Columna: Zarif: La iniciativa iraní de crear redes de seguridad contribuirá a resolver los problema
- La Juventud Diario
- 23 ene 2018
- 3 Min. de lectura

Por Dr. Mohammad Yavad Zarif Ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán Financial Times - Domingo 21-01-2018
La derrota del ISIS no solo ha aportado el retorno de la estabilidad en grandes franjas de territorio. También está avivando nuevos conflictos y tensiones, incluido el esfuerzo concertado para revivir la histeria que durante mucho tiempo ha oscurecido la realidad de la política exterior de Irán. El ISIS demuestra las profundidades más oscuras de la maldad humana. Sin embargo, también brindó una oportunidad de unirse para luchar contra una amenaza existencial. Las relaciones en materia de cooperación forjadas en esa lucha pueden suponer el comienzo de una nueva era. Necesitamos nuevos enfoques y una nueva terminología para dar sentido a un mundo que está en transición hacia un orden global pos-occidental. En ese sentido, hay dos conceptos que forman el paradigma emergente en Asia occidental: la idea de una región fuerte y la creación de redes de seguridad, mediante las cuales los países pequeños y grandes, incluso aquellos que mantienen rivalidades históricas, contribuyan a la estabilidad. El objetivo de una región fuerte -en oposición a la búsqueda de la hegemonía y la exclusión de otros actores- radica en el reconocimiento de la necesidad de respetar el interés de todos los implicados. Cualquier esfuerzo de dominio por parte de un país no solo es inapropiado, sino esencialmente imposible: aquellos que insisten en seguir ese camino provocan inestabilidad. La carrera armamentista en nuestra región es un ejemplo de ese tipo de rivalidad destructiva: el desvío de los recursos vitales hacia los cofres de los fabricantes de armas no ha contribuido en nada al objetivo de la paz y la seguridad. El militarismo solo ha servido para alimentar aventuras desastrosas. La mayoría de los modelos habituales de formar alianzas también se han convertido en obsoletos. En nuestro mundo interconectado, la idea de la seguridad colectiva está actualmente extinta, especialmente en el Golfo Pérsico, por una razón básica: supone una coincidencia de intereses. La creación de redes de seguridad es la innovación de Irán dirigida a abordar los problemas que van desde el conflicto de intereses hasta el poder y las disparidades de tamaño. Sus parámetros son simples pero efectivos: en lugar de tratar de ignorar los conflictos de intereses, aceptar las diferencias. Igualmente, al tener como premisa la inclusión, actuarían como un cortafuegos contra el surgimiento de una oligarquía entre los grandes estados y permitiría la participación también de los estados más pequeños. Las reglas de ese nuevo orden son sencillas: normativas comunes, y más significativamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU, como la igualdad soberana de los estados; abstenerse de las amenazas o el uso de la fuerza; resolución pacífica de los conflictos; respeto por la integridad territorial de los estados; no intervención en los asuntos internos de los Estados; y respeto por la autodeterminación dentro de los estados. La red de seguridad no es una utopía. Es la única forma realista de salir del círculo vicioso de depender de las potencias extra regionales, las alianzas excluyentes o la falsa ilusión de que la seguridad se puede comprar con petrodólares o halagos. Sería deseable que otros países, especialmente nuestros vecinos europeos, vieran en su propio interés instar a sus aliados de nuestra región la adopción de esta política. Para pasar de la agitación a la estabilidad debemos, ante todo, recurrir al diálogo y a otras medidas de fomento de confianza. En todos los niveles afrontamos un déficit de diálogo en Asia occidental. Algunos aspectos de ello son visibles entre los gobernantes y los gobernados, entre los gobiernos y los pueblos. El diálogo debe tener como objetivo dejar claro que todos tenemos inquietudes, temores, aspiraciones y esperanzas similares. Ese diálogo puede y debe reemplazar la retórica y la propaganda. El diálogo debe ir acompañado de medidas de fomento de confianza: la promoción del turismo; creación de grupos de trabajo conjuntos sobre cuestiones que abarcan desde la seguridad nuclear hasta la contaminación o la gestión de desastres; visitas militares conjuntas; notificación previa de maniobras militares; medidas de transparencia en materia de armamento; reducir los gastos militares; y todo ello drigido finalmente a un pacto de no agresión. Como primer paso, la República Islámica propone establecer un Foro de Diálogo Regional en el Golfo Pérsico. Nuestra invitación, propuesta desde hace mucho tiempo atrás al diálogo sigue abierta, y esperamos el día que nuestros vecinos la acepten, y sus aliados, en Europa y en otras partes de Occidente, la impulsen.
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