1º de Mayo en Treinta y Tres: La CSGU, una nueva central que no puede cometer los mismos errores que
- La Juventud Diario
- 2 may 2018
- 5 Min. de lectura

En la capital olimareña también la CSGU conmemoró el 1º de mayo, con denuncias de la situación del trabajo en ese departamento y la lucha de sus trabajadores. A continuación la proclama leída en la actividad.
“El episodio que hoy recordamos tuvo lugar en mayo de 1886 en la ciudad de Chicago, EE.UU., y tiene como protagonistas a 8 trabajadores que fueron condenados por ser “enemigos de la sociedad y el orden establecido”. 3 de ellos debieron cumplir largas condenas de prisión y trabajos forzados. Los restantes 5 murieron ahorcados. El verdadero motivo de estas sentencias tiene que ver con su lucha por la dignificación del trabajo y un salario decoroso. Este hecho ha quedado en la historia como un mojón en un largo camino que aún continúa. Cada 1 de mayo los trabajadores nos reunimos para recordarlos y al mismo tiempo reflexionar en las conquistas obtenidas y en los objetivos que debemos fijarnos en función de la realidad actual. En nuestro caso en particular como trabajadores uruguayos y más específicamente treintaytresinos, son varios los temas que nos preocupan. Es indudable el deterioro progresivo de nuestro salario real en comparación con el aumento del costo de vida. Es igualmente indisimulable la pérdida de puestos de trabajo. El panorama a corto y mediano plazo no es auspicioso. En este contexto adverso a los intereses de la clase trabajadora, vale preguntarse qué medidas se están adoptando por parte del gobierno. Si examinamos los hechos podemos comprobar que las acciones de gobierno no apuntan a proteger el salario y la seguridad laboral. Vemos un gobierno más interesado en favorecer al sistema financiero cubriendo los costos que harán posible la bancarización de casi todo movimiento económico en nuestro país. Vemos un gobierno preocupado por el grado inversor que otorgan las calificadoras de riesgo, por pagar puntualmente a la banca acreedora los intereses de la deuda externa, por abrir más zonas francas para exonerar de impuestos al gran capital, por traer las nefastas petroleras a hundir sus garras en nuestro subsuelo, por coquetear con tratados de libre comercio entreguistas. El gobierno sigue poniendo en manos privadas servicios públicos esenciales mientras desprestigia a nuestras empresas públicas con administraciones corruptas que ocasionan pérdidas exorbitantes que debe cubrir el pueblo pagando los combustibles más caros del mundo, y abultados sobreprecios para acceder a la energía eléctrica y las comunicaciones. En resumen, vemos un gobierno que está muy lejos de guiarse por la regla artiguista expresada en la frase “que los más infelices sean los más privilegiados”. La pauta salarial de las negociaciones en curso está claramente desfasada, nos condena a perder poder adquisitivo. No se estimula la generación de puestos de trabajo en la medida que se entrega el territorio a las multinacionales para que lo exploten con el negocio sojero y su paquete tecnológico que envenena tierra agua y aire, al igual que la plantación de monocultivos forestales y las plantas de celulosa, todas actividades que no demandan mano de obra comparable a la que demanda el turismo, la granja o la ganadería, actividades amenazadas por la expansión de rubros que buscan resultados cortoplacistas sin medir consecuencias. Mientras tanto, caminando al paso con ese proceder antipopular, vemos a la vieja y querida central obrera PIT CNT conducida por personas de doble moral que pronuncian un discurso de aparente compromiso con los intereses del pueblo, pero obran en completa contradicción. Recientes revelaciones de escándalos relacionados con el manejo opaco de dinero y presuntas connivencias con empresarios, que han llegado a la órbita judicial, no hacen más que confirmar la decadencia ética que infesta la cúpula dirigente del PIT CNT. Intentando preservar el honor y la más pura tradición del sindicalismo uruguayo, nos hemos visto obligados a tomar distancia de ese organismo enfermo que hoy es el PIT CNT, y fundar la Confederación Sindical y Gremial del Uruguay. Este es el