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Columna Inteligencia artificial

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 23 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella * Desde el siglo XVIII cada avance de la maquinaria expulsó trabajadores. Hoy, la automatización los expulsa a mayor velocidad, y no sólo reemplaza la mano del obrero sino hasta ciertas funciones intelectuales del trabajador calificado; pero siempre surgen nuevas fuentes de trabajo. En los países centrales, las épocas de auge demandan inmigrantes para el trabajo duro y las épocas de crisis los expulsan; estas crisis cíclicas son parte del desarrollo del Capitalismo. En los países empobrecidos, la explotación del trabajo sigue siendo brutal y los mecanismos de control imperial buscan impedir todo cambio. Ahora la Inteligencia Artificial modifica la producción, el consumo y hasta los servicios y la burocracia. Más gente humilde será expulsada del mercado formal, pero los obreros explotados, aún en el rincón más alejado del Planeta, siguen siendo la fuente de la acumulación capitalista. En este tiempo de microprocesadores, simular la inteligencia animal es relativamente simple. Se introduce a la base de datos la experiencia acumulada, y se programa la auto modificación del árbol de respuestas en función de los nuevos datos. Con la inteligencia humana el proceso es más complejo, pues el pensamiento abstracto (exclusivamente humano) se basa en los lenguajes naturales, nuevo sistema de señales que la Humanidad desarrolló en milenios de vida y trabajo en común. La más célebre confrontación entre inteligencia humana e inteligencia artificial se dio en el juego de ajedrez. A la velocidad de sus microcircuitos, la máquina examina todas las jugadas que el reglamento permite, aún las menos convenientes. Para cada una de ellas examina todas las respuestas posibles del adversario y todas las réplicas que a su vez, ella puede dar a cada una de esas jugadas, y así sucesivamente, en una progresión geométrica de posibilidades, hasta modelar y remodelar en cada movimiento el “jaque mate”, la victoria final que se le ha ordenado. El humano, en cambio, descarta (ni siquiera ve) las jugadas evidentemente desfavorables y esboza su estrategia en una combinación de racionalidad e intuición que él mismo, después, no puede explicar. En la “intuición” se evidencian procesos cerebrales, razonamientos, que van a mayor velocidad que lo que su propia conciencia puede registrar. Pero lo que para el foco de su conciencia es “intuición”, para el registro computacional y su velocidad colosal para los nexos, es solamente un “software” adicional. A la máquina se le programa el razonamiento, pero piensa sin sentimientos, sin motivación propia. Por eso un nuevo software debe simular sentimientos, para introducir “amor” (fidelidad a sus objetivos) o “temor” (mecanismos de autoprotección). ¿Pueden los sentimientos encontrados (aunque sean sentimientos artificiales) entrar en colisión? ¿Puede una máquina así programada hacer que el “miedo” artificial a la muerte llegue a alterar la lealtad a sus objetivos, y planificar un poder propio, autónomo del inventor? El trabajo sobre los algoritmos genéticos recién comienza y un nuevo “hardware” potenciará aún más la Inteligencia Artificial. La Lingüística Computacional es el desafío principal, porque al llevar el lenguaje natural humano a un programa de ordenador, está importando hacia la máquina pensamiento abstracto. Para los países dependientes, es cada vez más accesible el empleo de ciertas tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial, tecnologías que nos llegan porque no afectan la seguridad de los imperios. Más aún: la inteligencia artificial más elemental en el uso de telefonía celular, bancarización obligatoria, documentación personal e institucional, y hasta en el Plan Ceibal, son parte del sistema de espionaje a la población y su sometimiento mental hacia los Amos extranjeros. Es tecnología que usamos y no sabemos producir, lo que acentúa la dependencia tecnológica de nuestros Estados a los centros del poder mundial. Nuestro pueblo trabajador y sus organizaciones de lucha, deben entender, deben recorrer conceptualmente el camino que realizó la Humanidad hasta producir Inteligencia Artificial. Deben entender sus fundamentos, desde la numeración binaria hasta el concepto de microcircuito y la digitalización de las comunicaciones. Deben apropiarse del conocimiento, para avanzar en el único camino hacia la redención de la Humanidad: la apropiación social de los medios de producción. Sólo en una Sociedad Socialista, en un Planeta socialista, la Inteligencia Artificial romperá el estrecho marco de las leyes del mercado y las patentes, estará al servicio de todos y se proyectará en sus infinitas posibilidades. * Maestro y escritor, dirigente político y candidato por la UP a la Presidencia de la República para las elecciones de 2019.


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