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Editorial: Y ahora al nene se le perdió la caja

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 11 abr 2018
  • 3 Min. de lectura

Estos trece años de gobierno han traído de todo menos la concreción de los sueños de los miles de uruguayos que confiaron ciegamente en quienes depositaron toda su esperanza en el cambio prometido. Tan fuerte era el deseo y necesidad de un cambio que le renovaron sus votos en tres elecciones consecutivas a nivel nacional y en varias elecciones a gobierno municipales. Hoy, los personajes del gobierno asisten a un proceso de desconfianza que poco a poco se va apoderando del sentir del pueblo oriental. Descrédito, desánimo, apatía ante el sistema político, resentimiento y hasta bronca. Lo traicionaron y ahora cuesta volver a creer, sobre todo cuando la soberbia, la mentira hace carne en los máximos representantes del gobierno y de la fuerza política. Hay muchos ejemplos que han ido surgiendo tras denuncias e investigaciones que van comprobando la falta de conocimiento político, la incapacidad para gobernar que redunda en una mala gestión, pero lo peor es la deshonestidad y que han sido permeables a la corrupción, y peor aún que se pretenda tapar el sol con un dedo y no exista un reconocimiento público de los errores, fracasos y responsabilidades que hubo en situaciones como la de Pluna, la REGASIFICADORA, Aratirí, la de los judiciales, en Salud Pública, en lo de ANCAP. Y precisamente en ANCAP, más allá que el Tribunal de Conducta Política finalmente tomó cartas en el asunto y cuestionó con firmeza la conducta del ex presidente de la petrolera nacional y en ese momento Vicepresidente de la República, cuánto tiempo pasó, cuántos cuestionamientos se hicieron a quienes denunciaban la situación, hasta que Sendic Rodríguez se vio obligado a renunciar. Enfrenta hoy un procesamiento por peculado y abuso de poder, dentro de lo cual se engloba el uso de las tarjetas, mala gestión, pero ¿y qué de los 800 millones de dólares que se perdieron y que todos los orientales honestos tuvieron que pagar a través de impuestos injustos al trabajo que nos impuso precisamente el gobierno del FA? ¿Sobre eso no hay culpa? ¿Ni de Vázquez, Mujica, Astori y todos los que apañaron y de todos quienes admitieron y defendieron la “gestión”, de Sendic? Es más, llegamos a la situación bochornosa de que el acusado Sendic declara livianamente que la caja donde estaban las boletas de los gastos se perdió… Que se le pregunte a Ancap y que no pensó que debía guardar boletas con sus gastos. Los abogados de Sendic afirmaron que no hay delito de peculado si no se hallan comprobantes de gastos, un argumento legal -basado en el principio de inocencia- que más allá de su legalidad no exime de manera alguna la responsabilidad de Sendic y de todos aquellos dirigentes de ANCAP, como Riet, Juan Gómez, De Leon, etc., tienen ante la ciudadanía. Afirman que si no se encuentra la caja con comprobantes de gastos -extraviada o robada, según el exfuncionario- no podrán ser considerados los delitos que se le imputan. Sendic mintió que tenía un título, una, dos, tres veces, hasta que se vio obligado a reconocer que no tenía título ninguno. Sendic tomó decisiones en Ancap, que resultaron perjudicando a la empresa la que prácticamente se fundió, lo mismo hizo De León con Alur, y todos quienes actuaron esos años junto a ellos. Y ahora se le perdió “la caja de los recibos”. En este país hemos asistido a fraudes de todo tipo y color antes, durante y posterior a la dictadura, pero cuesta encontrar personajes tan inferiores, que se creen capaces de burlase del pueblo como de la Justicia. ¿Será acaso que alguien puede creer en esta nueva mentira de Sendic y de los dirigentes del FA?


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