Pobreza, miseria, violencia, corrupción Lacras eternas del capitalismo

Escribe Daniel Pereira Integrante de la Dirección Nacional del Mov. 26 de Marzo.

Las idas y vueltas entre Donald Trump, presidente de EEUU y el presidente norcoreano han sido nota en los últimos días, se sucedieron declaraciones que no permiten asegurar hoy un acuerdo bilateral y su firma por los máximos mandatarios de cada país. Corea del Norte realizó la demolición de una base de lanzamientos de misiles ante corresponsales de prensa especialmente invitados, como parte de acuerdos previos a la reunión entre los respectivos jefes de estado en el mes de julio, las excentricidades, permanentes amenazas del hoy jerarca imperial, no garantizan nada, aunque la realidad internacional expone al multimillonario yanqui a cierta cautela. Ante tanta presión militar y política norteamericana en todo el orbe, con sus flotas surcando mares y océanos, instalando más bases militares y amenazando con duras sanciones económicas a quien manifieste el deseo de ser independiente, es prudente pensar por lo menos que el mundo está al borde del precipicio. Los que han caído sí al precipicio, son decenas y decenas de curas, obispos y otros prelados de la Iglesia Católica chilena ante la comprobación de acosos, abusos sexuales y todo tipo de aberraciones que obligaron al Papa Francisco a tomar cartas en el asunto y hacer algún tipo de limpieza. El conocido refrán “a dios rogando y con el mazo dando”, se hizo verdad contra centenares de seres humanos que sufren hoy en sus vidas particulares, los tormentos de estos repugnantes sanguinarios de la espiritualidad que dicen representar a “dios”. Entre políticos corruptos y mentirosos, empresarios explotadores, dirigentes sindicales que defienden más a las multinacionales que a los trabajadores y religiosos de todo tipo y orden, los pueblos sufren un gran ataque y los han dejado casi sin rumbo y sin esperanzas. Si los que más poder político, militar, económico tienen, junto a quienes son referentes sociales y espirituales, viven con plata sanguinolienta, volados por la droga, con prácticas aberrantes, con mentiras y estafas, es fácil de entender que los pueblos estén desanimados, desmovilizados y encerrados en sus “propios” temas. El policía de mayor rango del Uruguay, Inspector Mario Layera, tercero en poder detrás del Ministro Eduardo Bonomi y el sub secretario Jorge Vázquez, incidió con sus declaraciones de días atrás, a tal punto que el presidente T. Vázquez intervendrá directamente, para coordinar políticas de seguridad. Una de las novedades de esa coordinación que integran varios ministros, será intentar demoler lo más rápido posible los Palomares del barrio Casavalle con el fin de evitar la delincuencia de todo tipo y orden. En realidad esa destrucción fue sugerida por la CEPAL entre 2004 y 2005.Analice usted estimado lector, el atraso descomunal del gobierno frenteamplista según la CEPAL. Ahora que parece infrenable la ola de delincuencia, aparecen datos de gran trascendencia. La delincuencia se combate con más trabajo, más salario, más educación, más salud pública y vivienda digna para el pueblo, con entes estatales al servicio de la justicia social y con administradores patriotas y transparentes. Podrán demoler barrios, podrán usar más policías, más móviles, podrán militarizar la frontera, pero esa no será la solución. Sólo una economía a favor del pueblo y con base en la soberanía nacional, darán frutos. Las fuerzas policiales amigas del pueblo, custodias del pueblo, por supuesto que actuarán pero siempre con la ley en la mano y junto al pueblo. Donde esté el FMI, sus colaterales, las multinacionales y las ONGs funcionales al mandamás imperial, avanzará la pobreza, la miseria, la violencia y la desarticulación social y familiar. Donde primero pensemos en pagar la deuda, donde se priorice el grado inversor, donde se subsidie a las multinacionales, donde se creen más zonas francas, donde se firmen acuerdos de libre comercio, usted ya sabe amigo lector, nos están entregando de pies y manos atados, a los más ricos, a los más tramposos y a los más crueles. No nos quedemos de brazos cruzados, organicemos la indignación y la bronca, abramos nuestras mentes, nuestros brazos y nuestras esperanzas a las enseñanzas de J. Artigas y de los más fieles y honestos luchadores antiimperialistas latinoamericanos. La Unidad Popular ha demostrado que hay otro camino y hay otra forma de hacer política, más actividades, más militantes, más entusiasmo y una bancada que pelea con seriedad, claridad y responsabilidad. Más pueblo organizado, más pueblo movilizado, entonces más batallas serán ganadas, hasta llegar a la victoria final.