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Editorial: La Intendencia descubrió al Cerro Mucho hierro para que no se vuelen las letras de Monte

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 10 feb 2018
  • 2 Min. de lectura

En los tiempos que en nuestro país las necesidades básicas para la vida parecen ser un privilegio, cada día que pasa muestra en forma efectiva como los problemas derivados de una situación que está lejos de resolverse, en forma inmediata pues cada paso que se dan desde los centros de la política nacional, alejan las posibilidades de desarrollo de la vida de los trabajadores nacionales en términos económicos y sociales. Con un paisaje que muestra algunas de las muestras más significativas de lo que ha sucedido con el país en los últimos tiempos, que no es otra cosa que la destrucción de las industrial más relevantes en otras épocas que no fueron reconvertidas por ningún gobierno, en las últimas décadas y tampoco por los últimos del Frente Amplio. Todos pensamos que luego de la obra del corredor Garzón ya habíamos vistos algo insuperable en materia de ineficiencia, mal gusto y nada de sentido común, sin embargo en estos días vamos llegando a la conclusión que nuevamente nos equivocamos. La obra emprendida de las enormes leras de hierro, nos hace recordar el trabajo que deben de haber tenido los colonialistas para construir las fortaleza y llevar los cañones hasta la cima cosa que sin duda debe haber sido más costosa en trabajo que ahora. Pero lo que nos surge en todo este tiempo es que con una zona del este en ruinas, y donde no es una novedad que lo poco existe el capital ha ido asentándose en otros lugares a los efectos de garantizar su rentabilidad, y dejando atrás el viejo Swift de los ingleses, el Nacional, el Artigas, el Soyp que ha dado paso con su cierre, a industrias privadas de pesca, las curtiembres que estuvieron contra la bahía, y como si ello fuera poco los armadores de pequeña embarcaciones. A ello debería agregársele la regasificadora hoy objeto de investigación parlamentaria, para enfrente a la fortaleza hacia el oeste en el mar, que es un verdadero despliegue de inversión que pone sobre la mesa nuevamente la privatización del combustible. También ha ello habría que agregarle otras zonas, para observar los alcances de las políticas de privatizaciones y de liquidación de las industrias, también a ello debería agregarse como la falta de trabajo, produce necesariamente un deterioro en la vida de las personas, que sufren la desocupación y la marginalidad de la que no vuelven por miles. Hoy en las faldas del cerro hay miseria y también en el llano, van quedando los cuarteles de las distintas armas, nuevos centros del ministerio del Interior para la prevención del delito que abunda, por esta situación. Ni el exclusivo, campo de golf construido en otras épocas por los ingleses, salva. A Punta del Este llegan desde México, y en nuestra sociedad surgen desde las propias entrañas de la ciudad y el campo. Estos también son los efectos de la llamada globalización neoliberal. En la mirada ahora hacia el oeste, que de industrial pretende pasarse a servicios turísticos, hay que decir que la idea puede no ser mala, si a algún nuevo burócrata se le ocurre liquidar la miseria, construir viviendas, dar trabajo, salud para todos y cobrar menos impuestos.


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