top of page

Opinión: Los Músicos del Ego

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 30 mar 2018
  • 4 Min. de lectura

por Yanko Silva

Hace algunos años el chileno Roberto Alquinta oriundo de Valparaíso me dijo cuando yo vivía por allá: “Los artistas de tu país son muchos pero el circuito es chico, por lo tanto solo una pequeña parte puede surgir, los demás quedan relegados”. Cuánta razón que tenía quien fuera además de mi jefe en su restaurante, un buen amigo. Aquí debe ser una de las pocas partes del mundo donde se da ese fenómeno, pues tenemos el ejemplo de Irlanda con su música Celta, Estados Unidos con su Rock and Roll, Jamaica con su Reggae, África con toda su música Étnica, China con su estilo de Relajación, Brasil con su Zamba y Bossa Nova, Chile con su Cueca, Perú con la Andina, Colombia con su Cumbia, Cuba desde sus Trovadores y Argentina con su Chacarera, hay muchos países mas, pero lo cierto es que todos tienen algo en común, son proteccionistas de su arte y en este caso su música y sus músicos, por más que dejen entrar la música de otras regiones, la de ellos siempre estará en primer lugar. Saben cuidar, alientan, protegen y le dan cabida en todos lados a los suyos. En cambio aquí en Uruguay, son pocos los que han llegado a algún lugar de reconocimiento. El año pasado quedaron alrededor de 180 contratos para atrás que los nuevos organizadores de la Criolla del Prado no los hicieron posible y casualmente fueron casi todos músicos emergentes. No hay un real relevamiento, pasa lo mismo con los festivales del interior donde hay músicos locatarios que muchas veces caminan varias leguas porque quien organiza le soba el lomo como si fuera la gran oportunidad de su vida, los hacen presentarse hasta que al artista renombrado se le antoje dejar de alardear con los de la carpa o vuelva de la pulpería casi en frente al escenario. Una palmadita en la espalda y ni siquiera le dan para un ómnibus de regreso, con suerte un choripán y un vaso de vino. Ese es nuestro proteccionismo con nuestros artistas, al igual que en los comités de base o casas de partidos políticos, para el músico emergente puede haber algún viático con suerte y porque es por la causa, pero si el artista es renombrado por 15 ó 20 minutos la contratación casi segura es de $ 15.000. Así queremos a nuestros músicos, los que sirven para militar porque cantan canciones revolucionarias aunque en la casa no tenga ni para un pan, los que sirven para llenar el hueco de algún festival porque viste que los famosos son así, los que sirven para meter algo en los programas de chimentos en verano porque no hay casi nada que decir, los que si los llaman para tocar en algún lado y éstos les dicen cuánto cuesta la actuación siempre va a ser medio caro cuando nadie se toca para ir a ver a los Rolling Stone, así son nuestros músicos que no pueden cobrar una entrada sino que deben ajustarse a un cubierto artístico o un sobre que muchas veces queda vacío en la mesa porque aunque le llenes el boliche, el dueño no será jamás capaz de decirte, esto es tuyo, solo le da la cabeza para ofrecerte una pizza y una cerveza, por más que el artista haya sido la radio de la noche y mantuviera siempre un nivel de público del 90% local lleno, terminará perdiendo más de lo que aspiraba a ganar. Somos hipócritas cuando decimos que el país no da más pero llenamos la cancha y los boliches todos los fines de semana y todos los días si fuera necesario, pero para el cumpleaños nuestro o de alguno de la familia andamos regateando precios por las tiendas online entre karaokes y artistas baratos. Somos hipócritas cuando decimos: ellos son los músicos de la lucha y el exilio, y llenaron los estadios y se forraron de guita a costilla de la dictadura para que luego de llegar a su cúspide de reconocimiento no sean capaces de retribuirle a aquellos artistas que se quedaron acá a hacer el aguante y a comerse los palos y los piojos ni siquiera para darles un lugar mejor en el medio del arte que la limosna que hoy reciben. Nuestros músicos actuales tienen que recurrir a estrategias de guerra casi para poder meterse en cualquier espacio donde pueda hacer un poco de dinero para poder sobrevivir, antes había consigna para con los artistas callejeros, y la gente lo notaba, después del corralito hubo hambre y miseria y muchos que habían trabajado en fábricas u otros rubros salieron con 2 canciones y 4 cuerdas a rescatarse, muchos vinieron del interior porque allá también esta mala la cosa y no salen mucho más de ahí porque las pocas posibilidades que pueden haber para ellos son programas de concursos que después no les dan una continuidad laboral. Los músicos del ego siguen y siguen colmando los espacios, acaparándolo todo como si fuera el fin del mundo y relegando a los nuevos porque aunque muchas veces puedan hacerlo mejor o con más ganas, no dejan de ser inexperientes y novatos. Así pasa por acá uno de los países con más exportación de músicos entre otras cosas, por no decir que se van porque realmente los ministerios, las instituciones y los medios de comunicación y lo que es peor sus propios pares, no los dejan crecer.


Entradas relacionadas

Ver todo
49 Aniversario, no hay repliegue

En estos días es evidente que ante un nuevo aniversario del Movimiento 26 de Marzo, muchas cosas y conceptos se ponen sobre la mesa en...

 
 
 

Comments


Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
Noticias destacadas
Noticias recientes
bottom of page