Columna: El relevo
- La Juventud Diario
- 23 sept 2018
- 3 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella *
- Si el Frente Amplio terminó en lo que terminó ¿En quién creer? ¿Cómo volver a creer? Para nosotros, en la Unidad Popular, esta pregunta doble tiene que ver con nosotros mismos, con nuestro origen y con nuestro destino. La izquierda llegó a nuestro país en el corazón y en la memoria de los inmigrantes artesanos y obreros. Cuando sus ideas se fusionaron con la memoria artiguista, la izquierda fue la brújula de los trabajadores conscientes. En 1971, en plena Guerra Fría, en una coyuntura de legalidad burguesa amenazada, la unidad obrera posibilitó la unidad de la izquierda. La respuesta de la oligarquía uruguaya, su brazo armado y sus amos imperialistas fue brutal. Por esos años toda la región sufrió el terrorismo de Estado. El imperialismo dejó hacer el “trabajo sucio” principal a los militares criollos, pero ya tenía el plan para la etapa siguiente. Las dictaduras no podían durar toda la vida porque radicalizaban a la izquierda, la volvían clandestina y peligrosa. Algunos jóvenes oficiales con mucho poder podrían redescubrir propuestas nacionalistas. Entonces la CIA desclasificó documentos y los mandos militares quedaron enchastrados, traicionados por sus antiguos impulsores. A las dictaduras abiertas le sucedió una era de democracias convenientemente tuteladas, con intelectuales “de izquierda” con sueldos muy altos en ONGs y en las estructuras estatales, con ex presos “recompensados” y un movimiento obrero controlado desde arriba por una cúpula acomodada. Europa festejaba este cambio. Su Socialdemocracia derechista colaboró en el acomodamiento de muchos dirigentes históricos de la izquierda criolla. Israel también apoyó este viraje a la derecha de las cúpulas sindicales y de los representantes políticos de la “izquierda”. El contexto mundial ayudaba al resquebrajamiento de las trincheras de ideas. El Muro de Berlín, construido en los 50 para salvaguardar la construcción socialista pacífica de Alemania Oriental, se transformó en los 80 en un punto de control policíaco. Fue hasta su caída un símbolo del creciente desencanto con un “socialismo real” que se echaba a perder, también minado por la penetración de Occidente. La propaganda de la Guerra Fría logró borrar de la memoria colectiva los logros iniciales del “socialismo real” y aceleró su agonía, presentándola como un canto de libertad. La mayoría de los dirigentes frenteamplistas fueron seducidos por esa nueva comodidad: cargos altos con la ilusión de estar gobernando, y por sobre ellos una élite de expertos financieros, digitados desde Washington, que piensa y decide por todos. Para peor, una maraña de leyes internacionales y nacionales, van amarrando la administración para hacer irreversible el proceso de desmantelamiento del Estado, de entrega del patrimonio. Y desde sus cómodas poltronas de legisladores que no quieren ver, un mar de manos uniformizadas se elevan para votar lo que los tecnócratas sugieren, mientras que el asistencialismo enmascara la entrega de la Patria y el clientelismo capta electorado popular. Pero hubo gente que no se resignó y no se acomodó, que prefirió la intemperie antes que el acomodo. En este puñado de dirigentes “tipo Helios Sarthou” la resistencia fue posible porque en ellos la ética se unía a la convicción de que la lucha por la liberación nacional y el socialismo seguía tan vigente como siempre, y más urgente que nunca. La base frenteamplista, donde están nuestros hermanos, lo va comprendiendo. Lo mejor del pueblo batllista y nacionalista lo va comprendiendo también. La única herramienta para recuperar un rumbo artiguista y de izquierda, es la Unidad Popular. Hace poco, en un hogar integrado por votantes de la Unidad Popular por unanimidad, dos jóvenes hermanos me preguntaron si ya no quedaban verdaderos frenteamplistas. Les dije que se los iba a mostrar. Los tomé de los hombros y, sin decir palabra, los llevé frente al espejo del aparador.
* Maestro y escritor, dirigente político y candidato por la UP a la Presidencia de la República para las elecciones de 2019.
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