Columna Nos merecemos vivir con Dignidad

Escribe: Prof. Andrés Freire

Cada tanto resuena la frase fatídica que señala que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, pero no es así; yo conozco a mis afectos, a mis compañeros de trabajo, a mis vecinos, y estoy seguro que ninguno de ellos se merece el desempleo, el no poder acceder a comida de calidad, el esperar dos y tres meses para consultar a un especialista cuando la norma dice otra cosa. ¿Quién se merece viajar parado en un ómnibus pagando más de dos dólares de boleto para ir desde Salinas a Montevideo por ejemplo? ¿Quién se merece la hipocresía, el doble discurso, el como te digo una cosa te digo lo mismo y te hago peor? ¿Acaso su hijo, su nieta se merece un grupo superpoblado, un edificio en ruinas, pelear por un asiento en Facultad o resignarse a llegar una hora más temprano? ¿Quién se merece la angustia de llegar o no a fin de mes, mientas otros que hicieron del sacrifico ajeno su escalera al privilegio se fijan sueldos de 200.000 o reparten cargos entre amigos, parientes, correligionarios y después le dicen que no hay plata? ¿Quién se merece las deudas en calesita para poder comer, y el insulto de “consumista”, quién se merece la impunidad de ayer y de hoy, el peculado y la especulación, los escándalos sin mayores consecuencias, el despilfarro obsceno y las suites que pagamos todos? ¿Usted se merece el tener que privarse de comprar un pedazo de queso, un par de championes nuevos, una entrada al teatro, el saneamiento, y pagar la tasa de alumbrado cuando tiene el foco más cercano a dos cuadras? ¿En serio se merece eso? ¿Quién se merece el glifosato, el reinado del eucaliptus y la soja transgénica, quién se merece la contaminación del agua y del suelo por nada, por las mismas treinta monedas del que se ahorcó en una higuera? Yo no, y usted tampoco; nos merecemos vivir con DIGNIDAD, con respeto, con que se respete la voz de los trabajadores y se tenga en cuenta, nos merecemos saber la verdad de las cuentas públicas, nos merecemos tener gobernantes, presidentes, ministros, diputados, senadores, que sean como Artigas, conductores y conducidos. Nos merecemos comer bien todos los días, de calidad, con frutas, con verduras, con carnes, con leche, con quesos de nuestras tierras generosas, nos merecemos un sistema de transporte que sea pensado no desde el lucro privado sino desde un servicio público de calidad. Tenemos derecho a vivienda, a educación, a salud de calidad para todos, independientemente de nuestro nivel de ingresos, para todos los trabajadores por humildes que seamos. Quien quiere conformarse a lo menos malo, también está en su derecho; por supuesto que algunas mejoras han existido, pero sepa que quien se conforma con parches y con migajas, nunca tendrá acceso ni al vestido ni al pastel, y terminará perdiendo las limosnas que aceptó, porque estas están solamente sujetas a la muy veleidosa probidad de quien la otorga. He aquí entonces algo que debemos proclamar a los cuatro vientos, nos merecemos vivir con DIGNIDAD, nos merecemos la escuela, el pan, el hospital, y la casa, tenemos el derecho natural por ser individuos de la especie humana, y de herencia por ser descendientes del Protector de Los Pueblos Libres, no te resignes a lo menos malo, no te vendas tú mismo a un precio a un más miserable que el de la necesidad, lucha, aunque no tengas fuerzas, aunque estés, lucha, y vota, porque votar también es luchar. Somos Izquierda, Somos Patria.