Columna: Cuando desde la Presidencia se dan las peores lecciones posibles Cuando se enseña a usar pa

Escribe Prof. Andrés Freire

De los educadores por definición la sociedad toda reclama que den el ejemplo, se supone así que la frustración, el enojo, o la bronca, emociones que todos podemos estar experimentando deben procesarse o presentarse de determinada manera. También que no es lícito el uso consciente de la mentira y el engaño, incluso de la clase de engaño de aquel que se miente a sí mismo como condición previa de mentirle a los demás. Sí tuviéramos un docente que se expresara en clase en términos soeces, o que por ejemplo les dijera a los alumnos que sí cumplen tales condiciones o requisitos serían promovidos y luego los deja a éstos repetidores o los manda a examen: ¿qué con justeza pensaríamos de ellos? El problema, o la virtud de este asunto es que no solamente los docentes educamos, educan también los medios masivos de comunicación, las redes sociales, los grupos de pares, y especialmente los personajes públicos de alta visibilidad. Así cuando el señor ex presidente José Mujica se dirigió a los dirigentes de la FIFA como “manga de hijos de puta”, y no en la soledad de su casa o su conciencia, sino en un programa televisado de alcance nacional, y luego hizo la pantomima de taparse la cara como que “se le escapó” dio toda una lección con mayúscula para los niños, adolescentes, jóvenes y adultos de cómo manejar la frustración. No importa sí tenía razón o no en la cuestión sino en la forma. ¿Con qué autoridad luego un docente puede en el aula decirle a un alumno que está aprendiendo a manejar emociones y comportamientos que no se pronuncie de esa forma, si el primer magistrado lo hace muy suelto de cuerpo, en un gesto demagógico destinado a conectar con el sentir popular? Ahí se dio toda una lección educativa, por desgracia no fue la última, cuando la ministra responsable del MIDES frente a un caso de actualidad, en vez de salir con humildad a decir “como hay pocas situaciones de hombres con hijos a cargo en vulnerabilidad extrema, no tenemos protocolo, fue una falla del sistema, vamos a elaborar uno para evitar que estas situaciones se repitan”, en vez de eso se concentra en utilizar todo el poder del Estado para divulgar aspectos del pasado del denunciante, que siendo verdaderos o falsos no hacen a la esencia del problema. Pero sigamos, en estos días se está cocinando la última Rendición de Cuentas del gobierno, la última donde se pueden establecer incrementos presupuestales, a la vez el gobierno no quiere cobrar impuestos al capital, y además quiere reducir el déficit: y tiene o debería querer cumplir con su promesa de llegar al 6% del PBI para educación (incluyendo como educación el gasto de los 12 gerentes del Plan Ceibal, y de todo ese Plan, también el de la señora Rondán y toda la estructura burocrática del MEC y todo lo que se le ocurra que es educación, como el subsidio al boleto de los estudiantes, que en realidad es transporte, por ejemplo). Es la última posibilidad real de llegar a ese 6% y después habría que ver luego la calidad y la distribución del mismo. Y ya no son posibles más dilatorias, o se hace o no se hace, si el gobierno cumple, aunque sea a medias, se está dando una lección saludable a la sociedad, pero sí no lo hace, se está enseñando y mucho a todos, acerca del nulo valor de la palabra dada, de la mentira, y el engaño. Son lecciones y opciones, pero después no reclamen que los docentes rezonguemos siquiera a un alumno con “trencito”, el hizo trampa, es decir aprendió que engañar es algo lícito y válido, y se lo enseñaron quienes debieron dar el primer ejemplo. En estos días veremos el final de esta tragicomedia que empezó en realidad el 24 de agosto del 2015, ahí se tomaron las decisiones finales…