Columna: El imperialismo en el siglo XXI
- La Juventud Diario
- 19 oct 2018
- 3 Min. de lectura
Por Gonzalo Abella *
En el siglo XIX, en líneas generales, cada capitalista explotaba a obreros de su país. Las potencias robaban materias primas a cañonazos en países remotos, destronaban y coronaban monarcas subdesarrollados, destrozaban competidores, imponían sus productos, pero el capital quedaba en casa. En el siglo XX el capital financiero viajó y explotó directamente mano de obra empobrecida en países lejanos. Con el inmenso flujo de plusvalía que retornaba, chorreando sangre inocente, sobornó en las metrópolis a jefes obreros que se acomodaron y se dedicaron a frenar toda lucha radical. Las potencias principales inauguraban así la fase imperialista del Capitalismo. Pero la revolución mundial, sofocada y descabezada en Francia, Inglaterra y Alemania, se desplazó a los Estados y pueblos periféricos, y logró a mediados del siglo XX grandes conquistas en vastos territorios del Planeta. A fines del siglo XX, el abandono de la brújula popular, el acomodo, la corrupción, llevaron las experiencias socialistas principales barranca abajo. Entonces el imperialismo, que hasta ese momento había reprimido duramente las luchas populares, que había sembrado de tiranías sangrientas cuatro continentes, cambió de estrategia. Ahora se trataba de comprar también a las “izquierdas”, sacarlas de sus posturas radicales, y amansarlas incorporándolas al Sistema. Cada uno podía mantener su discurso, hacer asistencialismo e incluso denunciar las discriminaciones contra sectores minoritarios. Lo único prohibido para esta izquierda reciclada era expropiar los Medios de Producción y enfrentar el saqueo a los pueblos. Como siempre, hubo fisuras en el plan, pero funcionó muy bien en Uruguay y aún mejor en el Brasil del PT. Pero tal parece que ahora estamos presenciando un nuevo viraje estratégico en la política imperial. Ni el “progresismo” tutelado ni este “viraje a la derecha” se dan por espontánea decisión popular. Todo estaba previsto, y la corrupción que todo lo inundaba era la mejor garantía de la caída final. Si miramos la situación política de Colombia, de Chile, de Argentina y ahora Brasil, tenemos que preguntarnos si no se está volviendo a la represión más feroz, antesala de nuevos escuadrones de la muerte que, en realidad, nunca fueron desmantelados. El oportunismo “progresista” jugó su papel, el que el imperialismo quería: desprestigiar hasta la palabra “izquierda”. Mientras gobernó y repartió cargos de confianza y coimas, miró para otro lado mientras se instalaban los mecanismos ilegales de vigilancia sobre la población, esos mecanismos que triangulan la información a velocidad colosal desde celulares e internet hasta tarjetas de débito. El actual panorama no parece ser un retorno a los clásicos Golpes de Estado; pero los resultados pueden ser los mismos y una nueva red de terror puede extenderse desde Guatemala a la Argentina. La derecha revanchista se envalentona en todos lados. El miedo y la inseguridad impulsan a algunos sectores populares a pedir más represión. Son sectores desorganizados, desmovilizados intencionalmente por las cúpulas sindicales oportunistas. Se les ha tratado de borrar de su conciencia un análisis clasista, y sustituirlo por una prédica asistencialista y el fatalismo resignado: “hasta aquí se puede; por ahora, más es imposible”. Estos sectores populares, por suerte no mayoritarios, ya no creen en salidas “de izquierda”, porque creen que el PT en Brasil o el FA de Uruguay son la izquierda. La crisis de la falsa izquierda del PT, el resquebrajamiento de su estructura burocrática, liberará a los movimientos sociales y sindicales de Brasil del tutelaje oportunista burocrático. En el siglo XXI los pueblos preparan su respuesta; donde haya que buscar la mayor unidad, se buscará la mayor unidad para las fases defensivas contra el fascismo, fase defensiva que poco probablemente pase por acuerdos electorales, y menos con los corruptos. En su fase ofensiva, inevitablemente deberá dejar a un costado del camino a los zánganos y acomodados que tanto daño nos han hecho. En este camino de liberación nacional, hombro con hombro con los pueblos hermanos, la UP no fallará.
* Maestro y escritor, dirigente político y candidato por la UP a la Presidencia de la República para las elecciones de 2019.
Entradas relacionadas
Ver todoLa posibilidad de aumentos de tarifas y de impuestos había sido negada enfáticamente por el presidente Luis Lacalle Pou durante la...
En estos días es evidente que ante un nuevo aniversario del Movimiento 26 de Marzo, muchas cosas y conceptos se ponen sobre la mesa en...
En los últimos tiempos han ido surgiendo en forma cada vez más amplia problemas y situaciones cada vez más difíciles de atender, con las...
Comments