áreas y al mismo tiempo aumento las tarifas, yo te estoy golpeando por dos lados; te estoy golpeando tu salario directo que aumenta por debajo de la inflación y te estoy golpeando tu salario indirecto en los servicios que el Estado te ofrece que son cada vez peor; esperás más para recibir un médico, en la educación tenés problemas, etc. Que además se supone que pagás los impuestos para recibir esos servicios, para el que Estado tenga dinero para costearlos. Sobre todo impuestos que son indiscriminados, porque paga más el trabajador. Porque el resto puede evadir de alguna manera; por ejemplo el IVA es un impuesto tremendamente injusto que lo paga todo el mundo igual, sobre todo los trabajadores cada vez que va al almacén. Luego en esto de la estructura tributaria y el modo que el Estado recauda dinero aparece también otro ejemplo, y es cómo en la batalla cultural cómo se ha instalado una lógica de resignación en ciertas cosas en buena parte de los trabajadores. Sube el boleto en cualquier lugar del mundo y hay una movilización popular, porque el boleto es un posibilitador no solamente porque sale más caro viajar en ómnibus, no, es un posibilitador de la vida social, el boleto para los sectores sociales es como el agua, uno va a trabajar, a estudiar, a atender su salud, para cualquier actividad de su vida social, lo que sea necesita transportarse, salir de su casa y tomar un ómnibus. Aquí sube el boleto a partir de explicaciones absurdas, porque baja el número de boletos vendidos, y baja por dos razones: porque hay un importante sector de la población que ya no puede tomar ómnibus porque está sin empleo, y otra porque hay un importante sector de la población que por la vía del crédito ha optado por el transporte particular, la motito, el auto chino, etc.; entre otras cosas por el carácter deficitario del transporte público. Acá pasa lo contrario de lo que pasa en algunos lugares de Europa que la gente deja el auto para tomarse el tren, porque es eficiente, porque es de calidad. Lo que pasa en Uruguay es que ninguno de nosotros dejaría la moto, el auto en su casa para tomarse un ómnibus si a las 10 de la noche no puede volver a su casa, si el transporte es una odisea, si tiene que viajar colgado, si además tiene que pagar 100 pesos para tomar dos ómnibus. El otro día lo explicaba con una increíble función didáctica Freda, cuando decía que el aumento de los sectores por ejemplo en el Consejo de Salarios de los metalúrgicos o de los frigoríficos es el equivalente a un par de boletos en el día; ese fue el aumento de salario que tuvieron. En los supermercados le ofrecieron un aumento de un dígito, le decían 5 pesos en la antigüedad, 10 pesos, sectores que para el gobierno son sectores intermedios, que están en dificultades, ¿qué queda para la vida de los trabajadores, cómo se ha bajado tanto el umbral de resistencia que la gente puede tolerar? Si uno busca -ahora que hay posibilidades de hacerlo por la vía informática- movilizaciones en la década del ’60, del ’70 va a ver decenas de miles de personas en la calle para que baje el boleto, por el boleto estudiantil. Acá hubo un plebiscito del vintén para que no subieran un vintén el boleto, ahora lo asumimos con tanta naturalidad. Yo creo que cuando uno analiza la subjetividad de los sectores populares, por decirlo de alguna manera, de la clase trabajadora en particular yo advierto lo siguiente: una clase trabajadora fragmentada organizativamente, es cierto que ha subido el número de la afiliación pero también es cierto que no hay una orientación general para la clase. Entonces fragmentada organizativamente, diezmada materialmente -la gente llega como puede a fin de mes, hace lo que puede para sobrevivir, se endeuda- y debilitada culturalmente. Eso también hay que decirlo. Está debilitada culturalmente, ya no se plantea un proyecto propio, ya a veces se encuentra con dificultades, se promueve una serie de valores y de cosas que yo creo que es un tema complicado pero que nosotros tenemos que abordar eso, cómo volver a levantar esa cultura del mundo del trabajo, una cultura propia. Mientras antes el sindicalismo era fuerte y te iba a buscar a la puerta de la fábrica para que pelearas, no para que esperaras y tuvieras paciencia. Ahora las nuevas generaciones tienen un movimiento sindical que nos hacen firmas por debajo de la inflación para que pierdan salario al mes siguiente y le dicen que avanzamos porque tenemos una cláusula que nos da beneficios en la óptica como que ese fuera el rol de los trabajadores. O se plantea una falsa dicotomía donde si querés conservar el trabajo no hables de salario, cuando trabajo y salario son un todo indivisible. Yo trabajo por mi salario.
