Editorial: La economía sigue sin resolver los temas sociales

Cuando la humanidad marcha por caminos de enorme peligrosidad para la paz, y el enorme deterioro de sus relaciones sociales, y políticas, mostrando en forma cada vez más amplia y notoria, que las riquezas ilimitadas en muy pocas manos, cada vez más entran en contradicción abierta con las necesidades de los trabajadores y de los pueblos en general independientemente del nivel de desarrollo en que se encuentren. Es que el capitalismo está dando sobradas pruebas que no ha podido resolver los problemas de la humanidad, ni tampoco la burguesía imperialista quiere hacerlo. Es evidente que el capitalismo ha producido en está época recursos ilimitados producto de la explotación de los pueblos, y de la apropiación por sus compañías de las riquezas universales que lo han ido logrando a través del chantaje y la guerra. Lo cierto es que los recursos a gran escala todavía no se destinan al desarrollo económico y social, por más que su enfoque podrían resolver los problemas de la alimentación, la violencia, las crisis migratorias en aumento, y la desintegración de países donde la agresión externa ha instalado el caos, el hambre y la cada vez más difícil integración política que propicia el robo descarado de sus recursos como es el caso de Libia, aunque la lista de países es larga. También lo que muestra que la lucha imperialista en los últimos años se ha ido extendiendo, a veces sin objetivos muy precisos, pero lo cierto es que la situación en este tiempo es que los cambios en la economía mundial, son muy grandes sobre todo en lo que significa el rol de primer orden de Asia en la economía y la política mundial que presagia el enlentecimiento de Estados Unidos y el relego cada vez mayor de la Unión Europea. En nuestro país, las políticas de gobierno han promovido largamente la optimización de la ganancia en primer lugar para el sector financiero, y beneficiarios directos de la política de gobierno, que en el proceso de privatizaciones crecientes, las demandas sociales pertenecientes a las clases populares, han ido quedando para el gobierno, en la noche de los tiempos. Hoy en nuestro país, ello esta ampliamente extendido y es por demás verificable, cuando observamos lo que sucede con miles de personas que trabajan en forma informal, y ello obliga a la política oficial a ocuparse en forma creciente de los temas vinculados a la seguridad publica apelando a la represión directa y a un mayor control de las calles por medio de las imágenes, y control por parte del Ministerio del Interior, donde día a día se extiende su actividad en distintas zonas del territorio nacional. Lo cierto es que todos los días más y mayores conflictos por salario aparecen pues esta política a relegado el salario a un plano inferior pues para los propietarios y dueños de empresas este es un factor inflacionario. Con este comportamiento oficial, lo único que resulta es la ampliación del descontento social por lo poco que rinde el salario o las jubilaciones. Por ello, es que un programa popular debe basarse en la construcción de viviendas, aumentar las jubilaciones y salarios, tener en cuenta la Salud Pública, no permitir las privatizaciones en la educación y defender al medioambiente, y especialmente el agua.