Gustavo López sobre la prisión de Lula: “Para que no gane la derecha, hay que construir izquierda”
- La Juventud Diario
- 13 abr 2018
- 11 Min. de lectura

Gustavo López analizó profundamente el proceso brasileño que llevó a un ex dirigente metalúrgico, que lideró importantes huelgas obreras como Luiz Inácio “Lula” Da Silva, que terminara preso por corrupción luego de dejar a la presidencia por el progresismo. “A mí no me digan que para evitar el triunfo de la derecha yo me tengo que sumar a otras opciones de derecha que en todo caso tienen un perfil social o me garantizan los Consejos de Salario y el Mides. No, no, yo para que no gane la derecha, tengo que construir izquierda”, manifestó el precandidato a la vicepresidencia de la República por la Unidad Popular, quien conoce de cerca la realidad de la izquierda norteña. López agregó que “a la luz además de lo que ha ocurrido, cada vez queda más claro que la izquierda tiene que ser implacablemente antiimperialista, implacablemente antioligárquica, implacablemente anticapistalista, amplia en sus alianzas, con un programa de liberación nacional, pero muy clara en la orientación”.
Lula, los progresismos y la corrupción
GL: Sí, yo creo que conviene para analizar una situación de esta envergadura, no orientarse por el discurso oficial, no orientarse por lo que dice la CNN, la Red Globo o por lo que en Uruguay dicen Mujica o Marcelo Abdala, sino intentar desentrañar en el fondo, qué hay atrás de estas cosas. Para comenzar con una definición de carácter general, para nosotros la corrupción no es simplemente la conducta de un individuo descarriado que en cierto momento eligió el camino equivocado, sino que es un componente sistémico, capitalismo y corrupción son como un todo indivisible. No se puede ser consecuentemente neoliberal, gobernar en favor de los intereses del gran capital, vincularse activamente en todo tipo de negocios con empresas como Odebrecht, etc., y en el curso de todo ese período no terminar salpicado en episodios de corrupción, de malversación de dineros públicos, etc. Esa es una primer conclusión, aquí no es un problema de Lula, aquí hay una forma de concebir la gestión pública. El otro elemento, acá no se puede entender la situación de Brasil tampoco aislado de los procesos de la región. Es decir, lo que ocurre en Brasil, con una diferencia de escala, también ocurre en Uruguay, aquí ya hay pedidos de procesamientos nada más y nada menos que del ex vicepresidente de la República. No hubo precedentes en la historia del Uruguay de algo de esta naturaleza, por un delito de peculado que significa ni más ni menos que apropiarse del dinero público en beneficio propio. Aquí hay elementos de apariencia delictiva en la gestión de los recursos de Salud Pública; es decir Uruguay también está salpicado con episodios de corrupción que se corresponden con la misma lógica, un gobierno que abandona los postulados históricos con los que promovió las transformaciones, se abraza al modo de ser del capital, al programa del capital, etc., y termina también inexorablemente en el lodo de la corrupción. Pero lo del PT a mí me parece que todavía merece un análisis aún más profundo. Tú que viviste la experiencia del exilio sabés lo que significaba en el exterior hablar del Frente Amplio o del PT en la década de los 80, la izquierda del mundo miraba con mucha atención el proceso del Frente Amplio acá en Uruguay naturalmente como aquella amplia alianza que había puesto a un pueblo en la calle, y el proceso del PT tenía particularidades extraordinarias. Un proceso que nació al calor de las luchas populares, que fue capaz de generar también un marco de unidad en un país como Brasil, en un país continente, un país con la importancia geopolítica que tiene Brasil. La figura de Lula, cuando Lula en enero del 2003 llega a la Presidencia luego de haberse postulado 4 veces, por primera vez en la historia de este continente llega a la Presidencia en un país como Brasil un individuo que viene de la entraña del movimiento sindical. En cuyo currículum no tenía maestrías universitarias ni doctorados sino haber dirigido huelgas, que le faltaba un pulgar de una mano porque lo había perdido en una máquina trabajando, que venía de una familia nordestina de padres analfabetos. O sea, ese Lula era una referencia para el movimiento obrero, era uno de los nuestros, ese era Lula. La gente lloraba de emoción no sólo porque se había sacado de encima la dominación clásica de los partidos tradicionales en Brasil, sino porque uno de los nuestros llegaba a ahí. Y llegaba a partir de ese historial, de esa historicidad, de esa militancia previa. En un partido además que había sido fundado precisamente en las huelgas del ABC Paulista, en el núcleo metalúrgico de la burguesía de San Pablo.
