top of page

Opinión La inseguridad como construcción de un nuevo enemigo interno. Para los humanistas el Ejércit

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 29 may 2018
  • 4 Min. de lectura

El capitalismo no deja faceta de la vida humana sin violentar y esta versión salvaje que tenemos llamada neoliberalismo, ha acentuado la intensidad de cada una de las esferas de la existencia humana. Cuando en los pueblos la resistencia y la rebelión superan a las distintas formas de dominación y domesticación, es necesaria la represión. En el escenario internacional el recurso similar es la ocupación de territorios por “cuestiones humanitarias”, la intervención militar “preventiva”, la guerra. Nuestro país es junto a Chile, Ecuador y Argentina, la parte del continente sudamericano con menor violencia física que se concreta en forma de homicidio. Todo crimen es repudiable, y la violencia física es la más brutal de las expresiones de la prehistoria humana en la que vivimos. Los países subdesarrollados o del tercer mundo tenemos crímenes en lo familiar, entre bandas delictivas, en las calles. Los países del llamado primer mundo tienen los mismos crímenes que nosotros, pero además son muchos de ellos asesinos arrojando bombas sobre poblaciones civiles absolutamente indefensas fuera de sus propias fronteras. Ambos crímenes son repudiables, unos los cometen ciudadanos y otros los cometen Estados criminales del “mundo civilizado”. En nuestro país, durante décadas han estimulado permanentemente desde los medios de comunicación masivos a la población, con el tema “inseguridad”. Hoy parecen los sectores más reaccionarios de nuestro país estar convencidos de que es hora de recoger lo sembrado. Estamos encaminados en Latinoamérica hacia un momento de creciente violencia desde los gobiernos, es lo que ellos usualmente denominan ajuste. Los que tienen que pagar “los costos” son una vez más los trabajadores, desocupados y oprimidos en general. Debemos preguntarnos ¿cómo se logra instalar en la opinión pública, en uno de los países menos violentos en cuanto a homicidios de la región, el tema de la inseguridad como un primario? ¿Por qué 300 homicidios, en un país con más de 3 millones de habitantes, con solo el 8% de asesinatos en ocasiones de robo o acciones similares entre desconocidos, es según las encuestadoras la preocupación central de casi el 40% de los uruguayos? Al mismo tiempo con más de 600 suicidios anuales, el 0% de los uruguayos tiene como preocupación central, el tema de quitarse la vida. Es veinte (20) veces más probable que en Uruguay, muera alguien cercano a nosotros por suicidarse, que por el hecho de que lo maten en un asalto. ¿Por qué ocurre este absurdo de que se instale un hecho que nos pone muy por debajo de la media regional? Sencilla es mi conclusión primaria, el suicidio no sirve como variable para construir el ENEMIGO INTERNO. Por otra parte los homicidios entre familiares o personas con vínculos emocionales triplican a los homicidios en ocasiones de hurtos, rapiñas y copamientos. ¿Por qué este punto no se destaca y se relaciona? Nuevamente mi conclusión es que no sirven los femicidios, como variable para conformar “el enemigo interno”. En este mes de Mayo, en dos de las emisiones de Canal 4 del programa “Todas las Voces” vimos un desfile de reaccionarios ligados a estos temas. Estuvo Larrañaga adelantando lo que será un Partido Nacional en el gobierno. Más represión, bastante más que el FA. Mano libre para la mano dura en la delincuencia cotidiana, preparando el terreno para reprimir la protesta social futura. La intendenta de Minas presente en ese programa y también del PN, está convencida que los militares están formados para mezclarse con la policía y con la gente. Un horror, una aberración, dicha con total soltura como si hablásemos de sacar a pasear a nuestro perro. Al programa siguiente un militar retirado de alto rango dijo sin que generara un repudio inmediato de los demás participantes del ciclo, que se necesitan “medidas prontas de seguridad”. Agreguemos algo mucho más preocupante ocurrido estos días, por el rol que tienen Layera y “el jefe” del Ejército. El primero avisando que al parecer los derechos humanos sociales seguirán siendo violados sistemáticamente en nuestro país ya que “un día los marginados van a ser mayoría”. El segundo el pasado 18 de Mayo, Guido Manini Ríos, en su discurso dejó en claro que por más que mencione a Artigas, su pensamiento va en la línea de las políticas de Washington para el Siglo XXI. Es bueno recordar que representa nuestro ejército que tuvo su bautismo “de fuego y de honor” en Salsipuedes y que es la antítesis de quienes lucharon a favor del ideario que impulsó Artigas. Nuestro ejército es el brazo armado de la clase dominante. La última dictadura fue quien produjo el quiebre económico, político, cultural en nuestro país, que nos metió de cabeza en el neoliberalismo. La despolitización creciente, la falta de noción de nuestra historia, mucho tiene que ver con esa década interminable e infame donde se enseñoreó la violencia y la corrupción en todas sus formas. Los militares fueron responsables de crímenes de lesa humanidad que el Frente Amplio ha permitido mantener en la impunidad. Al mismo tiempo saquearon y endeudaron multiplicando por nueve (9) la deuda externa, hecho que condicionó fuertemente la entrada en la democracia formal. Los militares como fieles mastines de la alta burguesía implementaron las medidas económicas que permitieron una profunda redistribución de la riqueza a favor de las élites opresoras. Los humanistas lo hemos sostenido desde nuestro origen. El Ejercito Uruguayo debe disolverse, su única hipótesis seria es COMBATIR AL “ENEMIGO INTERNO”. Con la Armada cuidando la riqueza pesquera; con una Fuerza Aérea asociada a esa tarea, a la frontera y la asistencia en catástrofes; con una guardia fronteriza y una policía transformada en un cuerpo de protección social. En Uruguay no necesitamos Ejército para tarea alguna. El mundo no necesita Ejércitos Armados, son institución viva de la prehistoria humana, son los brazos de la violencia capitalista y de la burocracia de estado. Pensando en el corto plazo, nuestro ejército debería ser desmantelado, es una de las principales tareas que necesitamos emprender si pensamos en la seguridad real, en la seguridad del pueblo. Este desmantelamiento, iría al mismo tiempo de la mano de los juicios que están pendientes, por la memoria, la verdad y la justicia. La otra tarea, es promover una cultura de la no violencia activa, tema que espero poder desarrollar en un próximo escrito.

Daniel Rocca Miembro del ECN del PH y del CN de Unidad Popular danielroccac79@gmail.com


Entradas relacionadas

Ver todo
49 Aniversario, no hay repliegue

En estos días es evidente que ante un nuevo aniversario del Movimiento 26 de Marzo, muchas cosas y conceptos se ponen sobre la mesa en...

 
 
 

Comments


Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
Noticias destacadas
Noticias recientes
bottom of page