Editorial: ¿Por qué tanto silencio? Los que “cambiaron” callan
- La Juventud Diario
- 1 ago 2018
- 2 Min. de lectura
No es una novedad que en los últimos tiempos la política neoliberal, de privatizaciones, y de crecimiento del endeudamiento sin límites de nuestra economía lleva a una situación extremadamente difícil a toda la vida social y particularmente a la producción en nuestro país y en la región. No es una novedad tampoco que ello lleva a elevados índices de corrupción que aparecen en toda la vida política y social como fenómenos constantes, particularmente en nuestro país. En los últimos tiempos además los mayores generadores de las ideas en la política dominante han sido los bancos internacionales por su papel en la economía mundial y particularmente en nuestro país que han tenido un papel dominante en los últimos años sin reparar en las formas y colores que han tenido los gobiernos. Les ha interesado sobremanera garantizar sus altos beneficios financieros y para ello, han tenido que arrasar con los débiles procesos de industrialización e imponer otros funcionales a las exigencias del capital internacional con sus nuevos procedimientos en marcha. En nuestro país “el cambio” ha venido por la forestación, la producción de la celulosa en zonas francas, y el reiterado intento de apropiarse del agua, un bien que se ha transformado en las últimas décadas como un recurso productivo determinante para la inversión extranjera. Claro que para ello es necesario, aceptar todo el paquete financiero que domina la política económica nacional y una amplia concertación política. Ello es lo que ha hecho el partido de gobierno hace un buen tiempo y ha coronado en estos días. El libre comercio sin duda que ha sido uno de los procedimientos preferidos para proceder con los objetivos de mantener sus enormes ganancias exportado para el mundo pero que en los manejos del poder económico mundial la libertad de comercio es algo inexistente, pues marcha al son de las políticas de los grupos capitalistas mundiales más poderosos del planeta, y para garantizarlo la fuerza y el chantaje son parte de la libertad. Los sueldos de hambre para los trabajadores, y la liquidación de miles de pequeños productores agrarios e industriales es el precio que debe pagarse, hipotecando las posibilidades de desarrollo independiente. Este es el camino, por el que ha optado la política de gobierno, al definirse por el libre comercio en esta época y en las actuales condiciones del país. Sin duda que ello traerá efectos negativos aún mayores para la vida del país, pues ello lejos de terminar con los problemas crónicos que tiene la sociedad uruguaya en materia de desarrollo pondrá invariablemente las cosas más difíciles para los pobres y especialmente para las clases más vulnerables a esta política económica como lo son los jubilados y los que nacen en los marcos de la aplicación y del desarrollo de ésta política. Una vez más, sólo la Unidad Popular, se ha opuesto en el parlamento a una nueva entrega de la soberanía, mientras los parlamentarios de gobierno mayoritariamente adoptaron nuevamente por salvar la herramienta y no los intereses vitales del país y la soberanía. Las cosas vuelven a ponerse claramente, en relación a quién es lo que defiende en forma concreta en cada momento de la vida del país, de un lado la patria, y del otro los intereses de quienes la entregan, para que el capital penetre sin trabas.
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