Los nefastos gobiernos de Lula
A poco de comenzar el gobierno de Lula se dan episodios como por ejemplo la expulsión de los que se conocen como los diputados y senadores radicales; se expulsa del PT a 5 legisladores. Esto en Uruguay no pasó, acá los episodios de disputa más importantes fueron una rosa arriba de un escritorio o aquella renuncia de Chifflet. Pero se vio obligado a expulsar a 5 de sus legisladores, algunos de mucho peso como Babá en Pará, Heloísa Helena. Bueno, se genera allí una situación en donde se rompe efectivamente el PT. ¿Y por qué se expulsa a estos diputados? Porque se niegan a votar la reforma de la seguridad social y luego se niegan a votar la reforma de los derechos de los trabajadores. Entonces, ya las primeras medidas del primer gobierno de Lula van en esa dirección, reforma de la seguridad social, reforma del trabajo, ambas naturalmente que son reformas a la baja, para precarizar las condiciones de empleo, para adaptarlas a la lógica que imponían los organismos financieros internacionales. Lula estrecha relaciones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario. Hay una entrevista a Lula donde se manifiesta a favor del ALCA y de los Tratados de Libre Comercio. Lula desarrolla, al igual que Tabaré Vázquez luego, una estrecha relación con George Bush, quien también es invitado a Brasil y comparte con Lula. Es conocido un discurso en donde Bush saluda el origen humilde de Lula, etc., etc. Y Lula llega a su primer Presidencia también en el marco de un conjunto de alianzas extraordinarias, que después de alguna manera van colonizando ese proceso, van tomando la dirección de eso. Para que Lula triunfe en su cuarto período hace alianzas, por ejemplo, con José Sarney que fue presidente de lo que se llamó la Nueva República, con Itamar Franco, con Carlos de Magalhães, con figuras del empresariado brasilero. Las cámaras industriales de San Pablo, las mismas que Lula combatía cuando era un obrero metalúrgico, saludan la llegada de Lula. Es decir, ya Lula les ofrecía garantías, al igual que Astori, digamos, Lula les ofrecía garantías. Y entonces comenzó ese camino de conciliación, de conciliación hasta llegar a rendirse, a rendirle pleitesía al capital y luego comenzaron los problemas de corrupción propios además de una forma de gestionar el Estado en Brasil. Antes del famoso Lava Jato estuvo el Mensalão. Esto era una mensualidad que entregaban las empresas a los diputados y senadores a cambio de su voto. Luego estuvo el procesamiento del tesorero del PT, que era además un hombre de la primera hora pegado a Lula. Y luego, finalmente, aparece este procesamiento de Lula, antes la situación de Dilma, y se nos dice, bueno no, pero aquí el golpe de Temer. Bueno, se podrá considerar desde el punto de vista jurídico si es un golpe de facto, si hay un golpe blando; ahora, lo cierto es que Temer era el vicepresidente de Dilma. Juntos habían acordado una alianza para garantizar eso. Luego, ¿en qué momento de esa alianza el capital entiende que hay que desembarazarse de los que le molestan? Bueno, Lula ya lo debería haber aprendido en su propia historia. O sea, que la lealtad de ese tipo de aliados, dura lo que la vida de una mariposa, y después vuelven por lo suyo. Entonces, se ha producido un degeneramiento de esa fuerza política que termina con un resultado esperable, con la totalidad del PT embarrados en la corrupción, habiendo enlodado esa historia, generando en un sentido un retroceso de las expectativas populares, pero al mismo tiempo un elemento muy positivo, y es que se desenmascaran, es decir, que muestran su verdadera naturaleza. Estos son los gobiernos del oportunismo. Y luego acá en Uruguay, y también en Brasil, aparecen una serie de explicaciones que yo creo que todos tenemos que darle la lucha ideológica.
¿Maniobras de la derecha?
