Columna Brexit
- La Juventud Diario
- 8 ene 2019
- 4 Min. de lectura

Por Darío Camilo Perdomo Responsable Político del 26M–UP en San José
Puede decirse que a nivel europeo los intentos por crear una integración económica y aduanera se concretaron recién en año 1957 con el tratado de Roma. Después de la Segunda Guerra Mundial y en plena Guerra Fría con la firma de este tratado que suscribieron Italia, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Alemania Occidental se da inicio a lo que el mundo conoció como Comunidad Económica Europea. Con el transcurso del tiempo se suman nuevos integrantes, en 1973 el Reino Unido de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca; en 1981 Grecia, en 1986 España y Portugal y en 1990 Alemania unificada. En 1992 con la firma de un tratado que pretende ser mucho más ambicioso como lo es el tratado de Maastrich, se estipula que los países miembros adopten una moneda en común, también una política exterior conjunta, además de contemplar aspectos referentes a la defensa del bloque de naciones. Por este tratado lo que en su génesis fue la CEE pasa a llamarse Unión Europea con una Comisión que era la encargada de formular y administrar las políticas comunitarias, con un Consejo de Ministros encargado de promulgar las leyes, un Parlamento Europeo que oficia como órgano consultivo y la Corte Europea de Justicia que es la encargada de interpretar y resolver disputas legales. Transcurrido el tiempo en la historia más cercana se suman Austria, Bulgaria, Chipre, Croacia, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, República Checa, Rumania y Suecia. Pero no es oro todo lo que reluce y aparecen algunos nubarrones de tormenta en el cielo europeo. Últimamente se ha escuchado y visto en toda la prensa la palabra “Brexit” que en realidad es un neologismo creado para referirse a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, es la síntesis de la unión de dos palabras inglesas, por un lado “Britain” que significa británico y “exit” que puede traducirse como salida. Promediando el año 2016 y activado por el primer ministro de la época David Cameron, miembro del partido conservador pero favorable a la permanencia de las islas dentro del acuerdo europeo se lleva a cabo un referendo en el cual gana el “Brexit”, o sea la salida de la UE, refrendado por el 52% de la ciudadanía. El primer resultado que arroja el mismo es obviamente la renuncia del primer ministro Cameron, el Reino Unido de Gran Bretaña que está compuesto por cuatro naciones, Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, es miembro pleno desde el 1 de enero de 1973, había negociado una cláusula de exclusión voluntaria a propósito del Euro (moneda común) por la cual no estaba obligada a su uso. La campaña del Brexit fue apoyada y argumentada por diferentes actores políticos y sociales quienes consideraban perjudicial y desventajosa la permanencia en la UE por las regulaciones impuestas en materia económica y por la falta de independencia en materia política, pero también estuvo el temor por el enorme flujo de inmigrantes que llegaban en busca de trabajo atraídos por el alto nivel de los ingresos y por acá hay un paralelismo con la línea de pensamiento de Trump y con algunas derechas latinoamericanas. Si bien no es el primer referendo que se realiza en las islas con respecto a este tema, el anterior fue en el año 1975 y en aquella oportunidad la ciudadanía decidió permanecer en la CEE, no obstante el escenario de 2016 es distinto, ya está planteada la agudización de la crisis económica, la agudización de la crisis con los refugiados y el gran aumento de inmigrantes que llegaban a las islas británicas de otras partes de Europa dieron los argumentos para que los partidarios del Brexit construyeran esa mayoría, que si bien se dice que no es vinculante ya que el Parlamento todavía tendría que derogar una serie de leyes, bloquearla o ir en contra del electorado supone un enorme costo político y además porque en definitiva el abandonar la UE también es un derecho de los Estados Miembros que está contemplado en el art. 50. Más allá de algunas consecuencias negativas que podrían formularse ante esta posibilidad como podría ser la eventual caída de la divisa británica o de los bonos y la posibilidad de un aumento de la tensión entre las naciones que votaron a favor de la permanencia como Escocia e Irlanda del Norte con quienes votaron en contra Inglaterra y Gales, en realidad para cuando se concrete el Brexit o la salida, el Reino Unido ya tiene planes para abrir nuevas bases militares en el sureste de Asia y en el Caribe según lo manifestado a The Telegraph por el Ministro de Defensa Gabin Williamson a fin de aumentar la presencia internacional y desempeñar “un papel más activo en el mundo”. Según este ministro se está en inmejorables condiciones desde que finalizó la II Guerra mundial y los EE.UU. asumieron el rol protagónico como primera potencia mundial capitalista. Este planteo británico abarca reforzar su papel en Chipre y Gibraltar en el mar Mediterráneo, Diego García, Singapur o Brunei, en el océano Índico, Monserrat o Guayana en el mar Caribe y no podemos olvidar que desde hace mucho tiempo esta gente está ocupando las Islas Malvinas en el Atlántico Sur. Tras el abandono de la UE previsto para fines de marzo en un escenario todavía complejo, podría decirse que el viejo imperio británico intenta sacudir la melena.
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