Esta boca es de todos: Falta de respuestas

Por Liggia Giordado Carbone

VACUNA

La semana pasada se inició la campaña de vacunación en las instituciones de Educación Primaria para los alumnos de sexto año. Allí recibirán la dosis de la vacuna triple bacteriana, que hace años está incluida en el calendario obligatorio de vacunas. Las familias que así lo deseen también pueden indicar su autorización para que las niñas reciban la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (HPV). Desde el Ministerio de Salud Pública se realiza esta campaña para mantener los buenos índices de vacunación. La semana anterior, varias organizaciones de padres, la organización Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) y médicos, se manifestaron contrarios a la vacunación por el HPV. El subsecretario de la cartera de salud, Jorge Quián llamó a esos grupos “ignorantes científicos”. También indicó que “está demostrado que las mujeres vacunadas tienen menos lesiones pre-cancerosas en el cuello del útero que las que no se vacunaron”. Sin embargo no hay hechos que justifiquen la medida de vacunar en las escuelas, si se tiene en cuenta que Uruguay cuenta con un sistema nacional de vacunación de alta cobertura, el ámbito idóneo para vacunar a la población, no los centros educativos. Otro punto que se debate es el hecho que no hay suficientes estudios que avalen que la vacuna está exenta de efectos adversos. Un artículo publicado en la revista del Colegio Estadounidense de Pediatras señala que Gardasil - nombre de la vacuna que suministra el MSP - podría estar asociada a una poco común pero severa menopausia prematura. Se desconoce el impacto directo que tiene esta vacuna contra el cáncer de cuello de útero. Su efecto real se conocerá recién dentro de 30 años, cuando esta generación de niñas alcance su edad en la que se manifiesta este tipo de cáncer. El HPV es una infección de trasmisión sexual y los mecanismos de protección más eficaces son los preservativos femeninos y masculinos. El método más efectivo para detectar las lesiones de cuello de útero y así prevenir el CCU es el control a través del Papanicolau.

CALLE

A fines de la semana anterior se conoció el caso de Gustavo, un hombre y su hijo que están en situación de calle. Llegaron de Salto y las primeras noches familiares y amigos le dieron alojamiento pero cuando se presentaron ante el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) no se le dio una solución, porque en los refugios sólo reciben madres con hijos, no padres. Se conocieron versiones cruzadas sobre el servicio que presta el Mides, y también de los familiares de Gustavo. Éste habría tenido problemas de adicción, y habría robado a sus familiares por sus problemas de consumo de drogas. La madre del niño estuvo en la cárcel. Ahora, Gustavo y su hijo están viviendo en una casa que le prestaron luego de que se hiciera pública su situación y recibió unas 20 ofertas de trabajo. En este caso queda en evidencia que estos temas son multicausales, y requieren de atención concreta a situaciones de vulnerabilidad. Hay desamparo con respecto a la vivienda pero también a problemas de adicciones y de profunda raíz social y económica. Así vemos como la solidaridad siempre presente de los trabajadores uruguayos ha respondido a las necesidades que el gobierno no soluciona.