Esta boca es de todos LAS FORMAS DE LA VIOLENCIA

Liggia Giordano Carbone

Una mujer nos cuenta que su hermano Joan fue baleado en un intento de rapiña al salir de su casa en la Curva de Maroñas. A raíz de este incidente, quedó paralítico ya que la bala se alojó en su espina dorsal. El único apoyo económico que puede ofrecerle el Estado es la pensión para víctimas de delitos violentos, que alcanza un monto mensual de $ 23 mil. Recibirla implicaría convertirse en pasivo, con lo cual dejaría de obtener los beneficios de estar registrado como activo. Si el BPS le diera una silla de ruedas, al recibir la pensión la perdería, porque solo le corresponde a quienes tienen un trabajo y están con certificación médica. Sólo la almohada cervical que necesita, cuesta alrededor de 23 mil pesos. Su casa se ha vuelto inhabitable dada su nueva condición ya que hay desniveles entre las distintas habitaciones y por la distribución de los muebles. El Plan Nacional de Cuidados le ofrece una prestación de apenas una hora por día. Para poder realizar la rehabilitación debe trasladarse hasta Maldonado. Es usual enfocar estos temas desde el punto de vista de la seguridad, o mejor dicho, la falta de ella. Se exhorta a las autoridades judiciales y policiales, mayores controles y eficacia. Penas más duras, cadenas perpetuas, mayor vigilancia y patrullaje, operativos de saturación en los barrios, son las soluciones que usualmente se ven como posibles para evitar el creciente aumento de delitos como robos, rapiñas y hurtos. Sin embargo, sabemos que la represión no ataca el problema de fondo. Y una vez más, un episodio delictivo deja al descubierto las paupérrimas condiciones de vida de los trabajadores en este país. Tras la narración de los hechos por parte de la víctima y su familia, se trasluce una precaria situación laboral. A esto se le suma los problemas de no contar con una vivienda adecuada y el desamparo con respecto al cuidado de la salud y la posible rehabilitación.

Una docente de literatura explica las peripecias que han debido de sortear los pobladores de Dolores, Soriano, para lograr que se reconstruyan los liceos de la localidad afectada por un tornado en abril de 2016. La licitación del liceo Nº 1 salió del Tribunal de Cuentas, donde había estado trancada por errores administrativos. A partir de entonces, corren 15 días para realizar otros trámites, por lo que antes de comenzar Semana Santa, la empresa constructora colocará el cartel de obra en el predio. En tanto, en los últimos días se adjudicó la obra del liceo Nº 2 –que se debe reconstruido de nuevo– y la misma ingresó al Tribunal de Cuentas. Las autoridades del Codicen calculan que las obras de este edificio comenzarán en abril. Ya pasaron dos años y estos dos centros educativos aún no están funcionando como tales. Mientras tanto, los adolescentes de Dolores tienen clases en contenedores. No es casual que esta semana hayamos elegido los relatos de dos mujeres para ilustrar los problemas que enfrentan todos los días los trabajadores: carencia de servicios de salud, viviendas adecuadas y centros educativos. La burocracia y la falta de voluntad política, viene acompañada de una ideología mercantilista para manejar servicios esenciales. Por eso se hace vital identificar los problemas y sus causas. Canalizar la frustración y la disconformidad por el camino de la organización política es fundamental para no marchar al lado de quién es causante de la desigualdad y la violencia que vivimos diariamente en todas sus formas.