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Frente a la presencia de tropas Yanquis en Uruguay LENIN, EL IMPERIALISMO Y NUESTROS DIAS

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 24 nov 2018
  • 10 Min. de lectura

Escrito por Gustavo López ::

En circunstancias particularmente complejas para la vida de la región y el mundo, el gobierno de Frente Amplio acaba de perpetrar uno de los peores renunciamientos programáticos de su historia, nos referimos a la autorización para el ingreso de tropas Yanquis a territorio nacional con el propósito de ofrecer seguridad a la Cumbre del G 20 que tendrá lugar en la Argentina. El G20 es una instancia que reúne a los 8 países mas poderosos del mundo y a otras naciones emergentes de la periferia capitalista. Es en los hechos un Club de Ricos que delibera en función de los intereses de las grandes potencias. Estos países representan el 85% del Producto Bruto Mundial y el 75% del comercio internacional. El ejercito imperialista que se instalará en suelo uruguayo tiene la misión de proteger al presidente Trump . Los regulares lectores de La Juventud conocen sobradamente cual ha sido el rol del imperialismo norteamericano en la historia y sería ocioso reseñar aquí su prontuario de guerra, terror, muerte y saqueo. Nadie en la historia de la humanidad sembró tanta barbarie en el orbe como los EEUU. Recordemos simplemente que fue el único país del mundo que utilizó bombas atómicas contra población civil en una verdadera atrocidad que jamás podrá ser olvidada ni redimida. En el marco del necesario repudio y de la acción militante contra la presencia de estos terroristas internacionales nos proponemos en este trabajo ofrecer a los lectores algunos elementos que contribuyan al esclarecimiento teórico conceptual acerca de el imperialismo. Recurrimos para ello a lo que consideramos un texto obligatorio para quienes quieran saber que cosa es el imperialismo: Nos referimos al clásico libro de Lenin, “El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo”.

Decía Gyorg Lukács, “Lenin fue un teórico de la práctica y un práctico de la teoría”. En efecto, pocas veces en la historia alguien consigue conjugar de modo tan íntegro la doble condición de brillante intelectual y dirigente revolucionario. En nuestra opinión, una relectura de Lenin desde una perspectiva latinoamericana ofrece importantes y sugerentes aportes para entender la crisis del capitalismo y delinear la alternativa que demanda la hora actual. Un viaje al corazón de las ideas del revolucionario ruso no es una expedición arqueológica sino un fértil y necesario ejercicio de actualidad en procura de redimensionar la contemporaneidad de sus ideas. En consecuencia, proponemos un retorno a Lenin sin prejuicios ni mistificaciones apologéticas, sin formalidades académicas ni simplificaciones panfletarias. Combinando la pasión de un militante y el virtuosismo de un analista, Lenin nos ofrece a lo largo de los 10 capítulos de su libro (El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo) una amplia descripción de la nueva época histórica y de los cambios más significativos operados en la economía y la política de los países del capitalismo avanzado, demostrando que en esta etapa del capitalismo se generan las premisas que permitirán construir un nuevo orden social. Lenin comprendió antes y mejor que nadie que “el imperialismo es la antesala de la revolución social del proletariado”. Nuestro autor arriba a esta conclusión luego de estudiar con detenimiento el proceso de concentración de la producción y los monopolios, el papel de la banca y el capital financiero, el reparto del mundo entre las potencias imperialistas y el carácter parasitario del capital. En pleno curso de la primera guerra mundial, Lenin adelanta el carácter inevitable de las confrontaciones bélicas mientras subsista la propiedad privada sobre los medios de producción. Si bien es ampliamente aceptado que el folleto de Lenin es fundamentalmente un texto de análisis económico, es preciso señalar también que es un texto de combate contra el oportunismo y la vacilación. Con contundencia Lenin desenmascara los verdaderos objetivos de la guerra, arremetiendo de ese modo contra la corriente oportunista que anidaba en el seno de la II Internacional, cuyos principales partidos traicionaron la solidaridad de clase para colaborar con los Estados burgueses en su cruzada anexionista. A quienes tengan alguna duda acerca de la pertinencia de los análisis de Lenin para entender la actual coyuntura internacional le sugerimos la atenta lectura del siguiente párrafo del prólogo a la edición francesa del libro que nos ocupa: “El capitalismo se ha transformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países “adelantados”. El reparto de este botín se efectúa entre dos o tres potencias rapaces, y armadas hasta los dientes, que dominan el mundo y arrastran a su guerra, por el reparto de su botín a todo el planeta”. La actualidad y claridad de la cita precedente hace inútil cualquier comentario. En tiempos en donde el imperialismo desarrolla una verdadera ofensiva de recolonizacion del planeta mostrando sin maquillaje su verdadero rostro cadavérico. En tiempos en donde el capitalismo profundiza su carácter predatorio comprometiendo incluso la propia supervivencia de la especie humana, en tiempos en donde miles de hombres y mujeres a los largo y ancho del mundo resisten los designios imperiales. Levantar una tribuna antiimperialista constituye una irrenunciable obligación para quienes nos negamos a ser mercantilizados. Contra los fariseos de todas las épocas levantamos el ejemplo de Lenin y los revolucionarios de Octubre seguros de que nada ha sido en vano. Hoy con más premura que nunca precisamos hacer realidad aquella preocupación que Lenin expresaba en los siguientes términos, “debemos preparar hombres que no consagren a la revolución sus tardes libres sino toda su vida”.