La lucha popular
“La gente que solo tiene -como decía Tabaré Echeverry- dos manos y un corazón puede trabajar por lo que sea, hasta por especias” porque esas son las condiciones que tiene y en esas condiciones tiene que resolver su vida. Yo me acuerdo de un periodista del interior cuando discutíamos el Plan Nacional de Vivienda Popular, ¿cómo es eso que ustedes proponen que se pague el 10% del ingreso bruto, usted no me dijo recién que una cajera de un supermercado ganaba 16 mil pesos en la mano y entonces va a pagar 1.600 de cuota? Le dije que sí, que había hecho bien la cuenta el hombre. Y me dijo, eso es un absurdo, es muy poco. ¿Sabe por qué -le dije- a usted le parece muy poco 1.600 pesos? Porque usted nunca vivió con 16 mil pesos. Porque quien vive con 16 mil pesos sabe lo que significa 1.600 pesos en 16 mil pesos; es muchísimo dinero puesto en la olla, es muchísimo dinero puesto en la feria, puesto en la tienda de segunda mano donde va a comprar la ropa, es muchísimo dinero. Frente a esa realidad uno se puede sorprender cómo la gente trabaja en estas condiciones y cómo acepta; y es porque es lo que tiene. Porque en todo caso corresponde a las organizaciones populares, al movimiento sindical, a los partidos políticos de izquierda, generar las condiciones para que ese trabajador sea consciente que ese no es su destino. En todo caso su destino es emanciparse de esa realidad y construir una vida digna, una vida diferente donde el fruto del trabajo social vaya a parar al colectivo social y no a manos privadas. No decimos que el pasado era maravilloso, al contrario, el pasado fue de lucha, condiciones durísima para los trabajadores. También es cierto que el año que culminó mostró importantes niveles de lucha. Estamos discutiendo otra cosa, quién conduce, cuál es la orientación y luego cómo se siembra porque no cualquier semilla crece en cualquier tierra, tiene que haber condiciones concretas históricas y sociales determinas. Yo le decía el otro día a un compañero que las revoluciones no se hacen porque los revolucionarios las deseemos, sino ya hubiésemos superado el hambre y la injusticia en el mundo; se hacen a partir de condiciones históricas, sociales y de fuerzas sociales que intervienen sobre esa condición. Si yo formo al movimiento sindical en la perspectiva de la negociación eterna, si lo formo diciendo que si querés trabajo no pelees por salario, si lo formo diciendo que las tercerizaciones ya están, déjalas quietas ahí que por la misma tarea tenemos salario destino. Si lo formo para eso entonces yo estoy sembrando esto. Ahora, si yo formara a esos trabajadores diciéndole ustedes mueven el mundo, el mundo tiene que ser de nosotros, nosotros podemos prescindir de la inversión extranjera; sin vos el patrón no vive 5 minutos. Nosotros podríamos trabajar más, mejor y más felices en otra relación social que no sea la de la explotación, si yo formo en eso seguramente la cosecha sea distinta. Yo escuché el dolor en que algunos trabajadores del supermercado referían a ese proceso que lucharon, a veces con valentía trancaron los supermercados, hicieron cosas que nunca se habían hecho ¿para terminar en qué?, en un dirección que les hizo firmar un acuerdo vergonzoso. Alguien me dijo si no era así la derrota era mucho peor. Yo recordaba algo que dijo (Carlos) Marx en ocasión de la Comuna de Paris de la primera experiencia del gobierno obrero que duró 70 días que dijo: Es preferible una derrota con lucha que una claudicación sin lucha, porque enseña mucho más. Veámoslo en términos futboleros: lo peor que te puede pasar es retirarte de la cancha, es preferible perder 5 a 0 luchando, peleándola, diciendo yo jugué el partido, yo fui por lo mío, así juegue contra Messi. Hice todo lo que tenía que hacer, capaz que perdí 5 a 0 porque jugué mal, porque las condiciones no eran propicias, o mismo porque el rival era lo suficientemente fuerte como para no dejarme pasar de la mitad de la cancha ahora, yo no puedo claudicar sin luchar. Y acá se ha claudicado sin luchar. La complicidad del gobierno en esto es terrible. Permitir que estas cosas se den es terrible. Al mismo tiempo ahí está la contradicción, al mismo tiempo que se permite que las patronales hagan lo que quieran y avancen las patronales, impongan el ajuste a los trabajadores, descarguen el peso de la crisis sobre los trabajadores, echen miles de trabajadores de la industria; al mismo tiempo se protege, se mima, se les permite a la inversión extranjera que invierta lo que sea, se revisan las licitaciones, en fin, se le hace el tren desde la puerta de la fábrica a la puerta del barco cuando UPM lo quiere. Por suerte hay ya movimiento de resistencia popular para estas cosas.
