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El ganado ovino tiende a desaparecer ¿Será posible que también perdamos la oveja?

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 6 ene 2019
  • 6 Min. de lectura

La familia rural ha tenido en la oveja una fuente de proteínas de origen animal y buena parte de sus ingresos económicos.

El país, ha construido su economía y su cultura agropecuaria junto a la oveja. Hoy, a pesar de la caída del stock nacional, no hay rincón del país donde no se encuentren esquiladores, gente que sepa curar una bichera, desparasitar, manejar los distintos episodios de la producción ovina. Pero no hace mucho teníamos 26 millones de ovejas y hoy quedan menos de 6 millones. En los últimos 20 años el país perdió 20 millones de animales. De ser una referencia mundial, hoy, con menos de 6 millones de ovinos, con la industria textil destruida, la tendencia es a la desaparición de la oveja. El país y sus instituciones no supieron encontrar un camino para evitar esta crisis. Diego Riccetto, Presidente de la Asociación de Criadores de Texel del Uruguay, dijo a Radio Centenario y diario La Juventud que su compromiso es “luchar para recomponer el stock ovino” frente a “la tendencia de la oveja a desaparecer”. Consultado por el motivo de dicha desaparición, Riccetto dijo que “la razón fundamental hoy se dice que son los depredadores y el abigeato”, lo que reconoció que sí “son parte de ese desencanto del productor con la oveja”, pero en realidad considera que “el sector ovino no ha sido rodeado de todos los beneficios” necesarios y agregó que “hay un discurso negativo para la oveja a todo nivel”. Este discurso “que hay que revertir”, que pasa desde “el precio de la industria, que ahora a fin de año los frigoríficos no querían (corderos) mamones muy pesados para el consumo interno, y se quedaron un montón de corderos cruzas sin poder ser comercializados”, o que también “la industria dice que no tenemos volumen”. “Tendríamos que sentarnos en una mesa, como hace muchísimos años lo propusimos nosotros, y hablar las cosas por su nombre: podríamos llegar a ser Australia o Nueva Zelanda dentro de América, porque la cultura ovina la tenemos y todo lo que precisamos para poder producir de alta calidad”, dijo el dirigente de los criadores. Riccetto recordó que “En los años 2000 nos propusimos ser un país que produjera lanas finas y ultrafinas, y lo conseguimos”, y consideró que “el segundo camino ahora es producir carne con volumen, de mucha calidad, joven (cordero), y en ese camino tenemos que seguir transitando”. El dirigente de los criadores aseguró que en el Uruguay “no hay” un Programa Nacional de Cruzamiento “serio y sustentable”, sino que todo es “a esfuerzos individuales de las empresas privadas o de cada productor”, pero “sería muy bueno que se hiciera”, ya que un buen plan nacional de cruzamientos “podría darle mucha ganancia al productor”.

Lo que sigue es un documento de la Asociación que preside Riccetto, al que accedió La Juventud.

1) QUE SE DECLARE LA PRODUCCIÓN OVINA DE INTERÉS NACIONAL. *Se ha fomentado, sin éxito, ampliar la producción agropecuaria con diversas especies, desde ranas hasta nutrias, pasando por ñandúes o liebres. Mientras tanto, de un stock de 26 millones de ovinos, hemos ido perdiendo animales hasta alcanzar, hoy, a sólo 6 millones de cabezas. Esa pérdida se le atribuye al abigeato y al ataque de depredadores. No se puede negar que esos factores inciden en la disminución de las majadas, pero no le atribuimos el carácter protagónico que se le da. Mientras Australia demoró dos años en reaccionar al comprender que el negocio ovino había cambiado con el mejoramiento y uso extensivo de las fibras sintéticas. Entre 1987 y 1990 comenzó a producir carne de cordero mediante cruzamientos con razas carniceras. En Uruguay todavía no hemos resuelto ese dilema comercial, y con la pérdida de otras 200 mil reses en el último año, estamos todavía muy lejos de resolverlo a favor del productor ovejero, contribuyendo, aunque sea por omisión, al despoblamiento de la campaña, al no haber un rumbo comercial que lo incluya. El negocio ovino está en la producción de lanas finas y ultrafinas, y, corderos precoces. Eso es lo que pagan bien los mercados internacionales donde la carne ovina es apreciada. Uruguay hizo un enorme esfuerzo para abrir el mercado de Estados Unidos, que, a su vez, incide en las negociaciones de introducción en otros países de igual exigencia sanitaria y precios, pero no tomó medidas de fomento en paralelo a la apertura de esos mercados. Hay que actuar ya, con decisión, frenar la disminución de las majadas, y comenzar a ver señales de recuperación antes que se deteriore más la situación de los productores, y, en primer lugar, de los productores pequeños, que no ven soluciones reales, aumentando un problema social de varias consecuencias negativas.

