Nos vemos en las rutas

Desde antes del surgimiento de Un Solo Uruguay, el movimiento -que surge del sector agrario pero que abarca a todas las actividades vinculadas a la cadena productiva incluyendo a los consumidores finales- ha sido estigmatizado por el oficialismo y el propio gobierno como una iniciativa desestabilizadora o de disputa electoral. El año pasado, el presidente Vázquez promulgó un decreto “antipiquetes”, que despertó fuertes resistencias entre sectores del campo popular, desde organizaciones sociales, varios sindicatos y sectores políticos como la Unidad Popular por entender una forma de criminalizar la protesta y recortar las libertades constitucionales como extensión del derecho a huelga. Ya en aquel momento, desde secretarios de Estado se aclaraba que tenía como finalidad impedir posibles maniobras desestabilizadoras incluso haciendo referencias directas a lo ocurrido en Chile durante el proceso liderado por Salvador Allende. Ninguna ruta ha sido cortada desde entonces con dichos fines. A principios de enero, previo a la primera asamblea autoconvocada en Paysandú de productores agropecuarios, se filtró un audio de la Ministra Liliam Kechichian donde advertía la gestación de una maniobra de oligarcas del campo que bloquearían el acceso de alimentos al Este en plena temporada, situación de la que ya estaba al tanto el Ministro de aquel entonces Aguerre y que sería comunicada al Ministro Bonomi. Lo único que ocurrió fue una asamblea multitudinaria el 23 de enero en Durazno, donde se leyó la proclama que rige como una suerte de declaración de principios de lo que se dio a llamar Un Solo Uruguay. Luego, se viralizaron “opiniones” o “posiciones” de integrantes del movimiento; comentarios fascistas y anticomunistas que revelaban los fines espurios de esta organización. Sin embargo, han realizado decenas de “vigilias”, concentraciones al costado de las rutas, difundiendo sus preocupaciones y propuestas, elaborando documentos y propuestas, y pidiendo reuniones de trabajo con las autoridades. En ocasión de la primer reunión en el MGAP, el propio presidente de la República en las afueras de la sede ministerial tuvo un intercambio con distintos manifestantes, a quienes etiquetó como “este es un movimiento político” que fue contestado por un grito anónimo “nos vemos en las urnas”. El movimiento ha expresado incansablemente que sus fines responden a la preocupación por la situación que atraviesa el sector productivo y la necesidad urgente de tomar medidas para revertirlo, antes de volver a repetir crisis que termina lamentando y padeciendo el conjunto de la sociedad. El oficialismo intentó una vez más desenmascarar los fines electorales de Un Solo Uruguay, difundiendo una resolución de la Corte Electoral autorizándolo como sublema a un sector del Partido Nacional. Los autoconvocados se desmarcaron y lo repudiaron en un comunicado público, y emprendieron acciones concretas que llevaron a la agrupación blanca a dar marcha atrás en su maniobra electoral. Esta resolución pasó inadvertida ya que se inició otra campaña de desprestigio revelando medidas extremas que tomarían los camioneros, su vínculo con las medidas adoptadas en Brasil, y los enmascarados fines golpistas. Incluso llevó al SUTCRA, sindicato de trabajadores camioneros a emitir un comunicado desmarcándose absolutamente de cualquier medida que pudieran adoptar las patronales. El sábado se reunieron más de un centenar de transportistas en Durazno de todo el país junto a autoridades de Un Solo Uruguay, y para desprestigio de las campañas rastreras oficialistas, manifestaron su preocupación por la situación y no se resolvió ningún tipo de medida.