Columna La escuela no es comedor
- La Juventud Diario
- 3 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Escribe: Prof. Andrés Freire
¿A qué se va a la escuela, o mejor dicho para qué se debería concurrir? Básicamente a aprender y a socializar. Contra todo lo que gran parte de la Academia pueda sostener a coro con lo más rancio del sistema político, el hambre, la violencia, el desempleo, el sexismo, el consumo de drogas, no son problemas educativos, son problemas sociales que en todo caso repercuten en la educación. La distinción no es menor; a quienes mandan, les interesa achacarle cada vez más responsabilidades a nuestras escuelas y liceos públicos. Así, si aumenta la delincuencia hay más desempleo, la violencia crece, aumenta el embarazo adolescente o hay bocas de pasta base serán problemas educativos y si no lo son, la educación debe aportar una solución en todo o en parte. EL PROBLEMA ESTÁ EN QUE TODOS ESTOS NO SON PROBLEMAS EDUCATIVOS, SON PROBLEMAS SOCIALES Y COMO TALES DEBEN SER SOLUCIONADOS. Transformarlos en el discurso en problemas educativos es funcional a los intereses de los gobernantes de turno y de las fuerzas sociales que encarnan; es mucho más fácil y práctico señalar por ejemplo lo terrible que es que unos niños se queden sin comer por un paro en las escuelas públicas, que cuestionarse por qué después de 13 años de gobierno progresista y de supuesta prosperidad hay niños que dependen del comedor escolar para comer. En su auxilio, el aparato de dominación cuenta con sus intelectuales orgánicos; la Academia, que al estilo de EDUY 21 le va a decir a los primeros lo que quieren escuchar. Por eso se juntan en el Palacio Legislativo a aplaudirlos; los expertos establecerán entonces relaciones que en realidad no existen entre pobreza, hambre, desempleo, violencia y educación, relaciones que no existen en el sentido que se les quiere dar. Es el capitalismo quien permanentemente genera pobreza y exclusión social, y esos son problemas sociales que repercuten en la educación, que es algo que acontece en las aulas. El 25 de Julio del 2018 el consejero Héctor Florit declaraba a “El Observador”, “Es muy triste que la expectativa de alimentación de familias enteras se vean frustradas”. Lo triste, lo tristísimo es que existan familias cuyos niños dependan del comedor escolar o liceal para comer, pero de eso no se habla. NO ES FUNCIÓN DE LA EDUCACIÓN DARLE DE COMER A LOS ALUMNOS. Con esto no decimos que esté mal que existan comedores, capaz que incluso lo mejor es que existan comedores para todos en todas las instituciones sin discriminación de ningún tipo; el problema es que la existencia de alumnos con hambre NO es un problema educativo, es un problema social que repercute en la educación y debe ser resuelto socialmente. El hecho de que 13 años continuados de gobierno progresista no bastaron para eliminar el hambre en los niños y que exista quien depende del comedor para alimentarse, es toda una declaración de fracaso; mejor entonces achacarle la culpa a las malvadas maestras que un día dejaron supuestamente a los más carenciados sin comer.
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