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Treinta y Tres: Otro diagnóstico de afectación por agrotóxicos

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 12 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

Hace pocas horas, un médico del hospital de Treinta y Tres dispuso el pase al Banco de Seguros del Estado para su valoración, de un paciente que, de acuerdo a su diagnóstico primario, estaría afectado por el contacto continuado con glifosato en una arrocera. El informe con el que se le dio intervención al servicio médico del BSE, fechado 07/09/18, dice lo siguiente:

“Lipotimia, exposición crónica a agrotóxicos desde hace cinco años trabajando en arrocera en contacto con glifosato desde el inicio. Lipotimia, mareos y episodios de hipotensión. Derivo para valoración y confirmar de ser el caso de tratarse de enfermedad ocupacional. Planteo clínico primario: exposición crónica a agrotóxicos. Diagnóstico al finalizar la atención: exposición crónica a agrotóxicos. Pase a BSE”. La lipotimia mencionada en este informe, se manifiesta por episodios de pérdida súbita de la conciencia. “La presencia de síntomas vagos como náuseas, sensación de desvanecimiento, visión borrosa, palidez en la piel y frialdad, entre otros, pueden sugerir que la causa de la lipotimia es una disminución del riego sanguíneo y la oxigenación del cerebro”, dice la literatura médica especializada. En algunos casos puede manifestarse con “convulsiones epilépticas precedidas de adormecimientos y sacudidas anormales de alguna parte del cuerpo, sensaciones extrañas como percepción de olores raros y desagradables, alucinaciones e incluso cambios en el comportamiento”. (Gutiérrez Sotelo, Oswaldo; Araya Gómez, Vivien, 2002). La lipotimia asociada al contacto con agrotóxicos, está reconocida en numerosos estudios. Por ejemplo, el Centro de Vigilancia Sanitaria del estado de San Pablo, Brasil, publicó un exhaustivo trabajo con abundantes gráficas y documentos, probando el vínculo del glifosato con problemas de salud que se manifiestan, entre otros síntomas, con episodios de lipotimia. (“GUIA OPERACIONAL PARA PREVENÇÃO E ABORDAGEM DA CAPINA QUÍMICA”, Secretaria de Estado da Saúde, 2015) En Argentina la preocupación por este tema llevó a denunciar el año pasado ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas los “nefastos impactos de los pesticidas en la salud en el país”. La denuncia concluye que en las zonas agrícolas de explotación intensiva mediante agrotóxicos, “estudios académicos demuestran que se han triplicado las enfermedades crónicas por envenenamiento, el cáncer pasó a ser una de las causas más probables de muerte en la región y las enfermedades mentales relacionadas aumentaron copiosamente”. (CETIM, 2015) Un ensayo sobre el impacto de los agrotóxicos en la salud de los paraguayos titulado “Los Refugiados del Modelo Agroexportador”, también demuestra que “la afectación no sólo se da por exposición directa, sino que está vinculada a la contaminación del agua, ya sea en el subsuelo como en aljibes y fuentes superficiales cercanas”. (PALAU, Tomás; CABELLO, Daniel; MAEYENS, An; RULLI, Javiera; SEGOVIA, Diego, 2007) En Uruguay, un estudio del Espacio Interdisciplinario de la UDELAR incluyó las “enfermedades sensoriales” del tipo que provocan lipotimia, en la lista de afecciones que llaman la atención en la población de las localidades cercanas a las arroceras, con especial mención a la incidencia del glifosato como probable agente desencadenante. (“Los trabajadores arroceros de la cuenca de la laguna Merín, análisis de su situación de salud”, 2013) Recientemente se conoció una resolución de la Institución Nacional de Derechos Humanos con la firma de sus cinco directores, que es fruto de una investigación en las arroceras del este del país, en la que se afirma: “Los trabajadores no tienen capacitación suficiente para el manejo adecuado de plaguicidas y conocimiento de todos los riesgos a los que se ven enfrentados”. (Caso Julio de los Santos, 31/07/2018) Este nuevo caso que se acaba de registrar en Treinta y Tres no hace más que profundizar la preocupación que merece el tema. Habrá que aguardar para ver si se confirma la hipótesis primaria que llevó a un médico tratante a derivar al paciente al BSE para que determine si se trata de una enfermedad ocupacional, es decir, relacionada con la actividad laboral, en cuyo caso podría disponerse una jubilación anticipada para una persona que debería estar en lo mejor de su rendimiento laboral con menos de 40 años de edad. Aníbal Terán Castromán


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