Columna Cristina no es Lula
- La Juventud Diario
- 5 sept 2018
- 4 Min. de lectura

Arriba morocha, que nadie está muerto Vamos a punguearle a esta vida amarreta un ramo de sueños. Avanti morocha, no nos llueve tanto No tires la toalla que hasta los más mancos la siguen remando. Avanti Morocha, “Los caballeros de la Quema”.
Prof. Andrés Freire
Las historias parecen similares y sin embargo son muy diferentes; el relato del progresismo es que Lula es una víctima de una conspiración de la ultraderecha rabiosa que le cobró haber sacado a millones de brasileros de la pobreza, posibilitando mayores oportunidades y el acceso desde un plato de comida hasta educación, salud e incluso el ascenso social. Por eso esta conspiración de los medios de prensa, la ultraderecha y los jueces lo quieren fuera de juego, para así poder ganar las elecciones y borrar todo lo que este hombre hizo. El cuento se complementa con que las encuestas lo dan como favorito y ganador. Obvia un detalle no menor; hay otro candidato que seguramente sería ganador en todas las encuestas, pero no lo mencionan, es el “padre de los pobres”, Getulio Vargas, no puede participar porque está muerto, del mismo modo que el propio Lula tampoco puede participar porque políticamente para el proceso electoral también está muerto en virtud de la ley de ficha limpia que en su momento impulso e hizo. Su proceso fue el menos reformista de toda la ola progresista, nada de reforma agraria, nacionalizaciones, estatizaciones, sino simplemente gracias al aumento sostenido en las ganancias de un ciclo extraordinario de auge económico al impulso de los buenos precios de las materias primas exportables, algo de redistribución entre los más pobres y poco más. La destitución de Dilma y el juicio y encarcelamiento actual de Lula, no tuvieron nunca una resistencia popular masiva; no hubo millones de campesinos sin tierra marchando para defender una reforma agraria que nunca existió, tampoco una huelga general de los trabajadores defendiendo grandes conquistas que simplemente no existieron, ni millones de brasileros en las calles, salvo algunas decenas de miles de simpatizantes del PT, tengamos en cuenta las dimensiones de Brasil. Lula es para el progresismo un mártir, otra cosa sin embargo es Cristina. Aquí en Uruguay parecemos ser bastantes pocos los que entendemos lo que está en juego; la morocha argentina que sin proclamarse jamás ni de izquierda ni socialista condujo junto a su marido uno de los procesos que no exento de problemas ni contradicciones fue mucho más avanzado que el brasilero y el nuestro propio. Podríamos hacer una lista donde señalaríamos la derogación de las leyes que amparaban a los genocidas, el avance en Verdad y Justicia, desde aquel gesto simbólico de hacer retirar un cuadro hasta los juicios y condenas a cárceles comunes, las retenciones a los sojeros y al sector agro exportador, la renacionalización de YPF, fueron algunos de sus gestos más significativos. Suena la versión de la Marcha Peronista agregando una nueva estrofa “Resistimos en los 90´ Volvimos en el 2003 junto a Néstor y Cristina la Gloriosa JP!”. He aquí entonces una diferencia significativa, Cristina y Néstor sí afectaron los intereses de la oligarquía argentina, sí realizaron transformaciones mucho más significativas, y sí fueron antiimperialistas, y sí hay otro 17 de Octubre en ciernes si la política de venganza llevada a cabo por las clases dominantes se anima a intentar detenerla. No se trata de corrupción o no, se trata de venganza, de que no le perdonan ni las retenciones, ni las renacionalizaciones, ni los limites a la voracidad sin fin de las empresas de servicios públicos. Y lo señalamos, no fueron políticas socialistas; sin embargo fueron mucho más avanzadas en más de un aspecto que gabinetes de otros países entre ellos el nuestro, llenos de “socialistas”, “comunistas” y tantos nombres más cada vez más vacios de contenidos. El problema para la oligarquía y el imperialismo, es que Cristina no es Lula, y así como un 17 de Octubre guste o no la clase obrera argentina dirigida por Eva Perón y el sindicalismo más cercano a Perón, lo rescató de su prisión y lo catapultó a la presidencia, así hay una enorme columna de pueblo argentino que puede rescatar a la persona que hoy es heredera de lo mejor del peronismo. La crisis económica argentina no es casual sino causal, se está imponiendo una redistribución regresiva del ingreso transfiriendo más y más renta al capital extranjero, el complejo agro exportador y una parte del sector empresarial, eso significa recorte de prestaciones sociales, desempleo, impuesto inflacionario y redisciplinamiento de la mano de obra, represión a la base social y una política de venganza hacia el elenco gubernamental kirchnerista que se animó a ir un poco más allá de lo posible. Aquí nuestro gobierno cruza los dedos esperando que la tormenta pase pronto, y el orden se consolide lo antes posible; nunca les cayeron muy simpáticos, “la vieja peor que el tuerto” como les dijera Mujica. Yo en cambio, un simple profesor de Historia, debo confesar una admiración creciente a una figura que se engrandece y que será quizás quien el destino o el azar ponga al frente de una tercera tiranía, tiranía profundamente democrática, ungida por el voto y volviendo a culminar lo que un día comenzó. ¡Avanti Morocha!
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