Sí, son sexplicaciones que banalizan la realidad, banalizan los conceptos, porque en última instancia ¿quién puede asociar la política de los últimos años del gobierno de Lula y de Dilma con la izquierda? No tiene absolutamente nada que ver, es una política que en todo caso estuvo al servicio de la oligarquía petrolera. ¿Entonces, qué tiene que ver el gobierno de Lula con la izquierda? Nada. Al revés. Se me dirá, como escuché decir al ex presidente Mujica, millones de brasileños salieron de la pobreza. Bueno, es cierto que en Brasil se instrumentó un conjunto de medidas sociales en arreglo con lo que dice el Banco Mundial, parecidas a lo del Mides en Uruguay, que hicieron que algunos millones de personas que vivían en la indigencia sean hoy un poquito menos pobres. Ahora, lo cierto es que los ricos en Brasil son mucho más ricos que antes, y que no rozaron ni con un pétalo a la riqueza. Entonces, cuando se plantean ese tipo de explicaciones, te dicen o estás con Lula o estás con la dictadura. No, nosotros estamos con el programa de la izquierda, nosotros estamos con los trabajadores, estamos con la perspectiva socialista, estamos contra el Fondo Monetario. Ese es el planteo que queremos hacer en última instancia. Y dar un debate ideológico contra lo que se dice aquí en Uruguay. Yo leía ayer la publicación oficial del Partido Comunista del Uruguay donde dice, pero este es un proceso viciado porque la justicia y los medios de comunicación... Y uno dice, bueno, ¿desde cuándo los medios de comunicación o incluso el aparato judicial no reflejan intereses sociales? Claro que los reflejan. Ahora, ¿es una novedad eso? Porque la misma Red Globo que hoy parece ser la punta de lanza contra Lula, fue también quien en su momento lo levantó. En Uruguay, a diferencia de escala, el episodio del título de Sendic, donde comienza la noche de Sendic, fue producto de una investigación de unos periodistas de El Observador que dijeron acá está. ¿Entonces, de qué se sorprenden? Luego decía, en una editorial del diario El Popular muy interesante que dice: el juicio está viciado de nulidad porque una de las juezas que con su voto determinó el 4 a 5 este, es una persona que se la ve comiendo en la asociación de los banqueros, de los grandes empresarios de Brasil y con eso anulan su reputación. Si fuera así en Uruguay no quedaría nadie, porque particularmente las figuras del gobierno se pasaron todo este tiempo precisamente en sus vínculos con esta gente. Entonces, más allá de los vericuetos judiciales, más allá de la lucha de poder que hay ahí, más allá de cierto gorilaje que siempre espera atrás de estas cosas y anuncia la posibilidad de un retorno al fascismo, etc., lo cierto es que esto es el resultado de la política del PT y no de otra cosa. Acá no hay una ofensiva fascista que vino a desalojar a un gobierno popular que estaba luchando al lado de los trabajadores. Por el contrario, acá hay una degeneración interna del PT cuya consecuencia es esta.
Por la puerta de la izquierda
El PT tuvo que expulsar a 5 legisladores, a 5 diputados y senadores. En Uruguay, durante todo el período del Frente Amplio desde que es gobierno, no hay un ministro expulsado, no hay un legislador, no hay un edil expulsado, mucho menos por oponerse a la política del gobierno, por el contrario. Luego sí hubo compañeros que se retiraron...Se fueron del Frente Amplio con mucha dignidad porque no soportaron más ser cómplices de una política reñida con los intereses históricos de los trabajadores.
Entre lo malo y lo peor no está la izquierda
GL: Lo que uno puede afirmar con cierta contundencia a la luz de la experiencia histórica, es que los gobiernos del oportunismo oxigenan a la derecha y dan lugar al retorno de la reacción. ¿Eso es evitable? Yo creo que sí, naturalmente que las masas populares lo pueden evitar. ¿Qué cosas habría que hacer para evitar el triunfo de la derecha, es decir que la derecha tradicional vuelva por lo suyo, de la mano además de este tipo de expresiones que nunca dejaron, que nunca desalojaron del poder a la derecha? Y… para que no gane la derecha hay que construir izquierda, no hay otra forma. ¿Porque entonces qué se nos plantea, por ejemplo, frente a lo de Lula? Y en Uruguay también ese discurso está presente, “bueno, pero lo otro es peor”. Y yo me resigno a andar por la vida eligiendo entre lo malo y lo peor, pero si yo aplico eso en mi vida particular, personal, me siento un desdichado si lo único que puedo elegir es entre lo malo y lo peor, yo quiero elegir lo bueno. Y lo bueno para mí es el programa que dé respuesta a los problemas de los trabajadores, de su gente. Yo digo esto porque, en serio, imagínense en la vida personal uno elegir sus relaciones, sus afectos entre lo malo y lo peor. Es decir, alguna vez uno tendrá que optar por lo bueno.