Año electoral
No parece ser una campaña tranquila, por el contrario, parece la elección más compleja en los últimos 15 años, sobre todo a juzgar hoy por todos los sondeos de opinión todavía hay incertidumbre a quién pueda ganar. Parecería que la fuerza que hoy gobierna tiene serias posibilidades de perder, de no reeditar el cuarto gobierno. El partido que gobierna se muestra en una crisis inocultable, crisis interna en disputa por los lugares, multiplicidad de candidaturas, perfilismo de todo tipo, candidatos para los técnicos, candidatos para los trabajadores, candidatos para los financistas, un menú de oferta en procura de captar a un electorado descontento. Una oposición de derecha que ofrece más o peor de lo mismo, no hay por ahí ninguna alternativa. Y una Unidad Popular que está en el período electoral más importante en la vida de Unidad Popular. Si el primero nos permitió salvar la historia de la izquierda, su programa, su tradición; si el segundo nos permitió poner la voz del pueblo en el Parlamento; éste tercero nos tiene que permitir un avance increíble, increíble en términos cuantitativos y organizativos. En términos cuantitativos esta es la campaña en la que tenemos que llegar al Senado, esta es la campaña en la que tenemos que tener 3 ó 4 diputados, esta es la campaña donde la UP tiene que crecer a escala de país en cada pueblo, en cada lugar. En término cualitativos esta es la campaña donde la UP tiene que organizar pueblo para luchar, para votar por la UP naturalmente porque ahí se refleja la experiencia unitaria más importante que ha construido la izquierda en este período histórico. Esto puede parece rimbombante pero ésta es la verdad. En los últimos 10 años las experiencias unitarias de la izquierda uruguaya que se sostiene, que crece, que se consolida es la UP; con sus deficiencias, con sus limitaciones. Esta experiencia de agrupamiento de la izquierda que es la Unidad Popular se tiene que consolidar para crecer en el Parlamento, para organizar pueblo para luchar. Sobre todo eso. En ese sentido creo que lo que se haga este año en términos de campaña electoral es determinante. Yo no me imagino una campaña electoral parecida a la anterior, me imagino una campaña electoral donde tenemos que hacer 10 veces lo que hicimos antes. Me imagino una campaña electoral donde tenemos que ser capaces de convencer a cada compañero de que algo puede aportar. Una campaña electoral donde de la mañana a la noche los que estamos más involucrados en esto estemos mirando la realidad críticamente y diciendo ¿qué más podemos hacer para que crezca este proyecto? Me acuerdo cuando el 26 de Marzo hizo el año pasado una actividad que se denominó ‘el Zafarrancho’, alguien decía acá hacer algo más de lo que hacemos todos los días. Creo que esa es una orientación clara para la campaña de la UP, es decir, hacer algo más de lo que hacemos todos los días en procura del cumplimiento de este objetivo. Después creo que esta campaña nos va a colocar frente a una interpelación programática ¿Qué hay que decirle a la gente? Porque en última instancia uno le ofrece un programa a cambio de su voto. Hay que decirle a la gente que el programa del FA es el que conocés, el programa de los partidos tradicionales es el que conocés y el programa de la UP es a nuestro juicio el único programa que ofrece soluciones reales, concretas, posibles a los grandes problemas de raíz, a los problemas que siguen sin resolverse, a los problemas del trabajo, de la vivienda, de la relación del hombre con la tierra, a los problemas de la industria, a los problemas de la seguridad. Porque yo estoy advirtiendo que esta campaña va a ser una campaña poblada de demagogia. En los crecientes problemas de la violencia social, ahí lo vemos en tolerancia cero, firmas para la militarización, ese va a ser el discurso dominante de la campaña. Nosotros tenemos que tener una respuesta bien clara frente a esas cosas, nosotros tenemos que seguir insistiendo -aunque parezca descolgado porque así lo sentimos-: el único antídoto contra la violencia social es el binomio estudio-trabajo. Las dos cosas juntas. Estudio y trabajo, eso es lo que resuelve los problemas de la violencia y no hay un solo ejemplo a escala planetaria que se nos pueda exhibir; ni siquiera el de Giuliani en Nueva York que por la vía de la represión la violencia se resuelva. No. ¿Esto quiere decir que no hay que reprimir? No. Obviamente que hay que reprimir y a veces hay que reprimir severamente. El tema es qué reprimir, cómo reprimir y qué condición generar para que el delito no se reproduzca. En Uruguay desde 2015 a la fecha hay un solo caso, un solo procesamiento por lavado de activos, ¿quiere decir que en Uruguay no se lava plata? No. Quiere decir que no se procesa a los que lavan plata. Y sin embargo hay decenas de miles de procesamientos por rapiñas, por hurto, por delitos que cometen los pobres en un marco de descomposición general en donde hay zonas enteras del departamento de Montevideo en donde la ausencia de trabajo, en donde la ausencia de