Columna: Piden democracia, pero no la practican

Aníbal Terán Castromán

“La cumbre de las Américas” es una organización fundada en 1994, actualmente integrada por 35 países, 17 de los cuales crearon en 2017 un colectivo llamado “Grupo de Lima”. Parte de ese sub grupo pretende atribuirse potestades que no tiene, tomando decisiones en nombre de todos los estados miembros de la Cumbre. 14 países integrantes del Grupo de Lima acaban de retirar la invitación al presidente de Venezuela Nicolás Maduro, notificándole que su presencia no será bienvenida en la próxima reunión de la Cumbre fijada para abril en Lima. Abusando de la circunstancia que le da la condición de anfitrión a uno de sus miembros (Perú), pretenden ejercer un derecho de admisión que no les corresponde. Cualquiera puede darse cuenta que 14 países no suman una mayoría en un grupo de 35. ¿Qué piensan los restantes 21 países, entre ellos Uruguay? ¿Están de acuerdo con su iniciativa? Eso parece no importarles. El procedimiento democrático hubiera sido consultar a todos los miembros de la Cumbre y dejar que la mayoría decidiera. El haberse salteado ese básico principio de respeto a las mayorías, pone en duda sus pretensiones de defensores de la democracia. Observando la lista de países que conforman el Grupo de Lima, no sorprende que ese colectivo obre así. ¿Qué podemos esperar del presidente de Perú que acaba de burlarse de su promesa electoral indultando a Fujimori para comprar en el Parlamento los votos que le permitieron evitar su destitución? ¿Qué podemos esperar del presidente argentino cuando en su país no se respeta las decisiones de la Justicia y hubo elecciones con presos políticos? ¿Qué decir de Temer y el escándalo de sobornos que acompaña su gestión? Y así podríamos seguir revisando actitudes antidemocráticas en Colombia, Paraguay, México y demás países del Grupo de Lima, incluyendo los tres que no acompañan el rechazo a la presencia de Maduro en la próxima cumbre. Personalmente celebro que Uruguay no integre ese subgrupo de países que levantan el estandarte de la democracia con una mano mientras con la otra firman decretos que la debilitan, desatienden veredictos judiciales o los eluden con artimañas. No obstante, me gustaría una postura uruguaya más firme de condena a su actitud tan claramente reñida con los principios más básicos de la democracia. Sin entrar a analizar las razones invocadas para retirar la invitación a Maduro, que deberían discutirse orgánicamente para llegar a una decisión institucional de la Cumbre, lo primero que salta a la vista es que parte de un sub grupo de países americanos no está obrando democráticamente al pretender que 14 pueden decidir lo que deberían decidir 35.