Editorial: El ocultamiento de los hechos recientes
- La Juventud Diario
- 17 may 2018
- 2 Min. de lectura
Es evidente que en los últimos años ser de “izquierda” se ha ido transformando en un buen negocio, ello es así, cuando se trata de parafrasear muchas veces tocando de oído, las nuevas versiones que se han ido conformando en el empuje electoral “progre” del siglo XXI. Lo que surgió en todo un período histórico en el que se acuñaron grandes luchas, la mayoría de los dirigentes de la izquierda tradicional han ido cayendo ante el empuje político e ideológico de las políticas de privatizaciones, de lo maravilloso que resulta el FMI, o de lo moderno y “facilongo” que resulta el endeudamiento externo creciente, y la venta de la tierra y los recursos naturales al extranjero, para la nueva burocracia administradora del estado. Ello se ha producido en la invariabilidad de la política macroeconómica y el mantenimiento de la impunidad; existen hechos por demás notorios y recientes que así lo atestiguan. Claro que ello se produce en el marco de dos hechos más que relevantes en la política oficial, por un lado el aumento de los problemas sociales y un manto generalizado de crisis económica nacional, en dónde los últimos planes llevados adelante por los últimos gobiernos nacionales han mantenido en toda la línea los viejos problemas estructurales del país, ahora agravados por el transcurso de los años de saqueo producido por la inversión extranjera sin límites y un abierto proceso de privatizaciones que provoca rebajas de los ingresos en los trabajadores más pobres. Pero como si ello no fuera suficiente, el gobierno ha definido impuestos recaudatorios a jubilados sin mirar pelo ni procedencia, afectando a menudo a sectores medios de la población con algún pesito más en el bolsillo. Aunque en forma por demás contradictoria al pensamiento de los trabajadores o de la izquierda, no han afectado a las grandes inversiones de capital monopólico extranjero que se han ido apropiando de la economía nacional; mientras la cabeza de los dirigentes se vacía progresivamente de la visión de clase de los temas de la política nacional e internacional, al tiempo que la nueva y vieja derecha quiere mano dura, represión y también que sus ganancias se amplíen. Esto lo han garantizado los gobiernos del FA, que hoy cambian nombres de plazas, ponen iluminación y hacen monumentos de sólido hormigón a los que estuvieron en una de las tantas cárceles de la dictadura. Pero de liquidar la deuda externa, nada; de atacar los problemas de la tierra haciendo una reforma agraria, nada; de parar UPM tampoco y los desastres que trae para el país, nada; o de parar la corrupción galopante tampoco. Mientras la educación y el 6% del presupuesto, sigue siendo una promesa electoral…
Aunque los problemas de la ocupación, del trabajo, de la salud, educación y la vivienda, siguen sin resolverse, en un marco creciente de miseria en el país. Eso sí los nuevos y viejos parlamentarios del oficialismo salvo excepciones, siguen pensando que son de izquierda atornillados a sus asientos, y promoviendo políticas del FMI, pues no “se pueden cambiar” o no se puede hacer otra cosa que TLC con cualquier país que se nos ponga enfrente.
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