Entrevista con Rocío Morales: Gobierno niega $50.000 a “El Almendro” y cierra su trabajo con persona
- La Juventud Diario
- 15 nov 2018
- 10 Min. de lectura

El dinero es apenas para “sustentar los viáticos y el movimiento de 15 talleristas para trabajar con 400 personas privadas de libertad”. Rocío Morales: “Hay una falta de consciencia a nivel social de que si no trabajamos sobre la persona privada de libertad y no tenemos pena de muerte y no tenemos cadena perpetua, esa persona va a volver a salir, se va a reinsertar, sin herramientas a hacer exactamente lo mismo. (…) Si decimos que tenemos un 70% de reincidencia, ¿cómo es que el Estado no apoya a la sociedad civil a llenar estos vacíos que no está cumpliendo, verdad?”. “Es válido que la sociedad esté enojada con todo lo que está sucediendo. Ahora, la cuestión es, cómo exigimos y hacemos cumplir nuestro derecho a la seguridad, a la tranquilidad y a la paz como ciudadanos. ¿Cómo se le exige al Estado que cumpla con la verdadera rehabilitación que no existe y es una farsa total?”
El colectivo El Almendro, que trabaja con personas privadas de libertad en el Comcar, suspende sus tareas debido a la falta de recursos. Rocío Morales profesora de literatura que integra el colectivo explicó el sábado en contacto con CX36 que “estamos trabajando en Comcar, en mi caso particular este es mi cuarto año, el proyecto El Almendro en sí tiene 2 años funcionando de forma voluntaria y autogestionada. Hemos estado peleando por apoyo de cualquier tipo, desde viáticos, horas docentes, recursos en materiales y no hemos logrado conseguir nada, solamente promesas que se ha llevado el viento lamentablemente”. Agregó que “hoy por hoy estamos trabajando con más de 350 personas privadas de libertad, estamos a 10 días, el 19 de noviembre es la muestra de cierre final, y no podemos continuar”. Explicó que desde que se fundó el centro que fue el primer centro cultural del país de esta índole, “nunca recibimos ningún tipo de apoyo de ningún lado, todo se formó de cero incluyendo el espacio con donaciones a través de Facebook, libros, sillas, mesas, todo eso pero siempre a través de donaciones de algún particular, nunca recibimos apoyo económico”.
La Juventud ha difundido ampliamente el trabajo de El Almendro, a partir de la cobertura de la movilización que realizaron frente al Parlamento exigiendo algún tipo de atención al riesgo de viabilidad del destacado proyecto autogestionado. A continuación transcribimos esta nota, en lo que será -hasta ahora, mientras no aparezca atención alguna de las autoridades- la última semana de El Almendro.
En horas donde toda la opinión pública está conmocionada con un episodio en particular que pasó en el Penal de Libertad y con todo el lamentable manejo mediático que se está haciendo, también recibíamos la noticia de que este colectivo EL Almendro, que venía trabajando en el Comcar, va a dejar de trabajar con presos en los próximos días porque no tienen recursos que sostengan el trabajo ¿verdad Rocío? Sí, estamos trabajando en Comcar, en mi caso particular este es mi cuarto año, el proyecto El Almendro en sí tiene 2 años funcionando de forma voluntaria y autogestionada. Y hemos estado peleando por apoyo de cualquier tipo, desde viáticos, horas docentes, recursos en materiales y no hemos logrado conseguir nada, solamente promesas que se ha llevado el viento lamentablemente. Y hoy por hoy estamos trabajando con más de 350 personas privadas de libertad, estamos a 10 días, el 19 de noviembre es la muestra de cierre final, no podemos continuar.
¿Hasta ahora cómo se sustentaban? Y cada uno de nosotros, en mi caso como coordinadora y los talleristas, tenemos varios trabajos para sustentar eso, sustentábamos desde nuestro bolsillo.
