No queremos huir de esta realidad, queremos transformarla
- La Juventud Diario
- 1 sept 2018
- 3 Min. de lectura


En esta semana tuvo lugar una reunión sobre los riesgos asociados al consumo de marihuana, entre otras drogas, a través de la presentación de un informe con evidencias del daño neuronal provocado por las mismas. En dicha reunión se contó con la presencia de los representantes de la Academia Nacional de Medicina Ricardo Bernardi y Gabiela Lago, así como el presidente Tabaré Vázquez, quien solicitó realizar un proyecto de investigación al respecto afirmando que “es fundamental para el país”. En su condición de médico oncólogo, seguramente su conocimiento y su experiencia en la clínica le deben ser suficientes para notar lo perjudicial que pueden ser algunas sustancias para el cuerpo humano, especialmente cuando éste se encuentra en pleno desarrollo, como en adolescentes. Si pecamos de inocentes, podemos caer en el engaño y pensar que al señor presidente le preocupa el alto consumo de sustancias psicoactivas en la adolescencia y juventud uruguaya; pero para evitar malos entendidos, debemos apelar a la memoria. En este sentido debemos recordar que gracias al gobierno del Frente Amplio la marihuana se abrió camino hacia la legalidad, donde su regulación desató un proceso de naturalización en su consumo promoviendo su uso y abuso, así como la baja en la percepción del riesgo. A partir del 2017 el Estado uruguayo comenzó a vender marihuana en algunas farmacias, las personas que bajo registro previo como consumidores hicieron filas interminables para poder conseguirla, mientras otros cultivan desde la comodidad de sus casas. Esto es un claro indicador de las prioridades sociales presentes en el sistema capitalista; particularmente en nuestro país los jóvenes sin más opciones culturales, educativas o de trabajo digno, terminamos en la plaza aburridos y sin esperanzas, siendo presa fácil de la apatía y la desazón que, entre otras cosas, nos lleva a probar sustancias que nos brindan momentos efímeros de pseudoplacer. Las drogas cumplen una función social histórica: promueven la enajenación y la alienación de las masas; lejos están del cliché que establece que son una puerta hacia nuestro inconsciente, hacia la creatividad, las drogas provocan diferentes estados que rompen con la cruel realidad de la que queremos escapar. El problema es que su consumo prolongado y combinado provoca daños, en la mayoría de los casos, irreversibles. Haciendo referencia a la marihuana debemos establecer que “puede desencadenar enfermedades mentales muy graves, su efecto más frecuente y socialmente más costoso es el llamado síndrome afectivo o amotivacional, expresado por una notable falta de interés ante todo, similar a la que se ve en formas severas de esquizofrenia. Altera el pensamiento, crea dificultades con la memoria y la concentración, e interfiere en el aprendizaje; también retarda los tiempos de reacción ante estímulos visuales y auditivos, altera la percepción del tiempo y hace torpe la coordinación, produce bronquitis y cáncer de pulmón, en proporción muchas veces mayor que la determinada por el tabaco. Asimismo, se han comprobado afecciones de la vida sexual y capacidades reproductivas, no solo por el desinterés que provoca, sino también por la reducción del nivel hormonal y movilidad de los espermatozoides; tiene consecuencias catastróficas en madres adictas, como las malformaciones corporales en el bebé y la prematuridad; causa falta de coordinación y equilibrio, taquicardia, inyección conjuntival, resequedad en la boca y garganta y somnolencia”; además de ser considerada la puerta de entrada hacia otras drogas duras, como la cocaína o la pasta base. Es decir que sobran evidencias de los riesgos asociados a esta droga, sin embargo el gobierno del FA es un promotor de su venta, regulación y distribución, es decir es promotor del consumo de esta droga ya que sus decisiones políticas en vez de luchar contra este flagelo social lo protege, defiende y comercializa; aunque la hipocresía es tal que, también, invierte dinero en una campaña publicitaria para mostrar los riesgos que conlleva, es decir: una ventana de humo para clamar las aguas. El consumo de drogas se combate con políticas sociales claras que dignifiquen la vida, se combate con inversión en salud, en vivienda, en trabajo digno, en educación, en actividades culturales que mantengan ocupados a los jóvenes brindándole las herramientas para que construyan su futuro, que proyecten un plan de vida optimista; porque sin esperanzas no nos queda más que “vivir el momento”. Claramente en la Rendición de cuentas quedó claro que este no es el camino que el Frente Amplio quiere seguir; por el contrario, la pretensión de continuar favoreciendo al gran capital, a las multinacionales implica, entre otras cosas, seguir vendiendo el cannabis de Soros, el porrito Monsanto. Para que esta situación se termine, para luchar por transformar la realidad te invitamos a participar de la Juventud del 26, acá hay lugar para vos ¡acercate! Contacto: jovenes26m@gmail.com Facebook: juventud del veintiséis de marzo
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