perspectivas de trabajo, culturales, la ausencia de vínculos familiares, en ausencia en organización popular lo que crece es el narcotráfico. Esto es cierto, pasa en los barrios, hay grupos organizados, hay gente que trabaja de eso. Ahí hay que combinar la represión naturalmente porque nosotros no estamos para decir la injusticia lo explica todo. No. Hay estructuras criminales que hay que desmantelar, y desmantelar severamente sin ningún tipo de miramiento. Ahora, si no cambiamos las condiciones materiales de asistencia desde la infancia… Uruguay tiene 840 mil niños, niñas y adolescentes, 137 mil niños de ellos están por debajo de la línea de pobreza. Estamos diciendo que si se generan las condiciones a partir de esta política económica para que haya 137 mil niños, niñas y adolescentes pobres por debajo de la línea de pobreza, se generan las condiciones para que ahí se cultive la violencia, el narcotráfico, otra forma de ganarse la vida que no sean las que habitualmente socialmente aceptamos. Ese es un problema de fondo. ¿Y cuáles son las sociedades más violentas? Son las sociedades más desiguales, siempre. Y América Latina es el continente más desigual del mundo. ¿Y lo vamos a arreglar Bolsonarizando la sociedad y diciendo lo que escuchamos el otro día en la asunción de este hombre que parece que viene a retroceder el reloj de la historia con un discurso teocrático, militarista, xenófobo, una cosa increíble? Hoy ese hombre está al frente de Brasil y Donald Trump le manda un Twitter diciendo: “EEUU está contento”. ¡Claro!, no va a estar contento si ha encontrado su aliado más fiel, más noble en la región.
Campaña de la Unidad Popular
¿Qué tipo de campaña se corresponde con nuestro programa y con nuestra concepción de la política? Porque nosotros hacemos la campaña que hacemos por los recursos que tenemos, pero también porque elegimos esta manera hacer la campaña. Podríamos elegir otras. Para ser más claros, algunos van a tener más votos en función de la cantidad de dinero que pongan en la campaña, otros vamos a tener más votos en relación a la cantidad de organización que pongamos en la campaña. Ese es el esquema, nosotros vamos a tener más éxito cuanto más información coloquemos al servicio de las ideas. Cuando decimos más organización no estamos diciendo que cada uno a partir de mañana tenga que hacer un acto en cada esquina arriba de un cajón. Estamos diciendo que lo que tenemos que hacer a partir de mañana o de hoy mismo es decir yo me quiero vincular a la Unidad Popular; yo no puedo ser un protagonista o simplemente un votante porque les asiste la razón, sino que tengo que jugar un papel en enamorar a otro con esta idea. Es decir, sumate con nosotros a esta perspectiva. Esto no es agitarnos entre nosotros, esto es reconocer una realidad: nosotros tenemos la necesidad de la gente y precisamos juntarnos con más gente porque los precisamos a todos, y los precisamos a todos para cumplir el objetivo que nos trazamos, que no es un objetivo fácil, pero es un objetivo posible en tanto este compromiso se establezca. ¿Qué compromiso le estamos pidiendo a los compañeros? El que cada uno esté dispuesto a dar. Partir de una premisa, discúlpenme el ejemplo, pero en la militancia, en la lucha organizada sucede como con el dulce de leche: después de la primera cucharada querés otra, otra y otra. Acá es más o menos así. El individuo que se vincule al modo que nosotros construimos la izquierda, que lo haga sanamente, que lo haga atrás de ideas justas, del cumplimiento de lo que nosotros planteamos seguramente comience arrimándose a una agrupación, militando en función de sus tardes libres. Y luego con el correr del tiempo él mismo se va a exigir más compromiso porque va a querer más, porque nos va a conocer más, porque se va a dar cuenta que él puede ser el trasformador de la vida, porque se va a dar cuenta también que la militancia no es una cuestión defensiva contra el sistema, es también un momento en donde nosotros prefiguramos los valores de la sociedad que queremos construir, también militando va a vivir mucho mejor. Sobre los compañeros que nos conocen o nos escuchan por el lugar de exposición en el que estamos, y reclaman el lugar que debemos ocupar cada uno de nosotros, quiero decir dos cosas. Nosotros no armamos las listas por mail, lo digo con todo corazón. Lo otro que quiero decir que confíen en lo organizado que vamos a encontrar el lugar para cada uno. Nosotros no somos una organización de hinchas, somos una organización que confía en lo organizado. Y si alguna desconfianza aparece vean la historia, si acá ha pasado con los compañeros que han estado hoy en el Parlamento, han tenido un desarrollo increíble, han hecho lo que tenían que hacer. Vamos por ahí, vamos a confiar en eso, vamos a desarrollar eso, ahí están los compañeros que hicieron lo que tenían que hacer y nosotros estamos en donde se entiende que debemos estar. Estamos locos de la vida dónde estamos y ojalá tengamos mayores condiciones para eso.
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