O sea que no recibían ayuda de ningún lado... No, nunca, desde que se fundó el centro que fue el primer centro cultural del país de esta índole, nunca recibimos ningún tipo de apoyo de ningún lado, todo se formó de cero incluyendo el espacio con donaciones a través de Facebook, libros, sillas, mesas, todo eso pero siempre a través de donaciones de algún particular, nunca recibimos apoyo económico.
¿Y lo plantearon, lo hablaron a nivel de reparticiones estatales? Sí, tuvimos reunión con la Intendencia del programa Estudios de la Cultura, nos prometieron ponerse en comunicación para brindarnos talleristas; también quedó en el aire esa idea. A nivel del INR, este no tiene recursos. A nivel del Ministerio la asesora del ministro se reunió conmigo en julio cuando hicimos una concentración y cortamos el Palacio Legislativo y ahí me explicitó haberse reunido con el MEC (Ministerio de Educación y Cultura) y el MIDES (Ministerio de Desarrollo Social) quienes no tenían recursos para financiar el proyecto. Y también me dijo que ella estaba haciendo lo posible desde el Ministerio del Interior para solventar el proyecto. Lo que nosotros estábamos pidiendo, que el monto que pedíamos nosotros para sustentar todo el proyecto era de 50 mil pesos.
¿Hablás de Rosario Burgui, es la asesora? Exactamente, es Rosario Burgui
Entonces nunca apareció plata en concreto, que no era tanto tampoco lo que ustedes pedían... No, eran 50 mil pesos para sustentar los viáticos y el movimiento de 15 talleristas para trabajar con 400 personas privadas de libertad.
15 talleristas. ¿Qué tipo de actividades desarrollaban? Peluquería, electricidad, huerta, construcción, música, filosofía. O sea, desde talleres culturales a talleres de oficios, una amplia gama de talleres. Y hasta ahora hemos llegado con las últimas energías y la verdad es que nos indigna, y nos indigna también en cuanto a la cárcel inscripta -como tú decías al principio- como problemática social no sólo por el derecho a la educación de la persona privada de libertad, sino el derecho nuestro como resto de la sociedad a que la persona cuando egresa de la unidad, tenga las herramientas para no volver a delinquir. Entonces, lo que nosotros consideramos es que hay una falta de consciencia a nivel social de que si no trabajamos sobre la persona privada de libertad y no tenemos pena de muerte y no tenemos cadena perpetua, esa persona va a volver a salir, se va a reinsertar, sin herramientas a hacer exactamente lo mismo. Entonces, si decimos que tenemos un 70% de reincidencia, ¿cómo es que el Estado no apoya a la sociedad civil a llenar estos vacíos que no está cumpliendo, verdad?
Incluso cuando no hay ese tipo de formación que ustedes impulsan voluntariamente, tenemos noticias que la formación que reciben es otra, no es que haya un vacío sino que reciben en cómo darse mañana para seguir delinquiendo, para hacer plata, para seguir en un camino donde la vida no les da otras alternativas. Pero lo que pasa que si tú tenés 3 mil personas ociosas, el tema es que se fomenta tanto el miedo a través de las redes que, como todo miedo, tiene una intencionalidad. Entonces, perdemos el eje de cuál es la verdadera problemática y nos enfocamos únicamente en el delito y el delincuente. Vemos en realidad que hay una forma, no de solucionarlo, por supuesto, ni desarraigar el delito, pero sí de invertir energías, invertir económicamente en estas personas que van a salir y que tenemos que hacer que ese tiempo ocioso se vuelva tiempo productivo. Sino evidentemente la cárcel obviamente que va a terminar formando delincuentes, aún hasta a la persona que entró por primera vez.