Construir izquierda
Y nosotros cuando decimos que lo bueno es el programa de la izquierda es porque creemos que el fracaso de este tipo de gobiernos ni de cerca se puede asimilar al fracaso de la izquierda, al contrario. Es el fracaso de otras variables del capitalismo. Porque después de la crisis de los 2000, tanto en Brasil como en Argentina, recordemos que Lula llega en el 2003 y Vázquez en la elección siguiente en Uruguay, una buena parte de la derecha tradicional, de los empresarios, las clases dominantes entendieron que ya estaban domesticados, o sea, que no hacía falta combatirlo, que había que integrarlos, y juntos construyeron este modelo. Entonces, yo insisto con este concepto, a mí no me digan que para evitar el triunfo de la derecha yo me tengo que sumar a otras opciones de derecha que en todo caso tienen un perfil social o me garantizan los Consejos de Salario y el Mides. No, no, yo para que no gane la derecha, tengo que construir izquierda. Construir izquierda, que a la luz además de lo que ha ocurrido, cada vez queda más claro que la izquierda tiene que ser implacablemente antiimperialista, implacablemente antioligárquica, implacablemente anticapistalista, amplia en sus alianzas, con un programa de liberación nacional, pero muy clara en la orientación. Porque esto también es producto de eso, de cuando se empezó a domesticar la izquierda, que empezó a lavar el discurso, cuando se empezó a renunciar a lo que toda la vida se dijo, luego bueno, se fueron ocupando allí esos lugares. En política el vacío alguien lo ocupa.
¿Quién beneficia a la derecha?
Sí, y cuando nosotros de alguna manera, sin ninguna pretensión de Nostradamus pero simplemente evidenciando lo que pasaba en la realidad decíamos, bueno, esto va para allá. Muchas veces nos encontramos con las más férreas críticas, incluso con epítetos muy duros diciendo que nosotros con estos discursos estábamos favoreciendo el accionar de la derecha y qué sé yo. Y hoy queda muy claro, muy evidente, muy incontrastable quién con su accionar ha permitido la reconstrucción de la derecha en Brasil, en Uruguay, en Argentina, etc., que precisamente no fuimos nosotros. ¿Ahora, qué emerge de esto, qué sale de esto, cuál es la enseñanza que el movimiento popular debe extraer? Sobre todo es la ausencia de cualquier confianza en perspectivas de tercera vía, de tránsito en conciliación hacia el desarrollismo, etc. Hoy queda más claro que nunca que, o se opta por el camino de la construcción del socialismo o se va en el lado de la corrupción y esta dinámica. No hay otra forma. Todos estos caminos de tercera vía han servido para eso, han servido para recomponer a la derecha. Si en Uruguay existe alguna chance que un oligarca del estilo de Lacalle Pou gane las próximas elecciones, ¿es culpa de la Unidad Popular o del Frente Amplio? Evidentemente que es culpa del Frente Amplio. Entonces, hay quien nos dice, ¿y ustedes qué van a hacer frente a la situación de Brasil? Bueno, miren, si en Brasil existiera un gobierno con trabajadores en la calle, promoviendo la reforma agraria, rompiendo con el imperialismo, generando relaciones solidarias con la región y la derecha golpista va por él, bueno, nosotros estaríamos en pie de lucha en su defensa. Ahora, que se nos coloque en la posición de salir a defender un gobierno fondomonetarista, proimperialista, al servicio de las cámaras empresariales, pero eso no tiene nada que ver con nosotros. Y hay que combatir también otro discurso que plantea, bueno, derecha e izquierda acá es todo lo mismo porque en realidad el poder corrompe. Bueno, eso de que el poder corrompe, y si el poder corrompe en todo caso entonces no vale la pena luchar por él, esa es la mejor manera de dejarle el poder a los que ya lo tienen, es la mejor manera de que las clases dominantes. Entonces, como nosotros no pensamos en eso, al revés, pensamos que el ejercicio del poder al servicios de los trabajadores, fiscalizado, controlado por los trabajadores. Porque cuando los dirigentes políticos viven y piensan como su pueblo, etc., no sólo no se corrompe sino que se combate la corrupción desde el poder. Ahora, insisto, capitalismo y corrupción van de la mano, no se pueden disolver, no hay forma de eso. Esta Odebrecht, era una suerte de gobierno en América Latina que le untaba la mano desde el presidente para abajo a todo el mundo.
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