Editorial: La deuda externa no se puede esconder
- La Juventud Diario
- 12 feb 2018
- 2 Min. de lectura
Nadie sabe con certeza que es lo que puede suceder con la economía de Estados Unidos en los próximos meses o quizá años, pero lo cierto si es que sabemos a grandes rasgos que es lo que ha sucedido hasta nuestro días, y como desde hace ya un buen tiempo se habla de un una nueva crisis o colapso de grandes proporciones. Varios son los temas que están sobre la mesa, en la política internacional y que ya hace un buen tiempo que están instalados en nuestro país como parte de los efectos colaterales de una situación mayor, que son incorporados a veces en tiempos más tardíos a los países con estructuras económicas capitalistas dependientes y con escaso desarrollo de las fuerzas productivas principalmente las industrias que se ven afectadas por los temas monetarios, el libre comercio y las competencias brutales entre los monopolios. La emisión de la deuda norteamericana es sin duda la mayor que cualquier estado puede soportar, y por otra parte la que puede provocar nuevas situaciones de gran inestabilidad global cuando nuevos actores internacionales empiezan a dejar de usar su moneda, esta tendencia creciente precipita nuevos problemas y declives, que pueden afectar nuevamente a la economía internacional. En los últimos gobiernos nacionales la deuda externa ha continuado con un camino ascendente también en nuestro país, por más que el gobierno del Frente Amplio en sus primeros años sostuvo que no la deuda era “soberana” y muchos electores de su partido creían y decían que esta había desaparecido, dado que los dirigentes del gobierno de “izquierda” escondían el tema casi como algo que no podía tratarse. Los resultados eran muy claros esta crecía por la acción del gobierno, que propiciaba una política de privatizaciones, de libre inversión extranjera, de libre comercio, desindustrialización y zonas francas. Desde el punto de vista de las necesidades del capital nada quedó librado al azar, para garantizar las ganancias del capital financiero, ello sin duda está provocando nuevos problemas, incontenibles desde el punto de vista del desarrollo social que lo deteriora en forma cada vez mayor. Por ello es que la guerra sigue siendo para el capital imperialista su principal salida económica que pretende hacer pagar con sus aventuras a nuevas partes del mundo. En la región la marcha ascendente contra la República Bolivariana de Venezuela, por los intereses directos de Estados Unidos allí, y de sus evidentes razones económicas y geopolíticas muestran que el propiciar la atención es uno de los principales puntos en el orden del día para que en Venezuela el petróleo y sus recursos pasen a manos de Trump, y la democracia al estilo de la OEA y Almagro, se impongan. Claro que la confrontación que económica que supone el pago de la deuda de las economías supone una de las mayores transferencias de riqueza de nuestro país y una dependencia estratégica de las posibilidades de desarrollo inmediato. El Uruguay está política ha provocado el deterioro creciente de los instrumentos políticos y morales para incentivar el desarrollo y el desarrollo de una perspectiva antiimperialista y de liberación nacional llevada adelante por los trabajadores del país y los sectores más avanzados del pueblo de Artigas.
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