Claro, y muchas veces esto, en buena parte de la sociedad uno a veces ve los mensajes en las redes, los comentarios de las noticias, se fomenta una corriente de opinión que sería “Que se pudran en la cárcel y que no se gaste un peso. Que no nos saquen un peso a los que estamos afuera para gastar en las personas presas”, cuando no entienden que esa también es una de las mejores maneras para apuntar a ir reduciendo el delito y reduciendo la cantidad de gente que cae en delitos. Bueno, hay una cuestión también que muchas veces tiene que ver con un desconocimiento social de la realidad penitenciaria. Evidentemente a nosotros no nos van a descontar, yo soy docente, no me van a descontar mil pesos más por pagar un docente para que vaya a enseñar huerta a la cárcel. También hay una cuestión ahí de exageración o de manipulación de la información. Entonces, no es que nos van a seguir descontando para invertir en las cárceles, eso no va a pasar. La pregunta debería ser, las cárceles están, esta es la realidad, no podemos abolir las cárceles ni podemos poner una bomba molotov. Entonces, lo que tenemos que hacer es concientizarnos.
¿Cómo hacemos o cómo le exigimos al Estado que invierta bien esos fondos que sí ya nos está descontando? La persona no se va a pudrir en la cárcel, lo que nosotros tenemos que pensar no es únicamente en la persona como ser humano. Perfecto, ahí podemos usar todo ese rencor, todo ese enojo, porque es válido. Es válido que la sociedad esté enojada, es válido que nos enojemos con todo lo que está sucediendo. Ahora, la cuestión es, cómo exigimos y hacemos cumplir nuestro derecho a la seguridad, nuestro derecho a la tranquilidad y a la paz como ciudadanos. ¿Cómo se le exige al Estado que cumpla con esta cuestión de la verdadera rehabilitación que no existe y es una farsa total? Ahí está la cuestión, replantearnos eso, la cárcel inscripta como otra problemática social, no como una cuestión marginal.
¿Si tuvieras que decir 2 ó 3 cosas que te marcaron, tanto de lo que ellos viven dentro del Comcar, como de afuera? Yo tengo unos cuantos años y la verdad que he visto muchas historias, pero creo que, por ejemplo, ahora estaba difundiendo un video que se filmó en El Almendro que tenía que ver justamente con cómo afecta el cierre del Almendro a la persona privada de libertad, a los estudiantes. Ellos comentaban que últimamente hay muchas muertes, en todas las cárceles.
En el Comcar se está investigando que un preso murió por un escopetazo de los que tienen los guardias; que primero el Ministerio del Interior informó que había muerto en enfrentamientos internos y ahora el Comisionado Parlamentario, Petit, está denunciando que murió con esa arma ¿no? Sí, aparte de esa investigación hay muchas muertes que son producto del enfrentamiento entre los reclusos, eso es cierto, la mayoría, prácticamente todas. Pero la cuestión es, lo que conmociona y lo que dice el video es, claro, estamos todo el día encerrados. Hay módulos a los que, justamente por estas repercusiones de violencia, no los dejan salir. Entonces, eso es como un círculo vicioso, vos no le abrís la puerta a la persona, la persona se aburre, empieza a cranear, empieza a pelearse y a enojarse por todo y termina lastimando a su compañero. Entonces, es una cuestión de, bueno, nos matamos ente nosotros porque no tenemos salida, porque no tenemos opciones. Y otra cosa de los videos, una de las reflexiones que también dejan marcada es, cómo puede ser que yo rapiñé toda mi vida y recién ahora, después de más de 30 años me doy cuenta que quiero encarar, estoy haciendo todo bien y el Estado me tira para atrás. O sea, me cierra las puertas, me cierra el lugar donde salgo, todos los trámites que tengo que hacer para las libertades anticipadas y demás es todo una burocracia. Entonces, esas historias de, por un lado que hay mucha violencia producto de mucho encierro y de carencia de propuestas. Y de propuestas que están a la mano. O sea, El Almendro es una cuestión pública, no hay ningún partido político que desconozca porque yo me he reunido con todos los sectores políticos. Entonces, no hay nadie que desconozca El Almendro. Yo me pregunto, ¿cómo puede ser que sigamos en esta situación, sin tener una solución a la inseguridad y a la reincidencia a la mano y a nadie le interese? Entonces, me pongo a preguntar a quién le sirve que se siga fomentando la delincuencia ¿no?
