San José: El agro en problemas: crónica de una crisis anunciada
- La Juventud Diario
- 21 ene 2018
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Por: Darío Camilo Perdomo Departamental 26M San José
Podría decirse que hasta casi la mitad de la década del ‘50 la mayoría de los pobladores que estaban afincados en el medio rural reunían algunas características particulares. En general, eran nucleamientos familiares numerosos y habían convivido en el mismo campo varias generaciones. A finales de los ‘50, casualmente cuando se firma la primera Carta Intención con los organismos internacionales de crédito y también cuando se procesan algunos cambios en la forma de producción, comienza a producirse en nuestro país lo que se conoce como el éxodo rural-urbano y quienes trabajaban en el medio rural comienzan a ser desplazados a las zonas aledañas de pueblos y ciudades. Con la desaparición de las fábricas dedicadas a la agroindustria como, por ejemplo, fueron en San José Bambina y Cololó, los primeros en comenzar a desaparecer fueron justamente los productores hortifrutícolas, que aburridos de llevar palizas con los precios año tras año y siempre pendientes de una posible exportación que pudiera concretarse para salvarse, llegaron a la conclusión de que producir era el equivalente de jugar una ruleta rusa con 5 balas. A nivel departamental en los ‘70 y ‘80 con la desaparición de los pequeños productores hortifrutícolas comienza a prevalecer la producción láctea no por la bonanza que podría suponer el precio de la leche de entonces, sino porque era la necesidad de bancar los presupuestos la que tendió en general a consolidar esta producción y San José se volvió una alfombra verde, desaparecieron cultivos tradicionales como lino, girasol y remolacha. A fines de la década de los ‘80 y principios de los ‘90 se incrementan las políticas neoliberales, se importa de todo, se mantiene el dólar barato y continúa agudizándose la sangría de la población rural.

Con la crisis económica del 2002 el endeudamiento de quienes quedaban en la tierra se volvió atroz. El Frente Amplio, que ganó mayoritariamente las elecciones del 2004, había prometido un “Uruguay productivo y solidario” y además prometió estudiar “caso a caso” a los deudores que quedaron, eliminar aquellos “contumaces” y la promesa de que nadie que hubiera trabajado honradamente perdería el usufructo de sus bienes... y esto se habrá cumplido en algún caso, pero mayoritariamente no se cumplió con esa promesa electoral. Al cabo de un tiempo, casualmente Danilo Astori entonces también Ministro de Economía, estableció un tope de 3 franjas de deudores y les dijo a los productores que “arreglaran” con quienes les habían comprado la deuda, que ya no era del BROU, la cartera pesada del banco país había sido tercerizada y quienes la compraron no lo hicieron para hacer caridad ni mucho menos, más allá de las movilizaciones de productores que se nuclearon alrededor del Palacio Legislativo, las ejecuciones no pararon, nosotros como 26 de Marzo reclamamos el cese de las ejecuciones a los pequeños productores, solidarizándonos con ellos y también en la agitación con los afiches en los muros. Por el 2005-2006 siguen quedando por el camino pequeños y medianos productores de diversos rubros, lecheros, queseros, viticultores, etc. que siguen encontrándose con variada problemática, entre lo más destacado se encuentran con la expansión de UPM y Montes del Plata, con excepciones tributarias, puerto libre y zona franca, algún que otro consorcio europeo o norteamericano que dada la crisis del ‘98 también invierte por acá, arriban los sojeros, muchos de ellos llegados desde Argentina, donde pagaban un importante porcentaje y por acá no pagaban nada, por entonces también estaba además la posibilidad de que la mega-minera “Aratirí” se instalara en el centro-este del país. Comienza a incrementarse un proceso de extranjerización y acumulación de la tierra sin precedentes que impacta fuertemente en el sector productivo tradicional de alimentos, donde hasta ese momento el 50% de los productores rurales por lo menos en el departamento de San José era arrendatario. Comienza a gestarse la contra-reforma agraria: Los números que arroja el Censo Rural de 2011 son por demás elocuentes ya que más de 11.000 productores poseedores de menos de 100 hectáreas habían dejado la tierra. Aquí arribamos al problema de la tenencia de la tierra que es de primordial importancia, para entender lo que significa la pérdida de soberanía y la pérdida de soberanía alimentaria y el perder la referencia de considerar a la