Columna El señalero sigue a la derecha Mayor luz verde para los que más tienen
- La Juventud Diario
- 1 nov 2018
- 3 Min. de lectura

Escribe Daniel Pereira Integrante de la Dirección Nacional 26 de Marzo
Más de 5 mil soldados norteamericanos viajan armados para intentar poner freno en su frontera a la marcha de desesperados ciudadanos hondureños, guatemaltecos y de otros países latinoamericanos que huyen de la miseria y la violencia en sus países. Estos miles de ciudadanos entre los que caminan a hombros de sus padres, niños y bebes, buscan trabajo, pan y paz, que sus gobiernos no logran. La gran mentira imperial, pensada y elaborada por expertos en comunicaciones, fue decir que el socialismo fracasó y a la vez ponían como triunfante al capitalismo. Ayudaron a ello los dirigentes izquierdistas pragmáticos, modernos, democráticos, avanzados, no estructurados, no alineados, que encontraban así el aire suficiente para figurar y tener algún poder. Así erosionaron a través de la corrupción y la mentira las ideas de la clase trabajadora haciéndole el juego al imperio con beneficio personal, familiar, de amigos y compinches. La huída de miles de ciudadanos de países de Centro América y África y Asia, a EEUU y Europa, más allá de las bravuconadas de las autoridades norteamericanas y europeas, son parte de la demostración de las grandes mentiras de los dueños del poder. La miseria avanza en el mundo sobre la sangre, el sudor y las lágrimas de millones de seres humanos explotados por el capital financiero asociado al industrial. Cada tanto estallan guerras para alegría de las multinacionales que prestan dinero, las que fabrican armas y las que se instalan en cada país destruido para hacer las carreteras, puentes, edificios y represas destruidas. Estos conflictos se desarrollan para apoderarse de los recursos naturales y preparados en oficinas con aire acondicionado, música y todo tipo de confort. En estas circunstancias, el triunfo de Jair Bolsonaro tensa la soga para los progresistas de este continente y del mundo. Su pensamiento de supremacía racial, de fuerte represión, de simpatía a la dictadura militar, a la tortura y contra la corrupción, sumó votos y voluntades ante el desbarajuste político y ético del PT que tiene varios dirigentes de primer nivel presos y que hizo todo distinto a su prédica y compromiso histórico. Las expresiones del presidente electo en Brasil, ampliamente difundidas por los medios de comunicación y redes sociales, ponen al Frente Amplio a estudiar el nuevo panorama político electoral, en un momento de enormes dificultades económicas y sociales. Este frenteamplismo con la batuta del FMI, le dijo al pueblo para ganar su voto que harían un gobierno honrado y de primera, en los hechos la realidad es muy distinta. Las autoridades del FA se auto estimulaban con frases y ejemplos que demostraban su disciplinado y bajo vuelo, desde ser Chile su espejo a viajar en el estribo de Brasil; a 1 año de las elecciones nacionales, el progresismo uruguayo está en su momento más crítico. La economía uruguaya crece para los que más tienen y más pueden, pero el pueblo sufre los desocupación, inseguridad, aumentos de precios, tarifas altas e impuestos desmedidos para los que trabajan pero inofensivos y poco audaces para las cuentas súper fluidas de las multinacionales. No se llegará al 6% del PBI para la educación, la corrupción está instalada, no se vota el plan nacional de vivienda popular, se privatiza el agua, y desguazan las empresas públicas pero se destinan millones de dólares para multinacionales, son la demostración de un gobierno que sólo mira a donde le dicen los que mandan. Esto no es casualidad ni designio divino, es el sistema político social que nos gobierna y que a través de la desinformación, los análisis tendenciosos y sesgados promueven la desmovilización, la desorganización y el desanimo del pueblo. El nuevo triunfo del empresario Sebastián Piñera en Chile, el de Mauricio Macri en Argentina, ni el de J. Bolsonaro en Brasil son casuales. Tampoco la puñalada trapera de Lenin Moreno en Ecuador, que desea preso a R. Correa y sacar de la embajada en Londres al exiliado Julian Paul Assange. El 55% de los votos en el ballotage que instaló al ex militar y diputado J. Bolsonaro y al general retirado Hamilton Mourao, como presidente y vice respectivamente de Brasil, son consecuencias del gran desmadre del PT y sus dirigentes al ser serviciales a las políticas fondomonetaristas y endulzar sus vidas con miel de las grandes multinacionales. Las consecuencias para los pueblos son y serán más nefastas, pero la mentira tiene pata corta, aunque el daño sea grave. Los tiempos venideros no serán nada sencillos para los grupos políticos y sociales antimperialistas, que luchan por una sociedad basada en la justicia social. Se necesitará paciencia, esfuerzo planificado y continuo, así como coherencia entre lo que se predica y lo que se hace.
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