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Los compañeros en nuestra memoria

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 5 mar 2018
  • 6 Min. de lectura

RODRIGUEZ OLARIAGA, Yamandú. Muerte: 25/2/81- Enfermedad. Estudiante, detenido en 1972, muere el 25/2/81 en el Hospital Militar a los 32 años de edad. A raíz de una estafilococcia pulmonar, fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital Militar y devuelto al EMR 1 sin ser sometido a un tratamiento postoperatorio. Allí recibe unicamente la atención que pueden brindarle sus compañeros. Finalmente, debe ser reinternado en el Hospital Militar con grave insuficiencia respiratoria y una severa infección supurada en ambos pulmones.

SOCA, Américo. Desaparecido el 25/2/81 en Uruguay. Si bien se trata de un caso distinto a los demás, vale decir que según información publicada en la prensa, Soca era corredor de cambios y estaba vinculado a Radio Patrulla. Estaba vinculado a Roberto Pucci, propietario de una automotora y al General Ballestrino (Director de la Escuela de Armas y Servicios en 1981); a Manuel Núñez, Ministro del Interior; al Cnel. Hugo Arregui, Jefe de Policía de Montevideo y al Comandante Somma, Director de la Caja Policial. Al parecer estos oficiales entregaron a Soca una suma de dinero para que lo prestara. En reuniones hechas en la Caja Policial, Soca habría sido presionado para que pagara su deuda: firmó vales, luego traspasó su automóvil a Pucci. (El auto apareció abandonado en Santa Ana do Livramento en marzo de 1981). A fines de ese mes todos los militares mencionados fueron separados de sus cargos. El diputado López Ballestra dijo públicamente: "La señora de Américo Soca fue amenazada de muerte por el Comandante Somma, que era director de la Caja Policial y fue responsable de la represión cuando homenajeábamos a Héctor Gutiérrez Ruiz en el cementerio, tirando los caballos contra la gente... Este fue el estilo de los dictadores... de los malos militares... Todo fue por avaricia, por plata...".

GUTIERREZ GONZALEZ, Ibero. Asesinado el 27/2/72 Estudiante de 21 años, casado, querido militante estudiantil de la FEUU, militante de base del Frente Amplio e integrante del Movimiento 26 de Marzo, había sido procesado hace varios años por un supuesto intento de volar la casa presidencial con una garrafa de supergás. Cuenta el padre de Ibero: "El domingo 27 almorzó en mi casa, con la familia. Luego Olga, su esposa, fue a casa de una compañera a estudiar. En mi auto yo llevé a Ibero hasta su departamento. Eran las 3 de la tarde, aproximadamente. Lo dejé en la esquina, a poca distancia de su casa, con el brazo levantado, saludándome. Esa es la última imagen que tengo de él". Dice Olga, su compañera: "Quedamos en encontrarnos a las diez y media u once de la noche. Él iba a pasar a buscarme por la casa de una compañera, donde yo estaba estudiando. No vino y eso nos sorprendió, porque Ibero era puntual. Así que cerca de medianoche estábamos muy nerviosas, porque no aparecía. Con unos familiares fui hasta nuestro apartamento y allí todo estaba en orden. Ibero no estaba. El lunes en la mañana, temprano, fui con el padre de Ibero a la Jefatura. Allí dijeron que no sabían nada de él. Seguimos investigando hasta cerca de las 7 de la tarde, sin resultado. Fue cuando nos informaron que había aparecido su cadáver"... Según el parte policial el cuerpo fue encontrado cerca de las 12 del lunes. De acuerdo al informe forense, Ibero murió entre la medianoche del domingo y las 3 de la madrugada del lunes. Eso es todo. No hay más datos. El Escuadrón de la Muerte sabe cubrir sus pasos.

