Editorial: Desde Harvard a Uruguay Lo público y lo privado en el Senado
- La Juventud Diario
- 23 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Muchas veces en nuestro país se ha recurrido a las inmunidades que otorga el estado y a sus representantes electos cuando aparecen los hechos que marcan una y otra vez que en nuestro país luego que nos descubren parece que empezamos a “ser” irremediablemente inteligentes. El extenso cortejo privatizador que han tenido los gobiernos últimos del país, que se siguen autodenominando de “izquierda”, siguen conmoviendo a nuestro país, la mayoría por fuera de la media que otorga cierta racionalidad y seriedad para sostener una política. Los políticos del gobierno en los últimos tiempos han sido “bendecidos” por los popes de la política imperialista, en los últimos años han provocando no sólo incertidumbre en buena parte de sus seguidores y justificaciones en otras sino el abandono progresivo de los ya débiles intentos de cambios de la política privatizadora y de endeudamiento externo que sufre el país. Un día vino Bush, otro vino el hijo, después Soros, Rockefeller, y hasta Arnold Schwarzenegger el hombre de los músculos desarrollados y la cabeza angosta, pero que cuenta con muchos amigos en el gobierno nacional. Luego el sector financiero internacional que está fascinado con las regalías de la política económica y por el impresionante endeudamiento financiero del país así como la férrea regularidad que han tenido para implementar una política de apertura al mundo y de libre mercado en toda su extensión. Cuando ello se traduce en pasos concretos dentro de nuestro país en la gestión del gobierno, parece como que para los dirigentes del oficialismo, ello no tiene nada que ver una cosa con la otra. Recientemente el senador de la 711 ha intentado esgrimir en su defensa que los gastos privados no tienen que ver con la órbita de lo público, sin embargo las tarjetas corporativas eran obviamente otorgadas por el estado y más concretamente por ANCAP, es evidente que existe en nuestro país en algunos dirigentes del oficialismo, la idea que los uruguayos somos atrasados mentales, cuando en realidad lo que viene sucediendo hace un buen tiempo que los que se han hecho pasar por una cosa que no eran son lo nóveles senadores del elenco progresista. Claro que ahora existe otro argumento similar al de la línea roja de Trump, se “viene la derecha”; chocolate por la noticia, los desastres de las políticas últimas son una invitación a que la mesa se tienda entre lo más graneado del progresismo que ya se ha enamorado de Harvard hace un buen tiempo y Novick que recientemente llegó para que lo estudien como un nuevo fenotipo del estado tapón. No es tan fácil entender lo que sucede en el país, en tiempos de crisis más aun cuando los cambios son tan grandes en la política de nuestro país, sin relacionarlo seriamente con el mundo que hoy vivimos donde lo que hasta ayer era progresista hoy se ha transformado en un elemento más de la ideología y la política dominante, sin reservas. Por ello es que es importante que se conozcan las intenciones de los actores políticos y sociales que necesariamente deben ir más allá de intentar llenarse los bolsillos indignamente, a costa de los trabajadores. Lo de ALUR que ha tenido una buena intención inicial, hoy se ha transformado con la debacle de la gestión en ANCAP en una caricatura de propósitos que han sido malogrados.
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