tercer acto del día de los trabajadores que se hace desde que se fundó esta nueva central obrera compuesta por 15 organizaciones articuladas por un proyecto alternativo que quiere crecer y desarrollarse como muestra de que los mártires de Chicago no murieron en vano. Comprendemos que a muchos compatriotas se les hace difícil discernir el engaño, porque el PIT CNT tiene un pasado popular, lo fundaron obreros íntegros, fue protagonista de capítulos gloriosos de lucha y conquista sindical. Es una pena que hoy esté en manos de farsantes que disponen de millonarios recursos y el favor del gobierno, para representar la parodia de dirigentes sindicales, legitimados por los grandes medios de los que son buenos clientes pagando pautas publicitarias muy costosas. El barullo que hacen es grande, tan grande como su hipocresía y deshonestidad. Pero a pesar de lo desigual de las circunstancias, confiamos en que poco a poco el pueblo trabajador se irá dando cuenta dela realidad e irá abandonando las filas de una organización que ya no honra la memoria de sus creadores. La responsabilidad de haber fundado una nueva central sindical es pesada porque el trabajador uruguayo no merece más decepciones. La Confederación sindical y gremial del Uruguay no puede cometer los mismos errores que el PIT CNT. Tiene que ser exactamente lo opuesto, un baluarte de la dignidad y la coherencia. Sobre esos valores estamos trabajando, cuidando de pisar en suelo firme y no tropezar con las mismas piedras que han hecho caer un proyecto tan noble como el que hemos tenido que abandonar por haberse pervertido irremediablemente. Treinta y Tres no escapa en términos generales a la problemática común de carácter nacional, pero tiene algunas situaciones que merecen ser mencionadas. Por ejemplo, la actitud combativa y consecuente de un grupo de docentes de secundaria que volvieron a ocupar a principios de este año el Liceo 4 reclamando por las mínimas condiciones de trabajo imprescindibles, logrado mediante esa medida algunos paliativos para mejorar el panorama que sigue siendo carenciado por falta de previsión y buena administración de los recursos disponibles. También hay que mencionar el surgimiento de varios grupos de desocupados que se organizaron para tratar de sensibilizar a los distintos actores locales respecto a la falta de fuentes de trabajo. Lamentablemente las respuestas recibidas no son satisfactorias. Lo comprobamos cuando hace pocas semanas se ofrecieron 150 puestos de trabajo por 4 días durante el festival del Olimar y se anotaron casi 1000 personas interesadas. Es decepcionante lo que vemos ahora que están empezando las obras del puente sobre ruta 8: apenas unos 15 trabajadores locales participarán en todo el proceso estimado en 1 año y medio de obra. Necesitamos mucho más que eso para paliar la desocupación en Treinta y Tres. Un caso particular que resulta muy preocupante es el del trabajador arrocero Julio de los Santos. Este obrero ingresó a la empresa Arrozal 33 en buenas condiciones de salud y poco tiempo después contrajo graves afecciones pulmonares que ameritaron su jubilación anticipada. Hay informes médicos que acreditan que el contacto con químicos de los que habitualmente se utilizan en las arroceras, fue el factor desencadenante de los graves problemas de salud de este trabajador, que no es el único afectado por el manejo inapropiado de sustancias tóxicas en el rubro agrícola. Insistimos una vez más, como lo hemos venido haciendo desde el primer acto que organizamos en esta fecha hace 5 años: hay responsabilidades de los organismos de control que están fallando en este tema. ¿Cuántos obreros tendrán que enfermarse o morir para que se entienda la gravedad del problema que generan los plaguicidas de uso tan corriente en las arroceras? Para cerrar, les agradecemos la presencia a todos los vecinos de Treinta y Tres que han venido a acompañarnos y a todos los trabajadores les invitamos a sumarse a un lugar donde encontrarán un espacio de lucha leal y consecuente. ¡Vivan los trabajadores! ¡Viva el pueblo organizado! ¡Viva la Confederación Sindical y gremial del Uruguay! Muchas gracias”.
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