La continuidad de la política económica oficial requiere cambios populares

Una de los grandes temas en la vida política del país ha estado centrado en los años que nos ha tocado vivir en la estrecha continuidad que han tenido los temas en la política nacional y también en su economía. Claro que si bien no todo el paisaje social y político es el mismo, pues tiene otras expresiones, lo que es cierto es que desde el punto de vista del proceso de lucha que han llevado adelante los trabajadores en el campo popular, junto a otros sectores como el estudiantil, y la violencia con que se ha expresado la virtual desaparición de la vida productiva en el campo, de pequeñas propiedades agrícolas, dando paso a grandes inversiones de capital , vinculadas al agro negocio. Es un hecho objetivo, que así como la dictadura llegó para “ajustar cuentas” contra los trabajadores y el pueblo oriental, luego de un largo proceso de resistencia está cedió luego que el descontento nacional e internacional se acrecentaba, produciendo una nueva situación en que la violencia terrorista para las clases dominantes ya había jugado su papel principal, dando paso a otras formas, que posibilitarían el desarrollo de ciertas libertades sociales y políticas pero donde ni la política económica tendría variaciones y tampoco la impunidad a el aparato represivo del estado, que actuó en aquellas épocas. No hay equívocos posibles, la política económica permaneció intacta hasta nuestros días lo que produjo un gran desgaste y atraso de nuestra economía y un achique constante en el salario, en el empleo, y en todos los beneficios sociales conquistadas en las luchas. También en los grandes partidos tradicionales, que iban a ser desplazados por el Frente Amplio pero que este produciría otra gran decepción en sus electores, luego de las lógicas expectativas iniciales para promover un cambios social en la vida nacional, que los uruguayos siguen esperando en medio de un desencanto creciente. La Juventud ha insistido mucho en el tema, y lo seguiremos haciendo pues estamos convencidos que los problemas referentes al desarrollo de la deuda externa, a la libre inversión extranjera, al salario y jubilaciones, y a las sucesivas reformas del costo del estado son algo que se ha introducido en el movimiento popular por las políticas dominantes del capitalismo mundial y particularmente de sus bancos. La oligarquía nacional y los sectores de clase más reaccionarios dirigieron y acompañaron en distinto grado este proceso de liquidación de la democracia sustituyéndola por la dictadura y el fascismo. La lucha por la liberación nacional con tratados de libre comercio, no funcionan ni para los trabajadores, ni para el socialismo, en general la experiencia histórica está mostrando ahora también en nuestro país como ello debilita a los partidos de izquierda y también a los trabajadores pues los dispersa, los fragmenta y los hace perder el rumbo. Lo que fortalece la lucha de los trabajadores es su organización, y no los atajos individuales para resolver desde las posiciones personales sus beneficios económicos que debilitan la lucha del conjunto. Con bajos salarios, con un endeudamiento externo creciente con jubilaciones de 10 mil pesos y el campo fundido, no hay país que salga adelante, hay más continuismo y privatizaciones, lo que se hace necesario es continuar avanzando en la lucha social y política.