Columna Para el gobierno el juego importa más que la educación
- La Juventud Diario
- 7 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Escribe: Prof. Andrés Freire
Días pasados salió a publicidad un llamado del Ministerio de Economía y Finanzas a cargo como es sabido de Danilo Astori, para tomar personal zafral en la Dirección General de Casinos, concretamente son 25 puestos en el Casino Victoria Plaza. Para acceder al empleo el nivel educativo necesario es primer año de bachillerato (cuarto de liceo o primero de EMT del Consejo de Educación Técnico Profesional en su totalidad), es un trabajo de 48 horas semanales, con horario rotativo, con una remuneración nominal total entre salario fijo y variable de 56.395 pesos. En comparación un maestro de escuela, que es un profesional con formación terciaria ingresa a la educación pública con una carga horaria de 20 horas semanales (más un montón de horas gratis que no se le abonan, estudio, planificación, coordinación, corrección y otras tareas que se desempeñan en su domicilio) ganando un salario nominal de 29.358 pesos. He aquí entonces lo que el Ministerio de Economía enseña sobre el valor del estudio y la educación, un profesional con educación terciaria luego de cuatro años de estudio ingresa a trabajar con un sueldo que es casi la mitad de una persona que no ha culminado siquiera el bachillerato. ¿Acaso la educación no era esencial? Si lo fuera, el trabajo de los educadores lo sería. Quizás pensemos que no debe haber diferencias salariales, pero si las hubiera: ¿lo correcto no sería premiar las áreas estratégicas y valorar el mayor estudio? He aquí entonces lo que realmente importa y lo que no para el Ministerio de Economía y Finanzas, importa mucho más el juego, la timba, algo que en definitiva a través de Casinos del Estado aporta recursos para la sociedad pero también trae aparejados graves problemas sociales, que la labor esforzada y cotidiana de un maestro. Esto es coherente con un gobierno que ha decidido en rendiciones de cuentas pasadas subsidiar las carreras de caballos, y sigue manteniendo el inexplicable subsidio a la cerveza industrial. Se nos dirá que las diferencias salariales siempre han sido así, sin dudas desde hace décadas que esto es así: ¿y? Un salario de 56.395 pesos nominales es casi el salario de un Director de Escuela Rural con maestro a cargo, y casi el doble de lo que gana un maestro de educación común, y aquí comparamos salarios de ingreso, seguramente las diferencias sean aún mayores cuando las carreras progresen. 13 años de gobierno “progresista”, debieron haber sido más que suficientes para corregir estas situaciones, no se ha querido ni se intentó siquiera. Pero todos los días datos similares no hacen otra cosa que por un lado dejar patentes las injusticias cotidianas y el doble discurso del elenco gubernamental, y por otro lado humillar cotidianamente como un tortazo a un docente, a un policía, a un enfermero. ¿Qué es lo que realmente importa y qué es lo que no? Para un gobierno y una fuerza política que luego de 13 años no ha hecho nada para cambiar de raíz esta situación, queda claro que el juego importa mucho más que la educación, sino la ecuación salarial y las ofertas serían muy muy diferentes.
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