19 de Agosto: Día de la Trabajadora Doméstica: “Es un día para reafirmar nuestro lugar en la lucha d
- La Juventud Diario
- 18 ago 2018
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Matilde Castillo participa en la Confederación Sindical y Gremial del Uruguay como trabajadora doméstica organizada, hace más de 2 años. Para la dirigente de la nueva central, el Día de la Trabajadora Doméstica es un día de lucha, en el cual a partir de su realidad concreta reivindica los derechos de toda la clase obrera, como individuos que no tienen más que sus manos y su esfuerzo para ganarse la vida trabajando, pero tienen en la organización de la clase obrera la fuerza para romper sus cadenas. Matilde lleva 4 décadas inserta en el seno del movimiento sindical, fue obrera fabril y trabajó en la industria de la vestimenta. El aparato productivo nacional está destruido, fábricas cerradas, ya no hay talleres. “La aguja” llegó a emplear a cientos de miles de trabajadoras, hoy no existe. “En un país ganadero, ni las curtiembres trabajan ya; las vacas las venden caminando al extranjero”. Hace varios años ya, Matilde como tantas miles de compañeras tuvieron que ir a limpiar casas para salir adelante. Hoy hay más de 125 mil trabajadoras domésticas, que “mayoritariamente trabajamos para los ricos”. El Día de la Trabajadora Doméstica recuerda el hecho histórico cuando entraron a los Consejos de Salarios, en 2008. El mayor simbolismo es justamente el reconocimiento de que son trabajadoras, asalariadas; y aunque en los hechos esto no está instalado ni en las patronales ni en la dirigencia sindical oficialista, según Matilde representa la ebullición y el espíritu de lucha y de empuje colectivo que tuvo aquella conquista. La dirigente de la CSGU recuerda que fue producto de una lucha de muchos años en completa soledad, y que el entonces Ministro de Trabajo Bonomi se resistía a incluirlas porque “no éramos productivas”. “El laudo fue de $20 por hora, y el boleto salía $8”, recuerda patente. “La trabajadora doméstica se levanta a las 5 ó 6 de la mañana, sin haber resuelto el desayuno de los hijos los lleva a la escuela tratando de que allí se alimenten, se toma el ómnibus para el trabajo, limpia, hace las tareas, cocina 4 ó 5 comidas, cuida a los viejos, les da los medicamentos en la hora indicada, pone la cara ante los médicos cuando el hijo de los patrones está enfermo, sale y levanta a los hijos de la escuela. Aún no resolvió ni el pan, ni la leche, ni la cena y no sabe cómo resolverá el próximo desayuno. Cobramos 3 pesos”, lamenta. En temporada tienen que trabajar como esclavas en la casa de veraneo, y los más ricos les hacen contrato por 9 meses. En verano viajan al exterior, ellas al seguro de paro, e ingresan nuevamente al BPS sin presentismo, antigüedad ni nada. Hoy, estar en la CSGU les da fuerza; “aprendemos de los ferroviarios, de los postales, de la salud, de los acompañantes… ¡nos dimos cuenta que nosotras somos domésticas Y acompañantes!”. En la CSGU no hay cuota de género; “todas tenemos garantizado nuestro lugar para luchar en defensa de los trabajadores”.
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