Claro. El tema de la violencia en sí daría para hablar horas y nosotros vamos a buscar seguirlo conversando, porque claro, la gente queda impactada con los detalles concretos de un asesinato en este caso que habría que ir rascando hacia atrás, cómo han vivido los protagonistas de estos hechos la violencia que se vive ahí adentro. ¿Qué otras violencias hay en la sociedad? Cuando se habla de que la mayorías de las muertes se dan hoy entre personas conocidas. La muerte de mujeres por parte de sus ex parejas, todas las caras de la violencia que está teniendo nuestro país hoy. Y esto de que se deje a los presos sin opciones de hacer actividades, también es una violencia que el Estado ejerce, se nos ocurre, sobre las personas privadas de libertad que ahora deben sumar la frustración de que algo bueno que venían haciendo se les quita. Evidentemente tenés razón, estamos en un momento muy complicado en cuanto a lo que es violencia, y me parece que primero, yo lo siento desde adentro, de trabajar con los estudiantes, con las personas privadas de libertad, y venir haciendo un proceso y tener que cortar este proceso. Primero yo lo siento a nivelo personal. Pero también lo siento a nivel de miembro del resto de la sociedad, y me indigna esa cuestión de tener que cerrar algo que sabemos que tiene una práctica sistematizada, continua, que funciona, que está funcionando, que podemos ver resultados, que hacemos seguimiento de la persona cuando sale de la unidad, que tenemos testimonios de estudiantes que están trabajando, que han montado sus propios negocios. Entonces, cuando vemos todas estas cosas y todo se hace tan cuesta arriba, es como bastante frustrante ¿no?
HS: Claro. Bueno, esto no tiene vuelta a atrás, o podría aparecer alguna variante en estos días Rocío, ¿ustedes cómo lo han definido? Y la única variante que puede aparecer, porque ya te digo, han venido muchísimas promesas por todos lados que nunca se han concretado, entonces la única variante es que se venga con algo muy concreto y puntual para poder seguir. Sino el 19 haríamos la muestra y cerraríamos ¿no? Que también esa es una cuestión que va a tener consecuencias, no sólo a nivel intrapenitenciario, sino que nosotros cuando hicimos la marcha en el Palacio Legislativo, fueron todos los familiares de las personas privadas de libertad. O sea, hay mucha gente detrás de la cárcel que le sirve este espacio y que es productivo. Entonces, bueno, no sé qué va a pasar a nivel consecuencias ¿no? Pero tampoco podemos medir todas las variables ahora.
Bueno, ustedes con toda la experiencia que han tenido, vos hablabas de 14, 15 talleristas también, tienen que transformarse, o ya lo son, no es que nosotros tengamos que decir lo que tienen que hacer pero en gente que cuente esa realidad también que ayude a que la gente lo sepa, a que multipliquen también esta denuncia que hoy estás haciendo por la radio, que ayude a reaccionar a la gente en torno a estos temas, a comprenderlo en su profundidad. Con respecto a esto último que decías, en este par de meses, un poco también por diferentes situaciones que he estado pasando y viviendo dentro y fuera de la unidad, escribí un libro que sale ahora publicado el 20 de noviembre que se llama “Desatando al soñador”. A través de la ficción, bueno, relata muchas de estas cuestiones que estamos hablando y es un libro en sí de denuncia y de crítica a toda esta cuestión social de la violencia, no sólo dentro de las cárceles sino como tú decías, a nivel de la cotidianeidad. Así que, cuando tenga un ejemplar se los voy a hacer llegar, justamente es la cara verbalizada de muchas de las cosas que pasan y que como sociedad a veces omitimos o ignoramos justamente porque tenemos nuestro propio ritmo de vida y a veces hay cosas que no tenemos por qué saber, nos vamos informando sobre la marcha.
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