EL INFORME DEL FORENSE El cadáver de Ibero Gutiérrez presentaba las siguientes heridas: esquimosis y hematosis en cara anterior y posterior del tórax. Algunas alargadas, provocadas por objetos contundentes; otras redondeadas, como si hubieran sido provocadas por patadas. Algunos de esos golpes provocaron fracturas de costillas. • 2 orificios de bala transfixiantes de brazo derecho. Uno de ellos fracturó el húmero. • 1 herida de bala transfixiante de dedo de mano izquierda, con fractura de falange. • 1 herida de bala transfixiante de brazo izquierdo. • 1 herida de bala transfixiante en región occipito-parietal derecha, transfixiante de cerebro. Este proyectil se extrajo debajo de la piel de la región frontal, lado derecho. • 2 heridas de bala, preauriculares, derechas. • 1 herida de bala en región carotidea izquierda. El proyectil fracturó el maxilar inferior. • 1 herida de bala supraclavicular izquierda. • 2 heridas de bala en la cara posterior del tórax, una derecha y otra izquierda. • 2 heridas en cara anterior de tórax. No hay más detalles de heridas en el parte forense. En total 13 balazos, todos de calibre 38, disparados por varios revólveres, según se estableció en los peritajes. Por lo menos tres revólveres. Además, en el pecho de Ibero Gutiérrez aparecieron dos marcas paralelas, largas, finas, aparentemente provocadas por sogas. ¿Permaneció atado (a una silla, probablemente por la ausencia de marcas en la espalda) hasta instantes previos a su asesinato y se hizo las marcas al intentar liberarse de las ataduras? ¿Fue acribillado atado y de ahí los balazos en los brazos, que levantó en un gesto instintivo? Algunos extremos de esas hipótesis pueden servir para rastrear alguna pista que conduzca a los autores materiales del asesinato.

PERDOMO SOSA, Mirto. Muerte: 2/3/78 - Enfermedad Muere en el Hospital Militar a causa de una peritonitis que había sido tratada como diarrea.

OLVEIRA ROSSANO, Oscar Bonifacio. Muerte: 3/3/76- Tortura Obrero metalúrgico de la fábrica CINOCA, de 56 años de edad, casado, padre de dos hijos, residente en la ciudad de Las Piedras. Detenido por segunda vez el 16 de diciembre de 1975 en el marco del llamado "Operativo 300 Carlos Marx", captura masiva de cuadros comunistas. Fue torturado durante 3 meses hasta que el 3 de marzo sus familiares recibieron el féretro con la prohibición de abrirlo. Pese a ello abrieron el cajón y pudieron ver huellas de terribles torturas y el hecho de que estaba vendado del tórax para abajo. En "La Hora" del 18/4/85, pág. 5, Aurelio Pérez González testimonió así de Olveira: "Torturado en el Batallón Nº 13. Llega con la mayoría de los compañeros objeto de la denuncia al Cuartel de Artillería Nº 1, La Paloma. Luego de pasar por las torturas el día 17 de febrero recibe un balazo de pistola de un cabo de la guardia. Como luego del balazo llega a gritar «sáquenme esta venda de mierda» (estaba encapuchado y se arranca la capucha, con lo que todos lo vieron). La bala del mismo tiro queda incrustada en la espalda, cerca de la columna de Ruben Etchebarne, obrero de CINOCA. Llevan a Olveira al Hospital y anuncian a los demás presos que ha sido operado y salido bien. Posteriormente muere".

PERRINI GUALO, Aldo. Muerte: 5/3/74- Tortura. Comerciante de 34 años, -tenía un pequeño almacén en Carmelo- padre de dos hijos, detenido el 26 de febrero de 1974 y muerto por torturas el 5 de marzo de 1974 en el Batallón de Infantería Nº 4 del departamento de Colonia. Debido a la necesidad de justificar esta muerte por torturas en una unidad militar no destinada al alojamiento de detenidos, el médico militar firma un certificado que afirma que Perrini ingresó herido al Batallón con destino al Hospital Militar de Montevideo, a fin de presentar su muerte como acaecida en la sala de operaciones. En el Hospital se niegan a dar entrada oficial al cadáver y el conflicto termina con la renuncia del médico. Sus vecinos atestiguaron sobre su calidad de ciudadano pacífico sin actividades políticas conocidas. Publicado en el Nº 6 de "Rigolución", del 25 de marzo de 1974 bajo el título de: UNA NUEVA VICTIMA. "Las Fuerzas Armadas -otra vez el ejército- cometieron un nuevo crimen. Y simultáneamente un nuevo mártir se suma a los héroes populares. En la ciudad de Colonia y como consecuencia de salvajes torturas, falleció Aldo Perrini Gualo, un joven de 29 años, casado, residente en la ciudad de Carmelo. Fue detenido en febrero en su ciudad junto a muchos otros hombres y mujeres que también son víctimas de la represión. Se le alojó en la comisaría local donde se le propinó, sin siquiera interrogarlo, una tremenda paliza. En precarias condiciones físicas fue trasladado al Batallón de Infantería Nº 4, comandado por los coroneles Boscán Hontou y Werther Soto. Ahí se le golpeó, se le hizo plantón, se le negó comida y agua, se le acosó y por todos los medios se trató de doblegarlo. Finalmente se le hizo el submarino y "por un descuido", se ahogó".


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