Marginalidad/marginados Hay que parar la máquina
- La Juventud Diario
- 28 may 2018
- 3 Min. de lectura

Por Aníbal Terán Castromán
En entrevista publicada por El Observador el 12 de mayo próximo pasado, el Director Nacional de Policía Mario Layera se preguntó: “¿Cómo vamos a contener a los marginales cuando sean mayoría?”. En su discurso del 18 de mayo, el Comandante Hugo Manini Ríos afirmó: “la batalla más importante y más urgente, es el combate frontal a la marginalidad”. ¿A qué se refieren ambos con “marginalidad” y “marginados”? Una explicación abreviada es la siguiente que ofrece el Diccionario EDUCALINGO: “Se denomina marginación o exclusión a una situación social de desventaja económica, profesional, política o de estatus social, producida por la dificultad que una persona o grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de funcionamiento social. La marginación puede ser el efecto de prácticas explícitas de discriminación —que dejan efectivamente a la clase social o grupo social segregado al margen del funcionamiento social en algún aspecto— o, más indirectamente, ser provocada por la deficiencia de los procedimientos que aseguran la integración de los factores sociales, garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente”. Layera y Manini coinciden en su preocupación de cómo controlar a los marginados para que no alteren la vida del resto de la sociedad. Layera reconoce implícitamente que los dados están echados, que es irreversible la tendencia hacia un escenario social sin clase media en el que los ricos podrán contratar seguridad y los pobres deberán luchar entre sí para sobrevivir. Precisamente decidí escribir esta nota porque me impactaron las imágenes de una pelea entre cuida-coches en el Parque Rodó. La TV mostró cómo durante largos minutos intercambiaron golpes para ver quién se quedaba con el puesto. ¡Un puesto de “trabajo” que consiste en esperar las propinas de los dueños de los autos de la gente que viene a almorzar a los restaurantes de uno de los paseos más clásicos de Montevideo! Vi en esa escena una muestra de lo que están viviendo (porque este lamentablemente no es un hecho aislado) los marginados que un día serán mayoría, según cree Layera. En el caso de Manini, no puedo dejar de asociar su referencia a la marginalidad a sus ideas sobre la participación del ejército en educar a la población. En 2016 propuso “absorber” a los jóvenes que no estudian ni trabajan ofreciéndoles en los cuarteles “disciplina, hábitos, normas de convivencia”. (El País, 16/09/16) La propuesta de Manini le cayó simpática a un sector de la población que desea que los marginados respeten códigos que bajen los niveles de inseguridad, especialmente los delitos contra la propiedad más comunes como hurto, arrebato y rapiña. Personalmente creo que las declaraciones de Layera constituyen un reconocimiento de que la inseguridad no puede ser analizada sin considerar la injusticia social que la origina. Los dichos de Manini suenan más a proponer una poda del árbol de la delincuencia sin tocar sus raíces. Lo cierto es que la palabra “marginalidad” aparece como un asunto que reclama solución. Parece evidente que mientras no ataquemos el vil sistema socioeconómico que la produce, ni buenos diagnósticos ni buenas intenciones podrán ser de mucha ayuda. Mientras conceptos como “competitividad” y “rentabilidad” sean las consignas a seguir, la marginalidad será un resultado inevitable. La cuestión de la inseguridad que tanto nos preocupa a todos, no puede ser abordada como un problema de “gestión”. No será suficiente aumentar las mismas medidas represivas que ya han fracasado, ni crear nuevas estrategias disuasivas del tipo que propone Manini. Se requiere atacar el origen del problema, que es un sistema económico que opera como una máquina marginadora que achica cada vez más la punta de la pirámide social y ensancha la base. No busquemos soluciones simples y rápidas. El problema de la marginalidad no se arregla de la noche a la mañana. Pero debemos empezar por entender que el objetivo debe ser desactivar la infame máquina socioeconómica que la produce.
(Adjunto foto de un libro de autor español editado en 1970, cuyo título viene al caso)
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