Columna: Balance
- La Juventud Diario
- 11 dic 2017
- 2 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de la UP
Nuestra Up – AP no nació para sumar diputados, aunque la trinchera parlamentaria es de gran importancia estratégica. La UP-AP nació para recuperar nuestras mejores memorias y para instalar en el corazón y la conciencia de la gente el Programa artiguista que la Patria necesita. Nuestra UP-AP nació para retomar un camino hacia la Liberación Nacional y para crear las condiciones que nos lleven a una futura y necesaria sociedad socialista. La UP AP no define las vías concretas que el pueblo deberá transitar en el futuro; sólo define un camino para hoy. Cuida el Programa y la ética, y no las negocia jamás en las eventuales políticas de alianzas que beneficien la causa popular en temas concretos. Si realmente creemos que un cambio radical es posible, que podemos avanzar hacia un futuro socialmente solidario y ambientalmente sustentable, en la presente etapa debemos convocar y ganar a todas las fuerzas posibles. Esto incluye al casi millón de compatriotas que viven fuera del país. Estos orientales viven situaciones muy diversas. Organizaciones de nuestra UP AP han hecho esfuerzos considerables en Buenos Aires y en Entre Ríos para acercarse a ellos; y más esporádicamente lo hemos hecho en otros países cercanos y lejanos. En Buenos Aires la UP AP ya está bien organizada. Pero mi experiencia en Australia, (donde viajo cada dos – tres años por razones familiares), me demuestra la necesidad de definir una dirección de trabajo planificada y sistemática hacia la diáspora. Las distancias en Australia dificultan la posibilidad de que los simpatizantes de la UP se reúnan periódicamente. Tenemos algunos compañeros de fierro en ese pequeño grupo y cada cual hace militancia a su manera. Los rodea una periferia de amigos que están todavía con dudas para sumarse a nosotros, y para acercarlos deberá trazarse un plan que deberá ser muy creativo, atento a las peculiaridades de cada lugar. Debemos apoyar su diseño, aunque lógicamente la última palabra será de los compañeros de allá. Nuestro deber es no abandonarlos, pensar juntos. Cada grupo uruguayo en el extranjero requerirá un plan de trabajo trazado con el protagonismo de nuestros militantes allí, que usualmente son pocos todavía. Este noviembre, en las reuniones con el Foro Social latinoamericano de Sydney y con representantes de la izquierda australiana, advertimos que nuestra UP AP ya es referente de interés para muchos revolucionarios de otras partes del mundo. No puedo entender cómo compañeros de acá (tan decepcionados de la cúpula del FA como nosotros) no se nos suman ya, de inmediato, en la construcción positiva que todos necesitamos. La izquierda australiana empieza cada “meeting” evocando a la parcialidad aborigen que vivió en el rincón donde la reunión tiene lugar. Nada se olvida. Tampoco podemos olvidar los sueños del pasado; por eso en Australia se habla de los “tiempos de sueños” que deberán retomarse y cumplirse. En todos lados se aprende. Nuestra diáspora, cuando se inserta en las luchas locales, no pierde identidad sino que la enriquece. Desde su aprendizaje y sus estudios formales, sumados a su experiencia laboral, tiene mucho para enseñarnos. La necesitamos.
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