tierra como un bien social que tendría o debería beneficiar a la mayoría de la población o considerarla más que nada sólo un factor económico que está en relación directa a la obtención del mayor lucro posible en la aplicación del “modelo productivo2 que se conoce como “Agronegocio”. Por entonces avanzaron las forestales, los sojeros, las tierras compradas por sociedades anónimas de inversores extranjeros que en muchos casos desplazaron a los desanimados pequeños y medianos productores generadores de alimento. Un gran problema a dos puntas, un problema ya en ese presente pero mucho mayor hacia el futuro por lo que significa justamente la pérdida de soberanía alimentaria. Más allá del discurso oficial no hubo voluntad política para topear la cantidad de tierras en poder de inversores extranjeros. Más cercanos en el tiempo hubo un precio excepcional de algunos rubros que el país exportaba, en donde la vedette fue la soja, pero al mismo tiempo se constata un muy opaco papel de los organismos vinculados al sector productivo INC, INALE, Plan Agropecuario, INIA y el propio Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca sin observarse políticas de izquierda. El viento de cola o de popa como quiera llamarse, de los muy buenos precios internacionales que se vivieron para algunos rubros acabó y ante la normalización de los mismos la problemática aflora nuevamente. Hoy en día el agro está nuevamente complicado, aunque podríamos referirnos a toda la economía en general ya que el modelo neoliberal que se sigue para nosotros está definitivamente agotado, la movilización de productores autoconvocados en Paysandú, así lo expresó, mientras se está preparando otra instancia de movilización nacional para el martes 23 en Durazno. Si bien el problema económico no es igual para los grandes productores que para los pequeños y medianos y aquí tendríamos que entrar a separar los bagres de las tarariras, es cierto que la mayor parte de las reivindicaciones son correctas, se pide que baje la presión fiscal, los costos operativos y que se estimule la producción nacional para que no sigan cayendo empresas pequeñas y medianas al tiempo que continúan creciendo en tierras y en beneficios grandes corporaciones extranjeras que cuentan con todo tipo de privilegios por parte del partido de gobierno y también con la simpatía de la mayor parte de la oposición. Desde la creación de la ley forestal, la Ley de Inversiones, hasta la última aprobación de la nefasta Ley de Riego, pasando por el aumento de las zonas francas y los beneficios tributarios a grandes corporaciones y al gran capital, al mismo tiempo que se constata un déficit fiscal creciente, con una también creciente deuda externa que se ha triplicado en los últimos años y continúan desapareciendo cientos de pequeños productores cada año, que además de luchar contra el clima que muchas veces determina el éxito o el fracaso del año, cargan además junto a la gran mayoría de los trabajadores con el mayor peso tributario.

¡Hay otro camino! Hace falta cambiar este modelo neoliberal que se está aplicando y que está agotado. Si no, no va a quedar nada en pie, ni nadie produciendo, ni nadie trabajando. Hace falta un Frigorífico Nacional para que los capitales brasileños que dominan la industria no impongan un precio de exportación para el consumo local y para terminar con la exportación de ganado en pie como pasa ahora, con cero valor agregado, 327.000 cabezas en el último año mayoritariamente hacia Turquía. Hace falta un ente nacional que esté dedicado a la pesca y una flota pesquera nacional, tenemos un Ministerio que dice ser de Ganadería, Agricultura y Pesca; y la pregunta que se impone es, ¿dónde está la pesca? seguimos de espaldas al mar y a su gran riqueza, otro gran rubro que podría contemplar las necesidades alimenticias de grandes capas populares. Hoy pescan los chinos y pesca cualquiera en nuestro mar territorial. Hace falta un ente autónomo que garantice el mercado y los precios para la producción y la distribución, hace falta parar la extranjerización y la acumulación, la depredación de los recursos naturales. Hace falta empezar una reforma agraria. Para los que dicen que hoy no hay crisis, en un intento de tapar el sol con una mano, les avisamos que esta crisis que está instalada es mucho más profunda de la que estaba presente en aquella década del 70. En síntesis y en definitiva la lucha hoy por la liberación nacional y social sigue siendo contra los mismos enemigos que tiene la clase trabajadora y los demás sectores populares.
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