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA OBRA Y METODO DEL AUTOR.

En él transito del siglo XIX al XX , las relaciones económicas y políticas de los países capitalistas revelaban las tendencias constitutivas de una nueva fase de su desarrollo. La fase imperialista. Los monopolios adquirían dimensiones planetarias y en procura de optimizar sus ganancias se dirigieron resueltamente hacia las colonias y los países económicamente más atrasados. De este modo, en el amanecer del siglo XX, el globo terráqueo aparecía repartido entre las grandes potencias capitalistas. Los países que alcanzaron mayor desarrollo se afanan en imponer nuevas condiciones para el acceso a los mercados de las colonias. La nueva redistribución capitalista solo podía llevarse adelante mediante la guerra. Como consecuencia inevitable de esta nueva fase del desarrollo capitalista, se desencadena la primera guerra Mundial con la participación de los ejércitos de 38 Estados. Desenmascarando los verdaderos objetivos de esta guerra Lenin escribió: “La lucha por los mercados y el saqueo de países ajenos, la aspiración a reprimir el movimiento revolucionario del proletariado y de la democracia dentro de los países y el afán de embaucar, desunir y aplastar a los proletarios de todos los países ....constituyen el único objetivo y los significados reales de la guerra”. La totalidad de los partidos burgueses y la mayoría de los partidos socialdemócratas de la II Internacional se sumaron sin escrúpulos a la guerra de rapiña imperial. La honrosa excepción del Partido Bolchevique que se manifestó abiertamente contra la guerra denunciando que la misma era la continuación por otros medios de la política reaccionaria de las clases poseedoras, colocó la discusión en sus justos términos. Las singularidades del proceso en curso, hacían imprescindible el estudio de la nueva fase del capitalismo y sobre ese fundamento delinear las vías más acertadas para resolver los problemas que la coyuntura planteaba. Desde una perspectiva políticamente revolucionaria y teóricamente lúcida, Lenin emprende esta tarea en su folleto “El Imperialismo fase superior del capitalismo”. Para comprender la importancia política de este texto, conviene detenerse brevemente en el método empleado por nuestro autor en el proceso de elaboración de la obra. En Junio de 1916 se presentaba en la editorial el manuscrito de 120 hojas mecanografiadas. En el proceso de confección de la obra Lenin tomó apuntes de 148 libros y 232 artículos en varios idiomas, ordenó sus apuntes en 20 cuadernos escritos a mano posteriormente conocidos como “Cuadernos sobre el Imperialismo”. Estudió con verdadera obsesión los materiales existentes en relación al tema, en particular la obra “Capital Financiero” escrita por el austríaco Rudolf Hilferding y “El Imperialismo” del británico John Hobson. Apropiándose críticamente de lo mejor de la producción teórica de su tiempo y desarrollando los ejes centrales de los postulados de Marx, nos encontramos frente a un texto que se transforma en un afilado bisturí que corta con hondura en la médula del sistema de dominación.

