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San José Agro: las duras consecuencias de un modelo de producción nefasto

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 21 oct 2018
  • 4 Min. de lectura

Por: Darío Camilo Perdomo Departamental de San José

El 16 de octubre se ha tomado como el Día Mundial de la Alimentación. La FAO, organización dependiente de Naciones Unidas que tiene que ver con la alimentación y la agricultura, propuso este año el eslogan “hambre cero para el 2030” en un presente y en un mundo donde actualmente hay por lo menos 815 millones de personas que padecen sub-alimentación crónica, entiéndase hambre. Por su parte la Organización Mundial de la Salud nos dice que la alimentación saludable, compartida y placentera es además un derecho humano universal y nos brinda distintas claves para evitar productos ultraprocesados con excesivas cargas de grasas, azúcar o sal y lo importante de incorporar frutas y verduras en todas las comidas ya que una alimentación saludable en cualquier país debe incluir mínimamente 400 gramos de frutas y verduras por día. Una alimentación saludable consiste en ingerir una variedad de alimentos que nos brinden los nutrientes necesarios para mantenernos sanos, para sentirnos bien y con energías. La nutrición sana combinada con ejercicio físico y peso saludable es importante para mantenernos fuertes y saludables y es sabido que una persona bien alimentada tiene mayores posibilidades de desarrollarse plenamente, de vivir con salud, de aprender y trabajar mejor. Una alimentación saludable en definitiva mejora la calidad de vida en todas las edades y además ayuda a prevenir enfermedades.

El 18 de diciembre de 2013 nuestro Parlamento Nacional aprobó la Ley 19.140 de alimentación saludable en los centros de enseñanza para actuar sobre factores de riesgo como el sobrepeso y la hipertensión arterial. Pero lo real es que al presente nuestro país genera un poco menos de la mitad de los alimentos vegetales que se recomienda consumir, justamente un país que tiene las posibilidades materiales y humanas para desarrollar una agricultura sana y sustentable en casi todos los rubros, si hubiera decidido implementar políticas de soberanía alimentaria. Pero muy por el contrario no hubo por parte del partido de gobierno políticas tendientes a frenar la expansión del modelo que se conoce como “agronegocio” que más que la generación de alimentos persigue esencialmente el lucro.

Este modelo nefasto de producción ha sido promovido principalmente por grandes transnacionales se basa en utilizar semillas transgénicas resistentes a altas cargas de agroquímicos, este modelo es incompatible con el modelo que plantea la agricultura familiar campesina que logra producir el 70 por ciento de los alimentos del planeta. Por la acción de grandes grupos económicos que promueven el agronegocio se concentra y extranjeriza la tierra nuestro principal recurso que cada vez está en menos manos, sin que el Estado haya limitado o establecido algún tope y lo sufren los pequeños productores que siguen abandonando el campo. El partido de gobierno tampoco ha intervenido en orientar mínimamente a la producción, el MGAP, Inale, INC, Plan Agropecuario, Inia, etc., hoy son una cosa inerte, una suerte de relleno difícil de interpretar, porque esencialmente no han tenido por parte de la fuerza política de gobierno políticas rectoras para establecer un cambio de estructuras y promover un país productivo y solidario en serio con los productores y también con sus habitantes, fundamentalmente las grandes capas populares hoy víctimas de la carestía brutal que tienen los alimentos. Tampoco ha habido interés en promover organismos estatales que oficien para asegurar el abastecimiento y regular el precio de algunos rubros básicos para la población. En definitiva este modelo neoliberal más que preocuparse por la soberanía alimentaria le ha preocupado el poder mantener el grado inversor, el tratar de contener el dólar, apostando a maquillar lo más que pueda los números macro y jugado casi exclusivamente a poder concretar una nueva planta de celulosa a un costo sideral.

Mientras tanto se aplaude la exportación de ganado en pie aunque descienda el stock ganadero, se importa leche aunque la lechería nacional se está desmantelando por falta de soluciones, o carne bobina o de cerdo, importamos ajo de China y en cualquier momento capaz que importamos perejil de Nepal. Lo cierto es que si el país no produce las verduras necesarias para el consumo de la población es porque evidentemente uno de los rubros que más ha sufrido con la imposición del agronegocio ha sido la granja y es un hecho que de mantenerse el rumbo actual vamos derecho al acantilado porque ya no va a quedar nada en pie.

Hace algunos años atrás solamente desde la zona de Libertad hacia el mercado Modelo de Montevideo salían diariamente no menos de 10 camiones completos, San José producía a raudales papa, boniato, zapallo, maíz, cebolla, ajo, remolacha, chícharos, arvejas, etc., además de leche, queso y carne, existían industrias como Bambina y Cololó, había desarrollo de la avicultura y viticultura. Este país conoció un Frigorífico Nacional, tuvo flota pesquera hubo un Soyp, hoy faltan estrategias y voluntad política para estimular la producción nacional y los beneficios son para las transnacionales y el capital financiero.

¡Pero hay otro camino...! ¡Que propone el rescate de la soberanía nacional, que rechaza las políticas neoliberales y que propone un proyecto de país distinto y ese camino está en la Unidad Popular!


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