El Frente Amplio atenta contra los jóvenes
- La Juventud Diario
- 7 abr 2018
- 3 Min. de lectura


Hace algunas semanas la ONG “Último Recurso” comunicó que debido a la falta de apoyo económico estatal, por la cancelación de convenios con la Intendencia de Montevideo y otras organizaciones gubernamentales, se ven obligados a dejar de brindar los servicios telefónicos y de atención personalizada a individuos con potenciales intentos de suicidio. Esta organización ha sido la única, en casi 30 años, que se ha dedicado a atender a personas en crisis con riesgo suicida. Lo cual hace visible la ausencia de intervención y propuestas estatales específicas en materia de salud mental. Ante la conmoción provocada por dicha decisión, ASSE informó que implementará como solución transitoria una línea de atención telefónica 08008483 (VIVE), a partir de la cual se realizarán las derivaciones convenientes a las instituciones prestadoras públicas y privadas del Sistema Nacional Integrado de Salud, medida que resulta completamente insuficiente si se toma en cuenta las características específicas que se presentan en individuos con conducta suicida que tuvieron crisis recientes. En la actualidad el suicidio alcanza los 700 casos por año; en el año 2016 la tasa de suicidio en nuestro país alcanzó niveles superiores a la del año 2002, que se encuentra enmarcada en la brutal crisis económica que padeció el pueblo uruguayo. Este no es un dato menor, es un indicador importante para colocar el tema en una discusión profunda que habilite una lectura reflexiva de la realidad política actual en función del abordaje responsable de las causas de fondo por parte del gobierno del FA. En cuanto a los grupos de riesgo, la distribución de casos se encuentra principalmente en adolescentes y jóvenes, como en adultos mayores a 65 años, siendo un 75% de las víctimas varones. También debemos especificar que este es el último paso dentro de una variedad de episodios anteriores relacionados a una conducta suicida, se estima que por cada suicidio hay 7 intentos de autoeliminación que no llegan a concretarse. Uno de los trastornos que con mayor relación causal se asocia a los intentos de autoeliminación es la depresión, en estos casos el riesgo suicida es 4 veces mayor. Tomando en cuenta los resultados positivos que han tenido distintos estudios científicos en relación a la atención de personas con depresión por medio de abordajes mixtos, complementando terapias psicológicas (especialmente cognitivo-conductual) y tratamientos farmacológicos; es incoherente que el sistema de salud no presente programas, basados en la interdisciplinariedad, que garanticen el acceso gratuito y sin restricciones a la totalidad de la población. El suicidio es un hecho complejo que debe contemplarse en la diversidad de variables que lo condicionan; en este sentido debemos destacar la presencia de factores biológicos, genéticos, cognitivos, familiares, afectivos pero especialmente sociales. Profundizando en los factores de riesgo podemos sumar el consumo de cannabis, tabaco y alcohol, sustancias que modifican la química cerebral y cuyo consumo se da principalmente en adolescentes y jóvenes. En un país donde el gobierno subsidia a la cerveza a pesar del aumento en el consumo de alcohol; que asegura el consumo de cannabis, lo regula y comercializa; cuya destacada estrategia para reducir el consumo de tabaco es aumentar su precio en el mercado; que en materia de salud promueve el ámbito privado, protegiendo sus ganancias, en vez de fortalecer un sistema de salud estatal con acceso gratuito y de calidad; donde las políticas y los programas educativos no presentan lineamientos claros y sufren recortes presupuestales; donde la precarización laboral se profundiza y la vivienda digna se torna inalcanzable; es lógico que el descontento y la desesperanza crezcan, aumentando los factores de riesgo suicida. A su vez, lejos de ser priorizado como urgente, es “contemplado” en objetivos sanitarios dentro de una proyección hacia el 2020. Es indiscutible que las condiciones materiales inciden en el psiquismo humano, por lo cual nos vemos obligados a hacer visible el impacto de las políticas neoliberales impulsadas por el gobierno en uno de los tantos problemas que afecta directamente a los jóvenes. La cuestión radica en qué modelo de país se quiere construir, el nuestro dista bastante del que el oficialismo y sus cómplices ofrecen. El camino es claro: se hace necesario establecer políticas pertinentes que fortalezcan los factores de prevención; para lo cual es imprescindible invertir en salud, educación, vivienda, promover el cuidado medioambiental y garantizar fuentes de trabajo digno. Los jóvenes tenemos las condiciones necesarias para transformar la realidad, somos responsables de hacerlo, por eso te invitamos a participar ¡Sumate a los jóvenes del 26! CONTACTO: Mail: jovenes26m@gmail.com Facebook: juventudveintiseisdemarzo
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