BREVE ESQUEMA DEL NÚCLEO CENTRAL DE LA OBRA.

Hurgando en lo esencial del folleto en discusión –el fondo económico del imperialismo- Lenin detalla los cinco rasgos definitorios de la nueva fase del capitalismo: 1) La concentración de la producción y del capital hasta un grado tan elevado de desarrollo que crea los monopolios, 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación del capital financiero, de la oligarquía financiera, 3) la exportación de capitales y su creciente importancia económica, 4) la creación de asociaciones internacionales de monopolios, los cuales se reparten el mundo, y 5) el reparto territorial del mundo entre las principales potencias capitalistas. Las necesarias limitaciones de espacio del presente trabajo (y las mías propias) imposibilitan un desarrollo exhaustivo de estos cinco rasgos del imperialismo, diremos simplemente y a cuenta de un ulterior desarrollo que todas estas características se encuentran en mayor o menor medida presentes en el mapa político y económico del mundo de nuestros días. Para ofrecer sustento a esta afirmación propongo reparar fugazmente en algunos pasajes de la obra cuya vigencia y actualidad resultan icontrastables . En el primer capítulo del libro dedicado al estudio de la concentración de la producción y los monopolios, Lenin demuestra valiéndose de la propia estadística burguesa, cómo la competencia cede terreno a los monopolios que al convertirse en reguladores del proceso económico obtienen formidables ganancias en función de la concentración de capitales, la utilización de los avances de la ciencia y por sobre todo intensificando la explotación del trabajo. Refiriéndose a este fenómeno Lenin sostiene “Unas decenas de miles de grandes empresas lo son todo, los millones de pequeñas empresas no son nada”. En otro pasaje del mismo cápitulo (que bien podría haber sido escrito esta mañana) nuestro autor enfatiza “Esto no tiene ya nada que ver con la vieja competencia de patrones dispersos que no se conocían y producían para un mercado ignorado. La concentración ha llegado a tal punto que se puede hacer un inventario aproximado de todas las fuentes de materias primas de un país, y aún, de varios países y de todo el mundo. No sólo se realiza este cálculo, sino que asociaciones monopolistas gigantescas se apoderan de dichas fuentes”. La contradicción entre el carácter crecientemente socializado de la producción y la apropiación privada de sus resultados se hace cada vez más aguda. En consecuencia, los monopolios no consiguen eliminar la competencia ni el carácter caótico de la producción capitalista. En los capítulos subsiguientes se analiza el papel de los bancos, la oligarquía financiera y la exportación de capitales. Lenin afirma “Así, pues el siglo XX señala el punto de viraje del viejo capitalismo al nuevo, de la dominación del capital en general a la dominación del capital financiero”. Al analizar el complejo fenómeno de la exportación de capitales Lenin define las razones a partir de las cuales el viejo capitalismo de la libre competencia en donde primaba la exportación de mercancías, es superado por el nuevo capitalismo monopolista en donde el rasgo distintivo es la exportación de capitales. La acumulación de capital de los grandes monopolios había alcanzado proporciones gigantescas produciendo un enorme “excedente de capital” en un puñado de países avanzados. En uno de los pasajes más claros de este capítulo Lenin sostiene “mientras el capitalismo sea capitalismo, el excedente de capital no se consagra a la elevación del nivel de vida de las masas del país, ya que esto significaría la disminución de las ganancias de los capitalistas, sino el acrecentamiento de estos beneficios mediante la exportación de capitales al extranjero, a los países atrasados. En estos países atrasados el beneficio es de ordinario elevado, pues los capitales son escasos, el precio de la tierra relativamente poco considerable, los salarios bajos y las materias primas baratas”. Al parecer los empresarios de UPM y Montes del Plata-Arauco leyeron atentamente esta observación. En él ultimo capítulo del libro que comentamos, se pone de relieve el lugar histórico del imperialismo calificándolo de “capitalismo parasitario en estado de descomposición” . Cerramos esa breve y necesariamente esquemática recorrida por lo que en nuestra opinión constituye el núcleo central de la obra, señalando la importancia de una aplicación creativa y actualizada del cuerpo teórico de Lenin para entender en toda su profundidad al imperialismo de nuestros días.