2) QUE SE ESTABLEZCA UN PROGRAMA NACIONAL DE CRUZAMIENTO OVINO. * Es imprescindible utilizar el cruzamiento con razas carniceras para obtener corderos precoces, que en pocos meses estén en condiciones de llegar al peso de un animal adulto. * Que se puntúe y pague de forma diferenciada los animales remitidos a faena en caso de ser productos de cruzamientos con razas carniceras. * El cordero precoz ampliaría la oferta que nuestro país debe hacer a los mercados internacionales para cubrir la demanda mundial a lo largo de la mayor cantidad de meses del año. * El Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) tiene los recursos tecnológicos suficientes para orientar de forma coordinada con otras instituciones el proceso de reconversión del ovino.

3) ESTABLECER UN FONDO NACIONAL DE FOMENTO OVINO. * El empobrecimiento del productor nacional, y su prácticamente nula capacidad de ahorro, es un hecho. * El ciclo productivo de la oveja es corto, y esta ventaja favorecería el retorno de la inversión en un plazo relativamente breve. * Este Fondo se debería crear a partir de una visión económica de mediano plazo, partiendo de los propios fondos que genera la exportación de carne ovina, y que INAC percibe. Pero para detener la caída del stock y comenzar la recuperación, hasta una meta razonable de 12 millones de vientres, es imprescindible el aporte inicial del Estado, en el entorno de los 100 millones de dólares, que podría abarcar a unos 2000 productores. La amortización de los préstamos y el producto de la exportación que recauda INAC, harían posible la recuperación del dinero invertido para el comienzo del programa, y ayudarían tanto a mejorar el sistema como a incorporar nuevos productores. * Los préstamos que facilite el Fondo a los productores, deben contar con tres años de gracia, en el caso de compra de vientres, reproductores e instalaciones adecuadas. 4) MEDIDAS FINANCIERAS PARA LA ADECUACIÓN INDUSTRIAL CON DESTINO A LA FAENA OVINA * Las plantas de faena están orientadas a la faena de ganado bovino. Tanto para un uso más racional de las instalaciones, como para no producir retrasos en la zafra, es imprescindible readecuar parcialmente los establecimientos industriales, así como habilitar plantas de faena en otras ubicaciones del territorio nacional. Es imposible desarrollar la industria cárnica ovina sin el desarrollo paralelo del resto de la cadena, que le agregue valor, y contribuya a mantener la excelencia del producto. * Para competir con Oceanía se deben aplicar medidas de estímulo económico también a la industria. A partir de un mínimo histórico de faena, el incremento en kilos faenados y en volumen de exportación, la industria cárnica dedicada parcial o totalmente a ovinos, sólo liquidaría sus impuestos por debajo de la línea crítica previa a la aplicación de estas medidas de fomento.

SOCIEDAD DE CRIADORES TEXEL DEL URUGUAY para beneficio de nuestro país y, en particular, para los productores ovejeros. Es posible creer en la recuperación de la oveja, y volver a ser una referencia mundial, tanto en lana como en carne, bajo condiciones de producción más adecuadas. Nuestra competencia no está en una u otra raza. Nuestra competencia es Oceanía, que supo aprovechar el tiempo para solucionar la crisis que le impusieron las fibras sintéticas. Con el nuevo año queremos reafirmar ese mensaje de esperanza, pero en términos concretos no como una aspiración a que algo externo al esfuerzo de los uruguayos pueda producir el milagro. Bien sabemos los uruguayos ponernos de acuerdo y trabajar por el bien de todos cuando comprendemos la totalidad del problema y lo razonable de las soluciones propuestas. La SCTU ha hecho una cuantificación bastante aproximada de lo que implica el proyecto. No es el momento de dar cifras si no el de trabajar juntos para encontrar la solución más viable y de mayor impacto. La SCTU está convencida que está en condiciones de asumir un compromiso con los uruguayos para producir un excelente cordero, realmente capaz de competir por los mercados más exigentes. Juntos podemos volver a creer.


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