Editorial: El libre comercio no resuelve nada Más bien empeora
- La Juventud Diario
- 26 jun 2018
- 3 Min. de lectura
Hace ya un buen tiempo que en nuestro país los gobernantes se han ido afiliando a una idea que es la de impulsar políticas de libre comercio, para nuestro país, que en las últimas décadas no han hecho más que disolver la endeble base industrial, en el proceso de una amplia política de extranjerización de la tierra y privatización de los recursos de agua para del riego. En los últimos años la política de libre inversión y de apertura de la economía, ha promovido en forma alarmante las desigualdades, aniveles muy amplios y podríamos decir que desconocidos para nuestro país. Ello no solo provoca una pobreza extrema, sino que concentra e forma muy amplia e irracional la riqueza en pocas manos. Luego los genios del gobierno y de los grandes medios de comunicación se preguntan: ¿qué hacer? con los problemas que ellos llaman de “seguridad” que no son otra cosa que el desarrollo de la violencia social, resultado de políticas que se han incubado largamente y que con la política de endeudamiento y de explotación del trabajo se han agravado. Sin dudas que las políticas del gobierno tienen una gran responsabilidad en el tema, pues las políticas de libre comercio están muy lejos de producir en nuestro país alguna posibilidad de desarrollo económico e industrial, y por lo tanto de beneficiar a los que viven de su trabajo. Claro que la política que se ha desarrollado en los últimos años, donde los virajes que ha tenido la dirección del partido de gobierno es quién ha permitido que ello se produzca, en forma cada vez más abierta donde la asimilación a las políticas de privatizaciones y neoliberales ha sido completa, por parte de la izquierda tradicional en el gobierno. Es natural que la opción por el trabajo y su dignificación no surja de parte de quienes piensen que ello resulte muy atrasado, viejo, vetusto y arcaico, allá ellos, el trabajo sigue siendo la variante más importante para el desarrollo de nuestra sociedad, lo que sucede que el capital apurado por apropiarse de ganancias a diario superiores deja por el camino a la inmensa mayoría de la población y pone en peligro inclusive el medioambiente. Por cierto que el comercio y las formas de intercambio seguirán desarrollándose en nuestro tiempo, pero lo que no contempla el libre comercio, para un país como el nuestro es un trato igual por nuestras escasas posibilidades de hacernos valer con un país que retrocede en sus condiciones de vida y en sus valores de educación y conocimiento. Si en el país no se planifica seriamente la producción de alimentos, la construcción de viviendas y se avanza hacia una educación moderna con un sistema de salud donde el estado defina y garantice la atención sanitaria de toda su población, no se puede hablar livianamente que “estamos mejor”. Deberíamos estar mejor si a los miles de marginados de la vida social, los incorpporamos progresivamente a la vida económica y social, de lo contrario las privatizaciones, la libre inversión extranjera, y el libre comercio nos continuará achicado el horizonte del desarrollo social y la independencia como país. El país necesita soluciones, para su gente, subir los salarios, ampliar el empleo, construir viviendas, y dignificar su atención en salud de forma urgente. Solo así empezarán a retroceder algunos de los problemas vinculados a la violencia social, sí menos libre comercio y más trabajo.
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