Columna Los amedrentados
- La Juventud Diario
- 23 feb 2018
- 3 Min. de lectura
por Yanko Silva
Entonces ‘’Como te Digo una Cosa, te Digo la Otra’’. Se supone que debemos avanzar, que todo lo que se hace es para construir una sociedad mejor, pero ¿qué pasa cuando alguno de los plebeyos asoma los ojos por encima del rebaño? No pasa ni un instante para que venga la bota del poder y te ejecute ante el paredón frente a todo el pueblo, sale el verdugo con su hacha, o a preparar la cuerda o a empujar la guillotina. A los revoltosos con ideas de justicia o de reclamos fundamentados hacia la defensa del derecho del pueblo, se los mata, se los encarcela o se los amedrenta, desacreditando todo lo que digan. “Mentiroso”, una palabra que pronto será prohibida por las consecuencias que pueda generar, aunque en la resistencia compañeros hagamos de ella un faro para la clandestinidad. Hay que enfrentar los errores y no escudarse con los errores del pasado, porque los de ahora son los que tienen aroma de traición. Fue todo un engaño y eso lo sabemos todos del lado que sea que estemos porque hubo cientos de muertos y hay otros tantos que ni se sabe donde están, y todos ellos confiados en la lucha anti-imperialista. Miles de coterráneos se fueron viendo este paisito en ruinas y ahora para conseguir votos desde afuera mienten diciendo que este país ha crecido y sigue creciendo para no desatornillarse de la silla, cuando en realidad no hace falta ser muy experimentado para darse cuenta que la gente es quien banca el barco para que no se hunda y después salen diciendo que ellos no sabían, que van a corregirlo, que para avanzar debemos pagar por nuestro trabajo. Vergüenza debería darles con esos sueldos enormes e intocables. Nos han mentido todo el tiempo, la matriz energética da fortunas pero sólo si sos algún acomodado y el pueblo que pague fortunas por un consumo que a esta altura debería costar casi nada, por no exigir que fuera gratis. Apuestan al crecimiento con mano de obra barata y en negro, le dijeron a todos los inmigrantes que este país era uno de los más sólidos de Latinoamérica y siguen entrando extranjeros engañados. Jamás hablaría mal de ellos y menos cuando fui uno en otras tierras, pero lo cierto es que además de haber venido engañados hoy se da el fenómeno en que muchísimos uruguayos no consiguen trabajo. A los refugiados se les da un dinero que sale del pueblo y se les da tierras y maquinarias a pagar en algún momento de la historia mientras a la propia gente de acá se los mata a impuestos aunque ya no tengan de donde sacar. ‘’Señor Presidente o a quien corresponda, yo quiero trabajar la tierra y apuesto a que sea sustentable y sin contaminantes, necesitamos mi familia y yo que se nos den una 25 hectáreas, una vaca, algunas gallinas, 2 caballos de tiro y un arado, en lo que respecta a un dinero por mes no sería necesario porque todos tenemos buen lomo y muchas ganas más la experiencia para poder auto-sustentarnos. Y esto no es un simple relato, tómelo como las palabras de alguien que se siente engañado, digamos que con el mismo sentimiento de aquellos extranjeros que antes contaba. Si usted quiere sacar adelante a este país, acá están las manos, las mismas que hicieron flamear las banderas de las luchas y las victorias, las manos que no le temen a disparar en puño y letra los sentimientos de dolor y traición. No es una petición a la ligera, es un reclamo de exigencia al no tener una respuesta de anti-demagogia, al no obtener lo que se nos prometió, erradicar al imperio y darle lo justo al pueblo como se merece. No quiero más excusas sobre aquello de que hay que ver qué mercado subió o bajó, porque acá en la interna los impuestos sólo suben’’. Mentira, claro eso ofende, mientras la gente se muere de hambre y cultura de valores, se pelean precios para comprar un mejor avión que no sea incómodo para el esclavizador. ‘’Disculpe el Señor si le interrumpo pero en el recibidor hay un par de pobres que, preguntan insistentemente por usted...si me necesita llame, que Dios le inspire o que Dios le ampare...que estos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado’’. Tenga presente lo que le digo, para comenzar serían unas hectáreas de plantas medicinales para curar de verdad las dolencias que el pueblo tiene, para dejar de vender la receta mortífera que en complicidad con las farmacéuticas, los gobiernos entreguistas promueven quitándole hasta el último centavo a quienes dejan la vida por este hermoso país. Nuestro Uruguay Natural no el que se está Vendiendo al más Bajo Precio de la Necesidad.
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