EL IMPERIALISMO HOY

El modo de producción capitalista y todo su complejo sistema de dominación ha sufrido múltiples y muy significativas transformaciones en los últimos noventa y cuatro años. Comprender la morfología actual del capitalismo resulta imprescindible para constatar los aciertos y los límites de las teorizaciones clásicas acerca del imperialismo. Los legitimadores del capital designan la fase actual del imperialismo con el engañoso rótulo de globalización o mundialización. La propaganda sistémica presenta la etapa actual como la estación terminal de la historia, el fin de los Estados nacionales y el reino definitivo del libre mercado. Detrás de toda esta charlatanería ideológica se esconde un conjunto de acciones articuladas por el capital con el propósito de contener su crisis estructural. Un elemento definitorio de la nueva estrategia del capital en su fase de mundialización es la resignificación del rol del Estado, lejos de disminuir su papel el Estado pasó a jugar el rol de garante y optimizador de los negocios de las transnacionales. Reconociendo la importancia y la gravitación de las transformaciones en curso en el capitalismo, es preciso señalar que el imperialismo no perdió sus rasgos centrales, antes bien, los profundizó a límites inimaginables en tiempos de Lenin y Rosa Luxemburgo. El imperialismo muestra hoy su fase más letal y predatoria, tal como lo afirma Atilio Borón “la naturaleza predatoria del capitalismo, exacerbada en su fase actual, lo ha conducido precisamente a este punto, privar de sus medios de vida a las tres cuartas partes de la humanidad, y a la destrucción del medio ambiente... Cada año mueren a causa de enfermedades curables más de 40 millones de personas, la mayoría niños”. Lejos de reducirse la brecha que separa a los países centrales de los países periféricos se ha ensanchado exponencialmente. En un polo de la realidad, un puñado de personas hacen de la vida una estúpida aventura de posesión y consumo mientras en el otro polo lo único que se acumula es la injusticia la desigualdad y su complemento la miseria y la muerte. Comparten responsabilidad en el desorden actual los múltiples imperialismos, en particular la triada compuesta por Japón, la Unión Europea y los EEUU, aunque resulta evidente la hegemonía norteamericana y su absoluta supremacía en el terreno militar. En su cruzada por la recolonización del planeta y en procura de materias primas y recursos naturales estratégicos el imperialismo yanqui coloca a la humanidad ante una crisis civilizatoria de consecuencias terribles. Afirmar que la sobrevivencia de la especie humana está en riesgo no es un acto de terrorismo verbal sino una posibilidad abierta por la crisis del capitalismo y sus estrategias de superación. Tal como lo anunciara proféticamente Simon Bolivar “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar a América Latina de miseria en nombre de la libertad”. En definitiva, la construcción del otro mundo posible, necesario y urgente solo será posible si la acción organizada de los trabajadores y los oprimidos de la tierra logra enviar al imperialismo al museo de la prehistoria de la humanidad. Como sostiene el marxista húngaro Istvan Mezaros “La tercera fase, y potencialmente la más letal, del imperialismo hegemónico global, que está hoy en pleno funcionamiento, y corresponde a la profunda crisis estructural del sistema capitalista como un todo en el plano político y en el militar, no nos deja espacio para la tranquilidad . Por eso, el siglo que iniciamos será necesariamente el de “Socialismo o Barbarie”.

:: Gustavo López es militante social, dirigente de la UP, autor de varios ensayos político-sociales, candidato a la vicepresidencia de la República por la UP, para las elecciones nacionales de 2019.


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