Editorial: Hablar con el pueblo es necesario siempre
- La Juventud Diario
- 5 ene 2019
- 2 Min. de lectura
En estos días son tan variadas y urgentes las necesidades que a veces resulta difícil para las personas, ubicar donde están los problemas mayores que originan la situación que padecen las clases más pobres, más cuando se instala en forma constante y manipulada por la clase dominante la desconfianza, la paralización y el miedo mediante las acciones de propaganda sicológica. Lo que resulta imprescindible a la hora de la lucha por los cambios sociales a favor de los trabajadores es el hombre como centro de la actividad productiva y social, que genera los bienes sociales y espirituales capaces de alcanzar su bienestar y felicidad. Por ello es que a cada paso del desarrollo de la producción capitalista se pretende presentar los cambios populares y la lucha por el socialismo como algo imposible de alcanzar, propia de seres irreales sin embargo hasta ahora nadie ha probado, en la práctica histórica ni en las ideas que ello no es posible. En los últimos tiempos la búsqueda constante de la desorganización popular como factor clave de la política de la conciliación entre intereses contrarios, lleva a que las políticas de organización social no superen los límites preestablecidos por el capital y sus leyes leoninas, que lo único que entienden e impulsan son salarios bajos y represión, así como de fuertes mordazas sociales. En los últimos años al igual que políticas anteriores los dirigentes del partido de gobierno han ido progresivamente perdiendo contacto con el pueblo, al tiempo que el movimiento obrero ha ido tras las políticas financieras, de rebaja salarial, de achique del estado y de pérdida constante de las condiciones de existencia en que vive el pueblo oriental. La prédica constante sobre la seguridad que el resultado de la política macroeconómica y el miedo que produce en la sociedad promoviendo conductas irracionales, en nuevas escalas de violencia, lleva a reaparecer nuevamente a las bestias en una espiral sin fin de la violencia. En la etapa actual se necesita más que nunca el marchar directamente, hacia el centro de los problemas que nos perjudican y que progresivamente, desintegran la sociedad en su base industrial y productiva retrotrayéndonos a niveles de mayor retraso e involución. En tiempos de definiciones electorales, no es una novedad que aparecen las apuestas “removedoras” que quieren cambiar la presentación del producto electoral, con sólidas bases económicas la mayoría de ellas multimillonarias, de la mano de empresas nacionales o monopolios extranjeros. En momentos que nuevamente se pretenden apoderar del país, la patria debe levantarse, y cerrar filas en torno a una verdadera propuesta artiguista y popular, que pretenda llevar adelante las grandes tareas inconclusas en nuestra época. Cuando el gobierno y sus partidos dejan casi aturdidos y desorientados a miles de orientales honestos que creyeron en él y que año a año les paga con más tarifazos, inseguridad, rebaja de salarios y de jubilaciones, es tiempo de actuar sin demoras, antes que sea demasiado tarde. La izquierda, entonces debe seguir existiendo, pues la que ha hecho otra cosa se extingue en el mejor de los casos, y se produce una extendida desintegración política. La Unidad Popular sigue en escena y tendrá un protagonismo creciente.
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