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¿Uruguay productivo?: El gobierno entierra la soberanía alimentaria bajo el agronegocio y el grado i

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 23 sept 2018
  • 4 Min. de lectura

Por: Darío Camilo Perdomo Departamental 26M San José

Esta semana en un medio capitalino salió publicado que nuestro país produce un poco menos de la mitad de los vegetales que se recomiendan consumir. La FAO (organización de las Naciones Unidas que tiene que ver con agricultura y la alimentación) considera que una alimentación saludable de cualquier país debe incluir como mínimo, como piso, 400 gramos de frutas y verduras al día. Y entonces esta noticia por sí sola llama la atención ya que estamos hablando de un país como el nuestro que podría desarrollar justamente casi cualquier rubro en esta materia porque tiene los recursos materiales y los recursos humanos para hacerlo, si se decidiera a promover la soberanía alimentaria y el desarrollo de una agricultura sana, tendiente a satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes. Pero muy por el contrario, no hubo políticas efectivas para revertir el proceso de creciente extranjerización de la tierra y de su concentración cada vez en menos manos, de frenar el avance de la “agricultura industrial” que hoy va de la mano del “agronegocio” según el modelo que impulsan las principales transnacionales que se basan en semillas transgénicas y altas cargas de agroquímicos y que persigue principalmente el lucro, el generar dinero; la generación de alimentos para ellos es un tema secundario. Actualmente a escala mundial, el modelo de “agricultura industrial” ocupa el 80% de la tierra cultivable, utiliza el 70% del agua para el riego y consume el 80% del combustible; y con estos números sólo produce el 30% de los alimentos. La agricultura familiar campesina en cambio tiene el 20% de la tierra, maneja el 30% del agua, consume el 20% del combustible, pero en cambio logra producir el 70% de los alimentos del planeta. Es evidente que hay dos modelos de producción que son incompatibles. El modelo que conocemos como del “agronegocio” se ha extendido en nuestro país, ha hecho roncha y los números claramente lo demuestran; el avance del modelo forestal con dos megaplantas de celulosa y en vías de establecerse la posibilidad de una tercera, con puerto libre, zonas francas y abundantes beneficios fiscales, “inversiones” con riesgo cero y ganancias aseguradas de antemano, el avance del modelo de producción en base a soja y maíz transgénico lo mismo, y en general una situación adversa para ese universo de pequeños y medianos productores que todavía persisten produciendo, aunque también debemos decir que muchos ya han abandonado el campo y esa sangría no se detiene. ¿Cuántos quinteros, huerteros, viticultores, tamberos, apicultores entre otros rubros hoy faltan en San José y en el resto del país? Resulta paradojal que importemos ajo de China y que le vendamos soja, aunque esta paradoja podrá aumentar en la medida que continúen las firmas de los TLC, y se amplíen estos modelos de políticas neoliberales. El partido de gobierno no ha hecho absolutamente nada para frenar este modelo del “agronegocio”, no se ha establecido ningún tope y más bien se puede aseverar que lo ha promovido; si hoy está en tela de juicio la posibilidad de una menor área de siembra para la soja, el hecho responde a factores varios como puede ser la mala cosecha anterior, la suba del Dólar, a la actual baja histórica del precio de la tonelada para este rubro tal vez motivado por la actual pelea comercial de EE.UU. con China, etc., etc., pero no porque el partido de gobierno haya intervenido mínimamente en orientar la producción nacional. El MGAP, el INC, el INIA, INALE, Plan Agropecuario, etc., etc., hoy son un saludo a la bandera, una pinturita al óleo. El Uruguay productivo y solidario es un gran debe, ya que no se ha sido solidario ni con los pequeños productores ni con su población, aquellas grandes capas populares que hoy pasan hambre debido justamente entre otras causas al alto costo de los alimentos. Este país conoció en un pasado no tan lejano un Frigorífico Nacional, un Soyp, una Subsistencias (cuyo eslogan era abarata, abastece, atestigua), una suerte de organismos estatales que oficiaban para asegurar el consumo y regular el precio que estaban orientados a contemplarlos en el acceso a la carne, el pescado y a determinados rubros básicos. Hoy tenemos un Ministerio de Ganadería Agricultura y “Pesca”; en este caso la palabra pesca es parte componente de la totalidad del título ministerial, pero no tenemos ni industria ni flota pesquera nacional. Es importante y beneficioso entonces tratar de que la población pueda mantener una alimentación saludable, que es aquella alimentación que aporta todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sana, una persona bien alimentada tiene más oportunidades de desarrollarse plenamente, de vivir con salud, de aprender y trabajar mejor. Una alimentación saludable mejora la calidad de vida en todas las edades y previene enfermedades. El partido de gobierno en vez de preocuparse de la soberanía alimentaria, sigue preocupado por mantener el “Grado Inversor”, contener la suba del Dólar, para lo cual no duda en dilapidar reservas disponibles del Banco Central y tratar de maquillar lo más que se pueda los números macro de una economía que está en problemas, jugado casi exclusivamente a la posibilidad de concretar una UPM 2 que “le salve la petisa” para poder tirar un par de fuegos artificiales en el año electoral. Ahora ya no sale, ya no se ve al Presidente y el Consejo de Ministros en las pequeñas localidades del interior, donde quedó definitivamente de manifiesto en forma por demás clara, evidente y notoria, la falta de estrategias para la producción y para la industria nacional, mientras seguimos viendo cómo sigue avanzando en el proceso de acumulación y extranjerización de la tierra, ella nuestra principal riqueza sometida a cultivos degradantes para nuestro suelo y para el medio ambiente como lo son el eucaliptus y la soja que se exportan con muy poco valor agregado. Este es el resultado de la claudicación y de la entrega, del olvido de aquel “proyecto histórico” que hablaba entre otras cosas de Reforma Agraria. Este es el resultado del “oportunismo” y del abrazo con las culebras, del otro lado está la Unidad Popular que reafirma su carácter antiimperialista, que rechaza las políticas neoliberales y que propone en los rubros básicos y en las grandes líneas un proyecto de país distinto. ¡¡¡Hay otro camino!!!


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