Columna: La urgencia y la serenidad

por Gonzalo Abella ::

Ningún Gobierno hace todo mal todo el tiempo. Un Gobierno debe juzgarse en primer lugar en cuanto al grado de autoritarismo o relativa libertad de la población. La libertad es esencial. Aún teniendo en cuenta que toda libertad es relativa si hay inequidad y opresión social, y que toda instancia de decisión popular es también relativa si la rigen las leyes de una Economía de Mercado, siempre es preferible la libertad al despotismo. Pero ante todo, para evaluar un Gobierno deben estudiarse las tendencias generales de su política, por encima de matices y oscilaciones que pueden ser contradictorios entre sí. Una vez identificadas esas tendencias generales, se deben verificar y comprobar, analizando cifras y midiendo impactos. Sólo después se puede determinar claramente a qué intereses está sirviendo una Administración. La expansión de monocultivos extranjeros, la cesión de zonas francas a su servicio, la expulsión consecuente de las familia rurales, el desempleo creciente aún en tiempos de crecimiento del PBI, la desesperanza y la violencia social, el desmantelamiento de la industria nacional, la amenaza cercana de una catástrofe ambiental en ríos y lagunas, la entrega de la pesca a capitales internacionales, el envenenamiento de la tierra y el aire, la crisis en Educación, los negociados con la Salud, el escándalo de casinos municipales, de PLUNA, de ANCAP, la deuda pública creciente cuyos intereses anuales demandan más plata que la necesaria para implementar el Plan de Viviendas, todas esas son macro-señales indiscutibles. Hay, siempre, contra-señales. Mientras el dólar esté bajo, por ejemplo, muchas familias de ingresos medios cambian su automóvil, o se endeudan en cuotas para conocer Europa. Ojalá nos equivoquemos, pero esa bonanza puede terminarse inmediatamente después de las elecciones. Aún manteniéndose por un tiempo más, no cambian las tendencias generales al desmantelamiento del país. Es urgente encontrar soluciones. La UP-AP tiene un Programa con medidas de fondo para ello, y tiene medidas urgentes para mitigar desde ya los peores impactos del modelo neoliberal. Nuestra mejor campaña electoral es crear en barrios, centros de trabajo, parajes suburbanos y rurales, los ámbitos de reflexión para explicar y debatir respetuosamente nuestras propuestas. Nuestro diputado y su equipo han dado testimonio constante de ese trabajo de difusión del programa general de la UP-AP y al mismo tiempo de la búsqueda de salidas inmediatas a los graves problemas del momento, como el de la Vivienda. La urgencia nos exige serenidad. La campaña electoral para 2019 empezó para la UP el día siguiente a la última Elección Nacional. En cada uno de nuestros baluartes hubo un balance satisfecho y sereno, y de inmediato emprendimos una gira nacional con mi compañero de Fórmula y nuestro Diputado electo. En medio del calor del incipiente verano, los periodistas del Norte nos preguntaban con sorpresa qué hacíamos allí después de las elecciones. Para nosotros, les explicamos, la relación política con el pueblo, la rendición de cuentas y el escuchar propuestas es responsabilidad de cada día. Y ya anunciamos que en el 2017 se propondría la nueva fórmula a o las nuevas fórmulas para Presidencia y Vice, y que en un Encuentro Nacional a comienzos del 2018, como establece nuestro reglamento, se seleccionaría democráticamente la fórmula única que presentaríamos unánimemente en las elecciones internas de junio del 2019. Transparencia y anticipación fueron la receta para centrarnos ahora, después del 28 de abril, en el Programa y no en debates internos. Si el derecho a presentar otra fórmula estuvo vigente desde agosto de 2017 a abril de 2018, con plena difusión previa de la propuesta unánime del Coordinador Nacional, ahora las propuestas de profundización y actualización del Programa, incorporadas en el 8vo. Encuentro, serán desde ya difundidas y serán finalmente aprobadas o no, en el 9no. Encuentro, que tendrá lugar recién en Noviembre. Profundamente convencidos de nuestro camino, ahora necesitamos que la serenidad y la firmeza nos guíen. “Galopié mucho una vez, y llegué tarde lo mesmo”, dice una antigua poesía gauchesca. Los mensajeros de la Patria Vieja no galopaban: iban “al trote chasquero”, es decir, al trote conveniente para los mensajeros, para los chasques que debían recorrer largas distancias. Eso somos: chasques anunciadores de que otro camino es posible, con el corazón a la izquierda y la Patria en las maletas.

:: Maestro, escritor, candidato por Unidad Popular a la Presidencia de la República